Elementos letales

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La tensión en el ambiente era palpable mientras Sho se acercaba a esa bestia metálica enviada por el enemigo. Nadie se atrevía a actuar sin antes analizar cuidadosamente sus posibilidades.

De repente, un intenso viento soplo haciendo que Sho tenga una sonrisa de par en par. Extendio su mano creando un remolino de aire a su alrededor, lanzando a todos sus enemigos por el aire. Esto le daba al joven demonio el tiempo suficiente para escapar con sus provisiones.

—Soy el huracán más poderoso al que se han enfrentado.

Entre los demonios, algunos son dotados con grandes cantidades de maná, lo que les permite crear innumerables hechizos, como es el caso de Katarina, mientras que otros nacían con la habilidad de controlar algún elemento natural, como Rita, Sho y Fernando.

Hablando específicamente de Sho, tanto él como Rita tenian la habilidad de controlar el aire.

—¡Tienen suerte de que me esté conteniendo aquí! —, reprocho mientras se aleja.

Una de las reglas más importantes entre todas las facciones es no dañar de ninguna forma al mundo humano. Incluso el más mínimo rasguño en un automóvil podría desatar un caos político incalculable, y los demonios ya tenían suficiente con la guerra contra los ángeles como para preocuparse por los nórdicos o los budistas por ejemplo.

Aunque los orígenes de esa bestia eras desconocidos, una cosa estaba clara: Estaba casi a la altura de un demonio de clase alta. Prueba de ello fue el corto tiempo que tardó en alcanzar al hermano mayor de Fernando y golpearlo en el rostro, dejándolo en el suelo.

—¡Oye, estúpido!—, Rita dio un salto desde su escondite impulsándose con la fuerza del aire, propinándole una certera patada a la criatura en el rostro.

—Muévete—, ordenó Rita, levantando a su compañero, quien apenas podía seguir su ritmo debido a la fuerza del golpe que había recibido.

—¿Cómo me encontraste?

—Estabas tardando y eso me preocupó. Ahora muévete.

Rita muestra autoridad con su tono, sin dejar de correr hasta llegar a un parque bastante amplio. Como era de esperarse, el monstruo nunca dejo de seguirlos en ningún momento.

—¿Por qué paramos?

—¡Ahora!

De inmediato, la tierra frente a la criatura metálica empezó a abrirse de par en par, haciendo que caiga al suelo de manera aparatosa.

—¡Muy bien! —Roger sale de su escondite entre festejos por su asaña—. ¡Toma eso!

—¿Controlas la tierra? ¡Espera! ¡Eso no importa! ¡Rita! ¡Dañar el mundo humano está prohibido!

—¿Crees que eso me importa en este momento? ¡Ustedes! ¡Ahora! —respondio Rita, instando a Roger a crear una zanja de tierra debajo de la criatura.

Santiago de igual forma salio de su escondite mostrando su dominio con él elemento agua humedeciendo la tierra creando una especie de arenas movedizas que se tragaron a aquella bestia. Todo fueron risas y festejos por unos segundos antes de que aquel monstruo metálico emergiera a la superficie por unos instantes, suficientes para tomar a Rita por la pierna y arrastrarla consigo a las profundidades de la tierra ante la impotencia de todos.

Desesperados rascaron la tierra con sus manos sin embargo, casi inmediatamente después de comenzar a cavar, el espacio de arenas movedizas empieza a temblar y a burbujear con intensidad. Luego, Rita y su atacante son expulsados, cayendo al suelo envueltos en un aura azul.

Katarina quien convenientemente desobedeció a su hermana al salir de aquel motel había llegado en el momento justo para salvar la situación acompañada de Fernando cuidándola como un noble caballero, sin embargo algo era diferente en la pequeña princesa, su sonrisa se había apagado siendo sustituida por una mirada fría y vacía. De esta forma empezó a acercarse a aquella bestia como si el miedo hubiera dejado su cuerpo dándole un discurso que mostraba la compasión que sentía por la bestia quien recordemos antes solia ser un niño de su edad.

