XV. Soy experto

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Narra Derek

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Narra Derek

Bajamos de mi habitación y encontramos a Liv en la sala, viendo televisión. Al vernos, sonrió ampliamente.

Liv: ¡Mar! —exclamó, levantándose para saludarla—. ¡Qué gusto verte!

Mar: Hola, Liv —respondió, devolviéndole la sonrisa—. ¿Cómo has estado?

Liv: Recién acostumbrándome a tener a este niño de vuelta —Le dediqué una mirada a mi hermana diciéndole que se comportara— Te ves igual de linda que siempre

Mar: Gracias, igual tú

Intercambiaron algunas palabras, riendo y poniéndose al día. Fue un momento agradable, hasta que la atmósfera cambió drásticamente con la llegada de mi madre.

Joan: Wow, miren quién está aquí —dijo mi madre con una voz cargada de sarcasmo.

Mar se tensó de inmediato, y yo sentí cada uno de los segundos incómodos que venían. La persona menos adecuada en el momento menos indicado. Liv, notando la situación, intentó intervenir.

Liv: Mamá, por favor...

Joan: ¿Qué? Solo estoy diciendo que es sorprendente ver a Mar aquí otra vez después de todo este tiempo —continuó mi madre, con una sonrisa falsa.

A nadie de mi familia les ha importado nunca con quien esté. Les daría totalmente igual si me muero soltero. Pero con Mar... Específicamente con Mar. No les agrada nada, siempre fui así y es una de las principales razones por las que solía pelear con ellos casi a diario.

Derek: Mamá, ya —dije, tratando de mantener la calma, pero mi voz salió más dura de lo que esperaba.

Mar me miró, nerviosa, y trató de apaciguar la situación.

Mar: No te preocupes, Derek. No vale la pena

Joan: Claro, Mar. Estoy segura de que entiendes lo que es no valer la pena —soltó mi madre.

Liv: ¡Mamá!

Eso fue suficiente. Sentí que todo mi cuerpo se tensaba, y mi mandíbula se apretó. Miré a mi madre, enfrentándola directamente.

Derek: No quiero que vuelvas a hablarle así —le dije, alzando la voz más de lo que había planeado—. No tienes ningún derecho

Joan: ¡Soy tu madre! ¡Eso me da el derecho! —levantó la voz también.

Derek: ¡No, no es cierto! —Mar puso una mano en mi brazo, tratando de calmarme.

Mar: Derek, no te metas en problemas

Derek: ¿Porque no mejor te vas a ver que está haciendo tu hijo favorito, eh? —Mi madre iba a decir algo más, pero tomé la mano de Mar y tiré de ella suavemente— Vámonos —le dije, mi voz más tranquila.

A Segunda Vista - Mar SerracantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora