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Raham aspiro el olor húmedo del lugar, la lluvia no tardaría en caer, y debía preparar un maldito vuelo, miro a Lysandro que ya se le dio aviso y esperaba ansioso su llegada, se acercó a él con la demanda que no interferirá, debía hacer el trabajo ahora él.

Acto que el chisco le hizo una mirada de mala gana, este resoplo sacado una cajita de polvo blanco del cual hizo dos líneas que inhalo sacudiéndose eufóricamente.

—Deja esa mierda —espeto Raham —Te quiero cuerdo, no como animal salvaje.

—Solo andaba ansioso, no puedo evitarlo cuando algo se avecina.

—Esa mierda te esta poniendo paranoico, los demás carguen las cajas no dejen nada, este lugar ya no está limpio —ordeno el oscuro. —No después de esta noche, si algo tengo claro que aquí no somos caritativos, mucho menos nos gusta que nos vean la cara de imbéciles, saben muy bien que unirse solo firman su sentencia, no hay salida.

—Eso es tan aburrido —Raham le dio una mirada de reproche a Lysandro y este solo se subió a una de las cajas sacando un cigarrillo. —Te dejo seguir con tu discurso, espero que esto termine temprano tengo una rubia esperando en el yet. Tranquilo te estas contaminando como ellos, suficiente tenemos con ellos para que les hagas tercera. Mira ahí viene —inquirió Lysandro ante el humano que venía nervioso.

Si algo tenía el clan es que nunca muerdas la mano que te da de comer, como también no abuses de lo que te dan, se corta la raíz contaminada, pero se lleva todo lo que lo rodea, algo que Fasat, olvido que, si el muere, muere la mujer que eligió sin saber de este mundo.

Raham incluso su rostro de lado, mirando al sujeto, ese mismo que hace dos años él puso en lugar de otro imbécil, que les vio la cara, o tal vez solo era una coincidencia la misma que hizo Fasat.

Tal vez aquel cayo en la trampa, y este había tomado su lugar, era claro entra mucho dinero en las apuestas como la entrega, Fasat era quien se engarba de los negocios con los humanos, centros comerciales, y local específicos en el lavado, había uno de cada espécimen encargado en los negocios y este sería la única vez que un humano tendría control, después de esto ninguno tomara tal confianza.

—Señor Cortez disculpe mi tardanza, estaba lidiando con cierta persona insignificante, siempre queriendo más de lo que se les da. — bramo el hombre con burla.

Lysandro se burló un poco, mientras Fasat noto la seriedad de su jefa, sus ojos fríos y como tena metido las manos en sus bolsillos era una mala señal debía fingir que no sabía nada, sin importar debía mantener la calma, ellos eran animales, y bueno el quería sacar tajada si algo pasara.

—¿Cuánto tiempo tienes trabajando par a mi Fasat? —cuestiono Raham —Porque creo que te he dado todo ese tiempo para no meter mierdas mucho menos dejarte pasar insignificantes errores, esos que —hizo una seña a uno de sus hombres.

El hombre siguió al tipo que este abrió el cofre del auto sacando a uno de sus compradores, no pudo evitar ponerse pálido, la misma sangre empezó a dispararse, como su corazón acelerarse notando el mismo oscuro.

—Creo que lo conoces muy bien —comento Raham tranquilamente —Sabes, el negocio en si no es mío, es de la familia, y a la familia debo cuidar sus intereses, así que la mierda debe quitarse, sabes a lo que me refiero.

—Señor Cortez —el alfa solo alzo la mano que guarda silencio.

—Hazlo —le indico a su hombre y como este corto el cuello del otro.

Fasat tembló como se llevan el cuerpo del sujeto y sabía que ahora seguiría él.

—Odiamos las mentiras, no sabía que necesitabas tanto dinero para robarnos frente a nuestras narices, no solo eso, fabricar droga sintética, corrección plástico de mala calidad, el hombre que viste suplico por su vida, sabes que no están difícil dar con tipos como tú, el sapo siempre será sapo, ahora lo que quiero saber, más bien espero escuchar de tu propia boca que te llevó a traicionarnos.

