Hoy fue uno de esos días en los que todo se sale de control. Ver a Ava subir las escaleras con el tobillo lastimado me hizo sentir una preocupación que no podía controlar. No era solo por su lesión, sino también por el hecho de que había estado en la casa de un desconocido. Aparentemente, Ethan, el dueño del perro, fue muy amable, pero el simple hecho de pensar que Ava había ido a su casa y se había subido a su coche me puso los nervios de punta.
No pude evitar actuar impulsivamente y decir cosas que no debería. Me sentí completamente fuera de lugar cuando descubrí que mis celos estaban detrás de mi reacción. No puedo negar que parte de mi enojo era porque ver a Ava con otro tipo. Pero hice toda esa escena frente a mi madre y a Liz. Todo era un desastre.
Cuando hablamos en el baño, confirmé que mi preocupación iba más allá de una simple reacción protectora. Mis sentimientos por Ava no han cambiado, y la verdad es que eso complica todo. Estoy intentando hacer lo correcto y mantener nuestra relación en orden, tal como ella me lo ha pedido, pero estos sentimientos me están matando por dentro.
Es difícil aceptar que, a pesar de mis intentos de ser racional y mantener las cosas bajo control, lo que siento por Ava sigue siendo tan intenso. No puedo ignorar lo que siento. ¿Cómo podemos seguir siendo una familia cuando las emociones se vuelven tan complicadas?
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Hermanastros: Melodías Prohibidas
Roman d'amourAva, una joven apasionada por la música, se muda a Nueva York con su padre, Rob, quien está comprometido con Liz, una exitosa editora literaria. En la misma casa vive Max, el reservado hijo de Liz, que comparte la misma pasión por la música. Ambos t...