XXVII. De primeros

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Narra Derek

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Narra Derek

Desperté el día de nuestro partido con la energía suficiente para correr a Madrid ida y vuelta. Era un partido importante, el último antes de la clasificatoria, y una victoria nos podría asegurar el primer lugar en el grupo. Sin embargo, la razón de mi nerviosismo no era solo la importancia del partido, sino que íbamos a enfrentarnos a PIO. Sabía que tenía que jugar bien e ir por esa victoria, pero el hecho de que fuera el equipo de Mar añadía una capa extra de presión.

Me levanté de la cama y me dirigí al baño para refrescarme. Mientras me cepillaba los dientes, trataba de calmarme y enfocarme en el juego. "Solo es un partido más," me dije a mí mismo, pero no podía sacarme de la cabeza la idea de que este enfrentamiento tenía otro significado.

Después de vestirme con mi uniforme y preparar mi mochila con todo el equipo necesario, tomé mi teléfono y le envié un mensaje a Mar.

"Nos vemos en el Cupra"

Ella respondió rápidamente con un emoji de beso, deseándome buena suerte.

Recogí mis cosas, asegurándome de no olvidar nada, y me dirigí a la puerta. Antes de salir, hice una última revisión rápida de mi mochila para asegurarme de tener todo lo necesario. Esto es importante. No podemos permitirnos ningún error hoy.

Subí a mi camioneta y arranqué el motor. Mientras conducía hacia la arena, traté de visualizar el partido y olvidarme de quienes eran el equipo contrario. El antecedente dice que PIO suele ser padre de Móstoles.

El camino al estadio se sintió más corto de lo habitual, probablemente porque mi mente estaba ocupada con pensamientos sobre el partido. Cuando llegué, estacioné la camioneta y respiré hondo. Salí del vehículo, agarré mi mochila y me dirigí hacia la entrada del Cupra.

Entré al vestuario y mi equipo ya estaba allí, preparándose para el partido, ajustando sus uniformes y hablando de estrategias. Me uní a ellos, sintiendo el peso del partido sobre mis hombros. Necesitábamos salir a matar o Jijantes se quedaría de primeros. Ya estábamos empatados en puntos y vamos arriba en diferencia de goles por sólo uno.

Después de un breve intercambio de palabras motivadoras con el entrenador, salimos juntos.

Al salir del vestuario, la vi. Mar estaba allí, esperando. Su sonrisa siempre tenía un efecto calmante en mí, pero hoy, mi nerviosismo parecía inmune a todo, el maldito. Se acercó y me saludó con un beso.

Mar: ¿Estás bien? —preguntó, notando algo en mi expresión.

Derek: Sí, solo... algo nervioso —admití, tratando de sonar más tranquilo de lo que realmente me sentía.

Mar: ¿Derek Ortega, nervioso? ¿Se acabará el mundo? —dijo, riendo.

Derek: Es que... es PIO —Me miró, cómo esperando algo más, alguna respuesta más congruente.— No quiero que lo que pase en el partido cause problemas.

A Segunda Vista - Mar SerracantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora