La bestia con armadura

30 6 3
                                    

—¡Muévete! — Rita estaba exasperada mientras apartaba a su hermana con fuerza. Con todas sus fuerzas pateo la celda repetidas veces hasta finalmente esta cedió cayendo de forma estruendosa permitiendo que los pequeños salgan de su encierro, momento que aprovecho para tomar de la mano a los dos pequeños para llevárselos consigo.

De un momento a otro todo el lugar estaba hecho un caos con científicos y guardias corriendo armados por todos lados con desesperación, pero en esos momentos ese desespero de los captores era su mejor arma para camuflarse entre la multitud nerviosa sin ser vistos rezando porque Sho junto a Fernando hayan corrido con la misma suerte.

—Princesas, por aquí —Fernando asomo su cabeza por un armario de limpieza llamando la atención de ambas con un susurro, ellas se apresuraron a entrar acompañadas de los nuevos compañeros algo que sorprende a Sho mientras suspira un poco pues con el tiempo que lleva conociendo a ambas demonios sabia de sobra que su moralidad no les habría permitido dejar a su gente a su suerte, es lo que haría un gran líder después de todo.

El lugar donde se esconde es algo pequeño, pero seguro. Después de todo, ¿quién pensaría en ir por una escoba en una situación así? Un pensamiento acertado sin duda alguna. Con cuidado, bloquean la puerta con un trapeador antes de sentarse (como les fue posible) para tomar un poco de aliento.

—¿Cuánto tiempo llevan aquí? —Sho se dirigio a los dos chicos que estaban cautivos.

—Tres meses. Somos los últimos esta vez. Se les acabaron rápido los sujetos —respondio el mayor de los chicos con voz triste y desalentadora.

—¿Cuántos había? —cuestiono Rita, esta vez con un enojo visible en su rostro—. ¿Qué edades tenían?

—Éramos cien. Todos tenían nuestra edad. Esas personas decían que necesitaban niños fuertes. Aún recuerdo las súplicas y los gritos de todos los que se fueron.

Nadie hablo, incluso el valiente Fernando estaba visiblemente aterrado los sentimientos de miedo, ira y culpa se apoderaron del grupo sobre todo de Katarina quien se atormentaba mentalmente mientras su hermana gritaba golpeando la pared con furia a la vez que Sho intentaba controlarla para no llamar la atención; lo único que es capaz de hacerlos volver en si fueron sonidos provenientes del exterior, sonidos metálicos que chocaban en el piso como unas fuertes pisadas. Intrigados, asomaron la mirada y se topan con una criatura robusta cubierta de metal una mezcla bizarra entre un perro y un humano como una especie de quimera mal elaborada que solo podía gruñir con ferocidad mientras que uno de los exorcistas la controlaba gracias a un collar eléctrico.

—Esta es nuestra oportunidad de probar nuestro nuevo juguete —afirmo uno de los exorcistas mientras presenta, con orgullo, a la aterradora criatura.

—Yo se los dije, hermanos y hermanas, les dije que alguno de esos niños malditos serían fuertes para su propósito —Todos con excepción de los demonios resguardados festejan la llegada de esta extraña a la vez que horrenda criatura hecha a raíz de un niño inocente, un destino peor que la muerte sin duda alguna.

Algo que marco las vidas Rita y Katarina para toda la vida pues gran parte de su vida y su participación en la guerra la ocuparon para dar casa a estas criaturas abominables, pero no es momento de adelantarnos hasta ese punto.

—Esa cosa... ¿Es un niño?

—Era... Salgamos de aquí

Decreto Rita, siendo la primera en salir, seguida por los demás segundos después de forma cautelosa.

—¡Cuidado! —grito Katarina al notar que la bestia de metal se acercaba corriendo hacia su posición, sin pararse mucho a pensar en las consecuencias empujo a Rita para apartarla siendo ahora ella quien recibió todo el impacto, golpe que la deja inconciente con una herida sangrante en la frente.

Inferno (Inferno 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora