El celular de Richard sonó y el aun seguía en Shock, aquel beso lo había dejado demasiado desestabilizado. Casi al punto de seguir reviviendo la imagen y ver el mensaje de Maite fue lo de lo descontrolo más. Su compañero de cuarto era Johan Mojica por lo cual, se estaba disfrutando ver en ese estado a Richard riéndose de el casi al punto de no poder aguantarse y hacerle chistes.
- Manito yo de vos, le decía a Maite que la amo y ya. Deja tanto vizaje.- Mencionó mientras veía el techo.
- No puedo hacer eso... No es tan fácil, pendejo. Yo la cague la última vez que estuvimos juntos y ella me odio. - dijo mientras daba vueltas por el cuarto como si fuera un psicópata.
Johan soltó una carcajada.
—¿Ah, no? Porque, desde aquí, parece que vos sos el único que todavía se complica la vida. Si esa mujer te odia, entonces ¿por qué te besó anoche, ah?
Richard se detuvo en seco, clavando la mirada en su compañero.
—Eso no significa nada. Fue el momento, la situación. Ni siquiera sé si ella lo siente de verdad o si fue un impulso.
—Mano, mirate. Estás hecho un desastre. Pero te voy a decir algo, y poné atención porque esto es importante: si seguís huyendo, vas a perderla. De nuevo.
Las palabras de Johan resonaron en la cabeza de Richard como una campana. Tal vez tenía razón. Tal vez esta era su oportunidad de arreglar las cosas.
Tomó el celular y leyó el mensaje de Maite. No respondió de inmediato, dejando que sus dedos tamborilearan contra la pantalla mientras pensaba en cómo proceder. Finalmente, escribió:
Maite - Personal
"Claro que sí. Nos vemos en el lobby a las 8."
La habitación del hotel en donde se estaba Maite estaba vuelta un caos, tanto sus arreglos como los vestidos que había traído. Era como una revolución pequeña llena de maquillaje y brillos.Maite nunca había estado más nerviosa en su vida. Miró por última vez su reflejo en el espejo del baño, ajustando el vestido azul oscuro que había elegido para la ocasión. Aunque parecía tranquila por fuera, su cabeza era un caos absoluto.
"¿Por qué acepté esto? ¡Ah, sí! Porque soy una estúpida que le debe un favor a Richard después de que me ayudara con el desastre de periodista que soy y me dio el pase a los entrenamientos de la selección. ¿Por qué demonios tenía que ser una 'cena de gala'? ¡Con gente importante del fútbol, nada menos! ¡Y fingiendo ser su novia! Maldito Richard y su sonrisa irresistible..."
Un golpe suave en la puerta la sacó de su enredo mental.
—Maite, ¿estás lista? —dijo Richard desde el otro lado, con un tono que parecía nervioso, algo raro en él.
Ella tomó aire, salió y lo encontró de pie, impecable en un traje negro. Era injustamente atractivo.
Se quedo estática en un segundo, se veía demasiado bien y a su mente volvió aquel recuerdo de ese beso que se habían dado hace unos pocos días. Maite volvió en sí y miró confiada a Richard.
—Listísima... para avergonzarte frente a la Federación Colombiana de Fútbol —bromeó, intentando ocultar su nerviosismo.
Richard sonrió.
—Dudo que lo logres. Estoy bastante acostumbrado a los bochornos, ¿recuerdas mi debut con la sub-17? —dijo, en un tono ligero.
—Ah, sí, la caída épica cuando intentaste una chilena frente al arquero y se te fue el balón para atrás. ¿Cómo olvidarlo? —respondió ella, aliviada de que la tensión se disipara un poco.
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𝙳𝚎𝚕 𝙴𝚜𝚝𝚊𝚍𝚒𝚘 𝚊𝚕 𝙲𝚒𝚎𝚕𝚘 || 𝚁𝚒𝚌𝚑𝚊𝚛𝚍 𝚁í𝚘𝚜
RomanceUna historia en donde la pasión, el amor y las ganas de salir adelante son las primordiales para esta pareja que quiere dejar atrás su pasado.