—Señor puedo explicarlo.

—¿Explicar? Que me vas a explicar cómo nos viste la cara, bueno tranquilo, deberías saber que todo se sabe, que el mas mínimo error delata, ahora el asunto aquí no es que te corte la cabeza, si no que pasara con la indefensa de tu mujer.

—Ella no tiene nada que ver —suplico Fasat arrodillándose.

—Claro que tiene que ver, cuando se mete en esta hermanada, se mete con toda la familia carga con el estigma, y tu debías saberlo, pero bueno ahora debes saber que será tranquilo todo, le daremos una muerte que ni ella pueda darse cuenta.

—Me gusta el término de la bella durmiente, luego podemos abrirle las piernas y ver que tanto tiene ahí —sugirió Lysandro

—¡Por favor no! Por favor ella no tiene nada que ver, solo...Solo estaba siguiendo órdenes —dijo el hombre.

—¿Ordenes de quién? —cuestiono Raham sin creerle.

—Un tipo, un tipo vino a mí que, si no lo hacia mataría a mi familia, no tuve opción que hacerlo, es la verdad, créeme mi esposa no la toquen ella cree que soy promotor de peleas, nada más, por favor créenme.

—Yo digo que está mintiendo, que hombre, cuando todas las cámaras indican que dabas ordenes, a las meseras, no puedo creerlo, en nuestras narices Raham, tipo como el son ratas que solo quieren más, eso nos pasan por darle una oportunidad de ser parte de este mundo, a las ratas hay que quemarlas —sugirió Lysandro con una sonrisa, se bajó de la caja y camino hacia el hombre —Dime porque debemos perdonarte, cuando no nos causas lastima.

—Denme una oportunidad, por favor, le prometí a mi esposa que regresaría, no puedo morir, no puedo —suplico el hombre aferrándose a las piernas de Lysandro.

—Ya mátalo, se nos hará tarde el viaje, además dudo que tus padres les agrade que te retrases.

Raham no respondió, movió su cuello ambos lados quitando la tensión, el hombre empezó a irritarlo con sus suplicar, así que le indicó Lysandro que lo levantara, se acercó hasta él, quito el cigarrillo de su sobrino y lo puso en la mejilla del hombre quemándolo.

Este solo grito por la quemadura en su carne, el joven oscuro solo se carcajeo burlándose de que la nena gritaba por una leve quemadura.

—Sabes Fasat te había tomado cariño —dijo con sarcasmo —Pero bueno será una pena que debas morir.

—Por favor.

—Tranquilo, será rápido, no quiero manchar mi traje, y sobretodo tengo algo deprisa, pero esto servirá para aquellos que nos van el pelo, y se metan con nosotros, creen que no nos damos cuenta, te corrompiste por un par de dólares, bien esta será una despedida.

—Por favor no, por favor...

Raham solo sonrió, sus ojos cambiaron a un carmesí, Lysandro empujo al tipo donde el mismo oscuro enterró su puño en el pecho del hombre, y como este escupió la sangre salpicando el rostro del lobo.

—Mierda que desastre —dijo Lysandro como el tipo cae al sueño. —Mírate ya te ensucio el imbécil, que asco.

—Hay que limpiar esto.

—Y luego dices que no debo ser un asesino —reprocho Lysandro.

—Eso era una mierda, no estoy de humor será mejor que...

—¿Qué fue eso? —pregunto Lysandro —No estamos solo.

Kenia había visto como habían matado a Fasat, había intento no hacer ruido, que por desgracia su teléfono sonó, ante su amiga que esperaba que tuviera el dinero listo.

—Ve —ordeno Raham.


Ella por su parte no pudo más que salir de su escondite y correr, el oscuro noto de quien se trataba mostrando una sonrisa.

Clan loboWhere stories live. Discover now