—¡No puedo perdonarte por tocar a mi hermana! —

Katarina furia solto toda la ira que había estado conteniendo desde que descubrió el funesto destino de todos los niños atrapados por los exorcistas dando de esta forma de rienda suelta al segundo requisito para crear magia: el sentimiento. Deseando con todas sus fuerzas acabar con su enemigo haciendo caer una gran lluvia de fuego sobre el monstruo. Este grita de dolor, en un intento fallido de cubrirse, ante la mirada incrédula de todos los presentes.

Al parecer, la joven princesa no solo era una prodigo en la magia también era capaz de controlar el fuego.

Pero no hay tiempo que perder. Pues un gran tumulto se escucha a lo lejos, todo parecia apuntar a que los exorcistas restantes por fin habían podido alcanzarles por lo que vuelven a correr para seguir ganándoles distancia mientras siguien esperanzados en que el hechizo colocado acabara pronto.

¿Por qué no usan sus alas te estarás preguntando?

Bueno, la respuesta es que nosotros los demonios empezamos a tomar clases de vuelo a partir de los diez años. Cuando somos considerados listos para volar se nos otorga una que todos sin excepción deben tener. Por lo tanto, los demonios más jóvenes aún podían volar, ya que no sabían hacerlo como Zafiro.

Después de mucho correr, nuestros protagonistas llegaron a su escondite, agitados y agotados; pero sobre todo, frustrados por no haber conseguido su objetivo de escapar.

—Eso es irresponsable, Katarina. Eres la heredera al trono, no puedes actuar de esa forma —Rita no perdió el tiempo de reprimir a su hermana pues sus acciones aunque nobles eran —y siguen siendo, de nuevo créanme, lo sé por experiencia— arriesgadas para una señorita de su calibre.

—Si no lo hubiera hecho, estarías muerta. Tú y papá siempre me dicen que una emperatriz tiene que velar por el bien de sus compañeros, de su familia, y eso es lo que hice, mamá.

Rita fue tomada por sorpresa ante los comentarios de su hermana quien más que eso era como una hija para ella motivo por el cual la rubia usualmente se dirigía a ella como "mamá". No tuvo más opción que abrazarla pues le había quedado claro que estaba creciendo y aprendiendo más rápido de que podía percibir.

—Además, descubrí algo —agrego Katarina con orgullo—. Cuando quemé a esa cosa, noté algo gracias a mi visión calorífica. Dentro de esa especie de armadura, la temperatura estaba a más de diez mil grados, eso es lo equivalente a nuestro hogar pero con mucha más presión

—Eso es imposible —interrumpio Fernando, quien se encontraba recargado en la pared escuchando todo con atención—. Puede que sea parte demonio, pero nadie sobrevive a esas condiciones, sería como estar dentro de una cueva diminuta por horas.

—Sí, pero ya intentamos enterrarlo vivo y no le hicimos ni un rasguño —agrego Sho con seriedad—. Debe tener alguna clase de habilidad regenerativa, algo parecido a nosotros con las armas humanas.

—Aunque usen todas las lágrimas de Fénix en el infierno, hay algo que es innegable, no puedes regenerar lo que no existe —respondio Katarina confiada, por lo que todos la miraron.

—Miren, si lo encerramos en una cueva de arcilla y luego lo calentamos, crearemos un horno dentro de otro horno. Él puede regenerarse, pero todo tiene un límite. Si hacemos eso...

—Lo cocinaremos dentro de su propia armadura —respondio Fernando incrédulo ante el plan que acaba de idear la menor de las princesas.

Un plan tan alocado, pero a la vez tan bien pensado, que podría funcionar. Por otro lado los exorcistas regresaron a re agruparse a su base para poder organizar sus ideas.

—Bien, no pensé que llegaría este momento.Sé que llegaste apenas hace unos meses, pero es momento de tu prueba de campo. ¿Quieres que los demonios paguen por lo que le hicieron a tus padres?

—Sí...

El tono frío de su voz parecía sacado una pesadilla, esa voz en sus mejores días lograba helar la sangre del hombre más valiente. Una voz y unos ojos tan fríos y tétricos que reflejaban el odio impulsado por la venganza.

—Entonces, tráeme a las princesas vivas, Natalie.

Es hora de la batalla final.

Inferno (Inferno 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora