XXI. PIO de amigas

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Narra Derek

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Narra Derek

Estoy en la cocina, mi santuario personal. No hay nada como perderme en el proceso de crear algo delicioso desde cero, o casi nada. Estoy experimentando con una receta nueva, algo que me había sugerido Mar la última vez que hablamos de comida. Cocinar siempre ha sido algo en lo que por alguna extraña razón tengo un gran talento. Una habilidad que muchos me han dicho podría convertir en algo real. De hecho era una de las razones por las que quise recorrer Europa, para conocer más sobre gastronomía.

Estoy solo en casa, así que aprovecho para concentrarme plenamente en la receta. La cocina huele increíble; el aroma del ajo y las hierbas frescas llena el aire. Me siento en paz, disfrutando del ritmo constante de picar, mezclar y probar.

De repente, escucho la puerta de la entrada abrirse y, para mi sorpresa, aparece Leo.

Leo: ¿Qué tal, hermano? —dice con su habitual tono despectivo.

Levanto la vista de mi sartén, tratando de no dejar que su presencia arruine mi día.

Derek: Hola —respondí secamente.

Se apoyó en el marco de la puerta de la cocina, observándome con una mezcla de burla y quien sabe que más.

Leo: Uno de mis amigos te vio en una transmisión de la... ¿Kings League? —dijo, enfatizando el nombre de la liga como si fuera una broma— Jugando con tu equipo, Móstoles

Sentí un nudo formarse en mi estómago. Sé a dónde va esto.

Derek: ¿Y qué con eso? —pregunté, tratando de mantener la calma.

Leo: ¿De verdad crees que llegarás a algún lado jugando en esa liga de segunda? ¿Con equipos showseros de un tipo que no hace nada más que jugar Fifa? —continuó—. Estás desperdiciando tu tiempo. Deberías hacer algo más productivo con tu vida.

Dejé caer el cuchillo en la tabla de cortar y lo miré directamente a los ojos.

Derek: ¿Y que te importa a ti? —dije, exprimiendo la poca paciencia que me quedaba— Que te de igual lo que haga con mi vida

Leo: No, y menos cuando llevas mi apellido. ¿Que te crees? ¿Que vas a ganar? —se burló— Ni siquiera en una liga tan falsa cómo esa vas a ganar algo

Me acerqué a él de frente. No estaba en mis planes agarrarnos a golpes, pero no iba a permitir que se siguiera burlando de mi. Antes de que pudiera hacer cualquier cosa, nuestro padre entró en la cocina. Su rostro se endureció al vernos.

Tomas: ¿Qué está pasando aquí? —preguntó, pero ya conozco la respuesta.

Leo: Nada, papá —dijo, adoptando un tono de falsa inocencia—. Solo estaba tratando de hablar con Derek sobre su futuro.

Tomas: Pues deberías escucharlo —Señaló a mi hermano— Si quieres un futuro cómo el suyo

Derek: Es justo lo que no quiero —dije, en voz baja.

A Segunda Vista - Mar SerracantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora