《4》

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Después de las pruebas, Richard estaba confiado de que lo iba a llamar. Algo que nunca se le quito fue la arrogancia de su fe en si mismo. Maite ya estaba acostumbrada pero aun asi era algo irritante.

-Si viste... Me estaban mirando a mi, A MI. Viendo mi talento- dijo el chico mientras caminaban hacia su casa.

-Claro que los vi, solo que no quiero que te confíes demasiado Richard. Que tal que escojan a otra persona...- la voz de la razón en ese momento era Maite.

-Tiene razón, mi amor. Puede que nosotras te veamos como un crack pero tal vez otras personas vean algo diferente- Comentó la madre de Richard, ella los estaba acompañando y dijo que se podía quedar con ellos hasta que la tia Melba saliera del hospital.

-Lo sé pero como que tengo el presentimiento que puedo llegar más lejos...- mencionó con la misma sonrisa que siempre traía en el rostro.

Caminaron hasta la casa de Richard, hace años que eran amigos y nunca habían hecho una pijamada. La madre de Richard le entregó una pijama de la prima del chico, la cual le quedó perfecta. Jugaron un rato ambos chicos y a la hora de acostarse Maite seguía pensativa.

En su mente aún rondaba lo tiernos que fueron los Valderrama con ella. Hace años no sentía que de verdad le importaba a alguien así, tan paternalmente, eso se le hizo una cosa de otro mundo. Ella se encontraba nadando por sus pensamientos cuando volvió en sí ya que Richard le estaba hablando.

-¿Pensando en las nubes de nuevo Mai? - Mencionó el chico cuestionando dicha costumbre de su amiga.

-Perdón, siento que ya es un hábito muy desagradable de parte mía... debes estar mamado de siempre tener que despabilarme- dijo la chica mientras se voltea para verlo a los ojos.

-No me molesta, en realidad me gusta que seas así... de una u otra manera escapas de este mundo- mencionó el muchacho.

Hubo un momento de silencio en donde ella no sabia que decirle. Era de las primeras veces que Richard le decía algo tan lindo.

-Richard...- dijo la chica mirando hacia el techo.

-¿Si?- respondió el.

-Tu nunca me vas a abandonar ¿verdad?- dijo un poco tímida la chica.

- Pues... Si me dan ganas de dejarte pero ya no hay de otra- habló con un tonito irónico haciendo que la chica le lanzará un almohadazo a la cara.

- Vea que estoy hablando de algo serio... Ahg que pereza ud con sus chistes. Hasta mañana- la chica se volteo y se quedó dormida.

Cuando Richard vio que su amiga estaba dormida, sonrió para el y susurró suavemente.

-Primero muerto que abandonarla a usted.- dijo y el también cayó profundamente.

A la mañana siguiente todo era normal, la familia Ríos Montoya había recibido a la niña Maite así que estaban desayunando todos juntos parecía que nada malo iba a pasar ese día. Depronto tocaron la puerta, algo extraño ya que era domingo y no esperaban ninguna visita.

-Yo voy- mencionó el hermano mayor de Richard.

Fue hacia la puerta y lo único que paso después fue que unos encargados del ICBF llegaron a recoger a Maite. Eso solo significaba una cosa, la tía Melba había pasado a mejor vida y ahora Maite era responsabilidad del estado.

La niña estaba tremendamente asustada, no podía articular palabra. No quería volver a ese lugar en donde la trataban tan mal, su tía la había logrado sacar cuando su madre murió. Ahora que ella también había muerto, su peor pesadilla se había vuelto realidad: había quedado completamente sola.

𝙳𝚎𝚕 𝙴𝚜𝚝𝚊𝚍𝚒𝚘 𝚊𝚕 𝙲𝚒𝚎𝚕𝚘 || 𝚁𝚒𝚌𝚑𝚊𝚛𝚍 𝚁í𝚘𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora