15• Basurita.

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México

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México

—¿Ya te vas?—le pregunté a Yugoslavia.

Había pasado masomenos un mes y medio desde que USA y Yemen llegaron al edificio. Por parte de Yemen lo único que debo decir de él es que es un roba felicidad...

Si yo pierdo el amor, Yugo lo encuentra.

Y adivinen quién fue el afortunado. Exacto... Yemen...

Yugo llegó en una mañana del jueves, solo para despedirse de mi ya que cuando llegara de la escuela, ella no estaría para recibirme. Todo gracias a ese tipejo.

—Si Méxi. Lo siento mucho por no quedarme—me tomó de la mejilla la acarició con suavidad—. Te deseo éxito, no te pongas nervioso y recuerda todo lo que practicamos ¿Okay?—asentí fingiendo una sonrrisa—. Me voy...

Salió del apartamento. Y me quedé allí unos minutos, tratando de no llorar. Me sentía ridículo...

El concurso de canto se atraso para después de un mes y después lo volvieron a atrasar para esta semana. De nuevo, Jueves, me tocaba ir a biblioteca para cantar frente a los profesores de artes.

Mi madre me mandó mensaje. Baje al estacionamiento y entre en el coche para que me llevara a la escuela, al llegar ella me abrazó y me dijo:

—Suerte.

Asentí y baje del coche. Camine hasta la entrada y con temor entre a la escuela. En una parte de la plaza cívica estaban Alemania e India checando a los alumnos que iban a ir a biblioteca para cantar.

Me acerque, rápidamente me notaron y tomaron mi asistencia.

Quería largarme de allí, me arrepentía de haberle hecho caso a Japón y aunque me salte clases prácticamente durante toda una semana, eso afectaba mi promedio, entregaba los trabajos pero la falta justificada afectaba mi asistencia perfecta, por lo tanto, a mi.

Los "recordatorios" constantes de Croacia solo hacían que cada noche antes de dormir, su voz apareciera en mi cabeza. Maldito...

Nos pasaron a biblioteca. Alemania dio unas palabras antes de empezar y ahora sí. Los alumnos con el apellido que comenzaba con la 'A' pasaron primero.

Agradecía internamente por tener el apellido Vázquez, técnicamente era el último en pasar por lo que estaba preocupado y a la vez no.

Uno a uno iban pasando, algunos lo hacían increíblemente bien y otros solo iban y se hacían los graciosos. El timbre sonaba al final de cada módulo, tardaban demasiado, el timbre del recreo había sonado.

Estaba desesperado, por más clases que me saltara... Historia era la excepción. Este jueves era decisivo. Cantaba y me perdía historia o no cantaba y decepcionaba a todos.

—México... Tu turno.

Me levanté de la silla y fui al frente. En mi trayecto pude notar como algunos sacaban sus celulares discretamente. Suspire derrotado.

The Teacher °Usamex°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora