Capitulo 15

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La mañana se desarrollaba con el típico ajetreo familiar. La cocina estaba llena de aromas de café recién hecho y pan tostado, mientras la luz del sol entraba a través de las ventanas, envolviendo todo en una atmósfera cálida y acogedora. Me desperté temprano, preparé el desayuno con cuidado, y ahora me encontraba en la mesa junto a Max, Liz y Rob.

Liz estaba en su lugar habitual, frente a una taza de café humeante. Llevaba un vestido sencillo pero elegante, y su cabello rubio corto brillaba. Papá estaba en la otra punta de la mesa, con una expresión de cansancio mezclada con una pizca de impaciencia. Había dejado su café a medio tomar y estaba revisando su reloj con frecuencia.

—Buenos días a todos — dije mientras me sentaba, sintiendo una mezcla de calma y nerviosismo. La noche pasada había sido intensa, pero preferí no pensar en ello ahora.

—Buenos días, Ava — respondió Liz con una sonrisa radiante. Ella parecía estar en un estado de euforia, algo poco común en las mañanas, especialmente cuando el reloj avanzaba tan rápido.

—Hola—dijo Max, tomando un sorbo de su café y mirando a Liz con curiosidad—. ¿Por qué estás tan feliz hoy mamá?

Liz dejó la taza sobre la mesa y se inclinó hacia adelante con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Tengo una gran noticia! —exclamó, claramente emocionada—. La influencer literaria que mencioné ayer en la cena, va a visitar nuestra editorial esta mañana. Y no solo eso, ¡sino que también va a hacer una entrevista para su blog! Es una gran oportunidad para nosotros y para la editorial.

—¡Qué emocionante! —dije, intentando compartir su entusiasmo mientras me servía una tostada—. Debe ser una gran oportunidad para ti.

—Lo es, Ava —dijo Liz—. Estoy un poco nerviosa, pero muy emocionada.

Papá que parecía estar preparándose mentalmente para su día, suspiró mientras se tomaba un último sorbo de café.

—Sí, y yo voy a estar en el hospital todo el día. —dijo Rob, mirando su reloj nuevamente—. Es mi turno de guardia, así que no estaré de vuelta hasta bastante tarde, lamento no poder acompañarte.

—¡No te preocupes cariño! —dijo Liz, girándose hacia él con una expresión preocupada—. Espero que tu turno pase rápido.

—Gracias —respondió Rob con una sonrisa cansada—. Aunque, a veces, no es tan malo como parece.

Max, que estaba a mi lado en la mesa, estaba revisando su teléfono de vez en cuando, como si también estuviera consciente del tiempo.

—Estoy retrasado, mi clase comienza pronto —comentó Max, mirando a Liz y Rob—. Solo espero que no me detenga el tráfico.

— Sal lo mas pronto posible cielo —dijo Liz mientras se levantaba para preparar sus cosas.

—Sí, ya lo sé —dijo Max, dando un sorbo a su café—.

Mientras Liz y papá seguían hablando sobre sus planes para el día, Max y yo nos mirábamos de reojo, sin mencionar lo que había pasado la noche anterior. La tensión en el aire era palpable, pero ambos hacíamos un esfuerzo por mantener la conversación enfocada en lo cotidiano.

—Bueno, creo que es hora de que me vaya. —dijo Liz—. No quiero llegar tarde para la entrevista.

—Yo también me voy —dijo papá, levantándose de la silla y dando un último vistazo a su reloj—. Voy a llegar tarde si no me apuro.

—Cuídense —les dije mientras se dirigían hacia la puerta.

—Claro, nos vemos luego —dijo papá, dándome un abrazo rápido antes de salir.

Hermanastros: Melodías ProhibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora