XXVIII. Buen novio

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Narra Mar

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Narra Mar

El siguiente día desperté con un dolor horrible en la pierna. Apenas podía ponerme de pie sin que una punzada intensa recorriera mi muslo. Me preocupé de inmediato, sabiendo que no era un buen signo. Agarré mi teléfono y llamé a Derek.

Llamando...📞

Derek 💙


Derek: ¿Hola? —contestó con un tono de recién despertado.

Mar: Derek, me duele muchísimo la pierna —le dije, tratando de mantener la calma, pero mi voz temblaba un poco.

En un instante, su tono cambió. Pude escuchar cómo se levantaba de golpe.

Derek: Voy para allá. No te muevas de la cama, ¿vale?

Mar: Vale —respondí, sintiendo un alivio momentáneo por saber que vendría.

Colgamos, y me quedé en la cama junto a Galet, quien me miraba con sus ojos llenos de preocupación. Acaricié su cabeza, tratando de calmarme mientras esperaba a que Derek llegara.

Minutos después, escuché la camioneta de Derek estacionarse afuera. El sonido familiar del motor apagándose me dio un poco de calma. Poco después, escuché cómo tocaban la puerta y luego la voz de mi hermana abriéndola.

HM: ¡Hola, Derek! —saludó.

No alcancé a escuchar su respuesta, pero enseguida escuché sus pasos rápidos subiendo las escaleras. En un instante, la puerta de mi cuarto se abrió y ahí estaba él, con una expresión de preocupación en su rostro.

Derek: ¿Cómo estás? —preguntó, acercándose a mí rápidamente.

Mar: Me duele mucho —respondí, mi voz saliendo más débil de lo que esperaba.

Mi hermana estaba recargada en el marco de la puerta, también preocupada.

HM: ¿Está bien? —preguntó, mirando directamente a Derek.

Derek se arrodilló junto a la cama y comenzó a revisar mi pierna con cuidado. Al hacer un poco de presión, no pude evitar soltar un quejido de dolor.

Derek: Lo siento, lo siento —dijo rápidamente, retirando las manos—. Vamos a llevarte al fisio para que te revisen.

Asentí, confiando en que él sabía lo que era mejor. Derek me ayudó a levantarme, tomándome de la cintura con cuidado. Cada movimiento dolía un mundo, pero la firmeza y el cuidado de Derek ayudaban.

Derek: ¿Me ayudas con la puerta de la camioneta? —le dijo a mi hermana y ella corrió hacia abajo.

Me apoyé en él mientras bajábamos las escaleras lentamente. Cuando finalmente llegamos a la camioneta, Derek me ayudó a subir con la misma delicadeza. Sentí el alivio de poder sentarme y, aunque el dolor persistía, la presencia de Derek me hacía sentir un poco mejor.

A Segunda Vista - Mar SerracantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora