XXXVI. Te prefiero aquí

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Narrador Omnisciente

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Narrador Omnisciente

Derek y Mar llegaron juntos a la estación de tren para el viaje a Málaga, pero él tenía que ir con su equipo y ella con el suyo.

En el vagón de PIO, Flor iba al frente, hablando con sus jugadoras sobre las posibles jugadas y cosas que iban a pasar en la semifinal. Sara Merida y Berta estaban también, aunque no podrían jugar por sus lesiones, iban a apoyar al equipo. Incluso Rivers entrenó con ellas el día anterior por si Nuria no podía entrar, que entrara ella de portera. Todo el ambiente era concentración y ojos puestos en el partido.

Mientras tanto, en el vagón de Ultimate Móstoles...































































































¡LO LO LOOOO!

¡LO LO LO LO LO LO LO LO LO LOOOOO!

¡GANAR HOY ES LO QUE QUIERO CORAZÓN!

¡Y EN EL PECHO EL LEÓN!

¡LA MOSTOLETA VA A SALIR HOY CAMPEOOON!

Ellos no estaban demasiado preocupados por lo que harían en la final. Jugarían cómo lo han hecho toda la copa y ya está. Iban desgarrándose la garganta cantando el himno de la mostoleta, junto a Mario y Noe.

Feliu: ¡Esta es la nuestra chavales!

DJ: De aquí nos vamos campeones, venga

Derek iba vibeando con sus amigos. La emoción de todos casi lo hizo olvidarse de su pequeñito problema... Bueno, pequeñito no. Si lo ponemos en la mesa, las dos opciones son: Quedarse, endeudado con 300 mil euros, teniendo que trabajar como esclavo el resto de su vida y olvidarse de cualquier cosa que su familia le ha dado. O, hacerle caso a su padre e irse a estudiar a Londres, en una universidad a la que no quiere ir, una carrera que no quiere estudiar y pasar el resto de su vida cómo miserable. Gran decisión.

Obviamente no quería irse, ahora menos que nunca. Estaba más que bien con Mar, le iba muy bien con Móstoles, podía encontrar otro trabajo, se sentía excelente. Pero vivir con una deuda así de grande no es fácil para nadie. Por eso prefiere no pensar en ello, porque no tiene idea de que hacer.

Ubón: Loco, ¿estás bien? —Se sentó en el asiento libre a su lado.

Derek: ¿Mm? —Devolvió la pregunta, no había escuchado nada.

Aleix: ¿Qué pasa? Necesitamos la mente del As aquí en tierra —Le revolvió el cabello.

Derek: Estoy, estoy

Feliu: ¿Estás, estás? No estás una mierda —De repente, todo Móstoles ya estaba rodeando a Derek— Yo creo que ya sé que le pasa

Los demás miraron a Feliu, esperando a que dijera algo más.

A Segunda Vista - Mar SerracantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora