El pecado de los demonios

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—¡Bienvenidos! Sus habitaciones están arriba. Siéntanse como en casa.

—Gracias por recibirnos—, agradecieron todos al mismo tiempo con una leve reverencia, para luego dirigirse a instalarse en sus respectivas habitaciones en el siguiente orden: Katarina con Fernando, Rita con Valentina, y los hermanos Santiago y Roger juntos.

—¡Por... Por la vida! Katarina, eres una lindura. ¿No te han dicho que te pareces a Charlie Morningstar?

—¿A quién?

Katarina no recibió de buena forma el abrazo por parte de la humana pues no era buena con el contacto físico con desconocidos motivo por el cual termino actuando como un cachorro estresado por tanto amor, a lo que su hermana solo rie.

—Bueno, intenten descansar todo lo que puedan. Por la tarde, saldremos a buscar pistas... Y no se encariñen con este lugar, no sabemos si vamos a volver.

Ordeno Katarina en un tono frío pero serio. Rita era consciente de que cada misión que realizaban podía ser la ultima, pero escuchar esa advertencia de los labios de su hermana la hizo estremecerse un poco, la rubia noto esto por lo que la aparto del grupo para hablar con ella.

—Sé que la amas, yo también amo a Fernando, pero...

—Dudar te hará débil, y si eres débil, seguramente estarás muerta. Lo sé, Kata.

Respondio Rita, pues los Raiders no podian permitirse dudar. Eran considerados los cuatro mejores en el campo de batalla, quizás los cuatro seres más fuertes en Inferno y las princesas, ellas eran las que debían ser un ejemplo para su pueblo.

No podia haber dudas ni miedo en ellos.

Después de descansar y esperar la noche, todos los miembros del grupo fueron a sus habitaciones para vestirse con sus uniformes oficiales. Una vez que estuvieron listos con su respectivo equipo, repasaron la ruta que seguirán en su investigación hoy.

—Ya nos vamos. Una vez más, gracias por recibirnos, Valentina. Fue un placer conocerte.

Katarina estrecho la mano de su cuñada, quien temblaba un poco por el miedo que le produce esta despedida en la que podría perder a su novia y cuñada.

—Volveré, tontita—, agrego Rita besando los labios de su amada. —Confía en mí.

Salieron segundos después de su casa, iniciando así una larga ruta en la que recorrian las zonas que frecuentaron las víctimas de Natalie antes de fallecer.

A simple vista, todo lucia normal, sin rastros de magia o algo que indique que las víctimas estaban siendo seguidas desde hace unos días.

—Esto se está volviendo aburrido—, comento Roger llevando las manos detrás de la cabeza mientras miraba alrededor.

—Vamos, chicos. Sabíamos que esto no sería fácil—, respondio Katarina. —Rogers ha aprendido mucho de nosotros, pero intentemos ponernos en la cabeza de esa psicópata una vez más. ¿Dónde estaríamos si fuéramos ella?

—Probablemente nos estaría observando desde las alturas, como ese cabrón—, respondio Fernando señalando uno de los techos de las casas cercanas, donde se encuentran parados Alex y Natalie.

—Sabes, matar ángeles y vestir así te convierten en el sujeto más hipócrita que conozco—, agrego Fernando en tono burlón hacia el hombre que solo se limito observar.

—¿Nuevo juguete, Rogers? Das lástima—, agrego Rita con tono burlesco.

Segundos después de que una risa psicótica resonó por todo el lugar, y de un momento a otro Natalie Rogers se había movido frente a Katarina.

Inferno (Inferno 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora