《15》

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La música suave llenaba el salón mientras los invitados charlaban animadamente, muchos con copas de vino en la mano. Maite, que había logrado escapar un momento de Richard para buscar un respiro, caminaba entre las mesas, admirando la decoración. En el fondo, sabía que estar allí como la supuesta pareja de Richard no iba a ser tan sencillo como había pensado.

Mientras se ajustaba discretamente el tirante de su vestido, una voz familiar interrumpió sus pensamientos.

-¡Hombre, Maite! ¿Otra vez en eventos importantes? Siempre te veo metida en las mejores movidas.

Maite giró la cabeza y ahí estaba James Rodríguez, sonriendo de oreja a oreja con un vaso de jugo (aparentemente había dejado el vino por esa noche).

-James, ya sabes, es parte del trabajo. Los eventos importantes me buscan a mí, no al revés -bromeó ella, con una sonrisa confiada que parecía natural, aunque sentía el corazón latiendo rápido.

James rió.

-Eso explica por qué siempre te veo. Aunque, bueno, tú eres de las pocas periodistas con las que da gusto hablar.

Antes de que Maite pudiera responder, una sombra apareció a su lado. Era Richard, que la miraba con una ceja levantada, claramente incómodo con la escena.

-James, qué coincidencia verte aquí -dijo Richard, con una sonrisa que intentaba ser amigable, pero que claramente ocultaba algo más.

-¡Richard! Justo hablábamos de Maite. ¿Sabías que me hizo una de las mejores entrevistas de mi vida? Fue en una de esas giras con la selección. Es muy buena en su trabajo, ¿eh? -dijo James, con total sinceridad, ajeno a la incomodidad de Richard.

Richard no pudo evitar lanzarle una mirada rápida a Maite, como si estuviera evaluándola.

-Sí, sí, sé que es buena en lo que hace... Pero ahora está más ocupada ayudándome a sobrevivir esta gala. ¿Verdad, Mai? -dijo, poniendo una mano en su cintura de manera casi posesiva.

Maite lo miró de reojo, sintiendo cómo su incomodidad aumentaba.

-Sí, algo así... Pero no te preocupes, James. Todavía tengo tiempo para más entrevistas. Ya sabes dónde encontrarme.

James asintió, sonriendo como si no hubiera notado nada raro.

-Lo tendré en cuenta. Aunque, a este ritmo, me van a empezar a cobrar por hablar contigo.

Maite soltó una carcajada, pero Richard no parecía compartir la gracia.

-Bueno, mejor no monopolices su tiempo, James. Ella está aquí conmigo esta noche, ¿recuerdas? -dijo Richard, intentando sonar relajado pero claramente marcando territorio.

James levantó las manos en un gesto de rendición.

-Tranquilo, Richard. No quiero problemas. Aunque, debo decir, tienes suerte. Maite no solo es increíble en su trabajo, sino que también es una persona genial. -Le guiñó un ojo a Maite antes de alejarse-. Nos vemos, chicos.

Cuando James se perdió entre la multitud, Maite giró hacia Richard, cruzándose de brazos.

-¿En serio, Richard? ¿Qué fue eso?

Él la miró, fingiendo estar confundido.

-¿Eso? ¿De qué hablas?

-De tus intentos poco sutiles de marcar territorio como un león en la sabana. Parecías un perro celoso.

Richard se rascó la nuca, claramente incómodo.

-No es eso. Es solo que... Bueno, James es James, y tú... tú eres tú. Y no quiero que él piense que tiene alguna oportunidad contigo.

𝙳𝚎𝚕 𝙴𝚜𝚝𝚊𝚍𝚒𝚘 𝚊𝚕 𝙲𝚒𝚎𝚕𝚘 || 𝚁𝚒𝚌𝚑𝚊𝚛𝚍 𝚁í𝚘𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora