Para Max, después de los X-Games, se había convertido en una costumbre recolectar números de chicas. No los pedía, pero los recibía con frecuencia, y no podía negar que eso le llenaba de orgullo. Cada vez que un nuevo número llegaba a sus manos, una sonrisa se formaba en su rostro. Era una gran satisfacción, una pequeña validación de su popularidad y atractivo.
Sin embargo, aunque la popularidad de Bradley había disminuido después de los X-Games, Max no pudo evitar notar que Bradley también seguía recibiendo números. ¿Cómo lo supo? Lo descubrió aquella vez en la hamburguesería, cuando una mesera puso un número de teléfono en la bandeja con su pedido. Al principio, ambos pensaron que el número era para Max, pero al mirar hacia la barra, notaron a la linda mesera sonreír y guiñar un ojo a Bradley, haciendo un gesto para que la llamara. Max sintió una punzada de celos que agrió su expresión notablemente.
-¿Querías su número, galán? Úsalo, no es mi tipo- dijo Bradley, riendo y empujando suavemente el hombro de Max mientras deslizaba la bandeja hacia él.
Max se forzó a sonreír y tomó el papel, pero su corazón no estaba en ello. La mesera era bonita, sin duda, pero en ese momento, todo lo que podía pensar era en la risa despreocupada de Bradley y en cómo sus ojos azules parecían brillar incluso en la tenue luz del restaurante, y la despedida, esa cálida despedida fue grandiosa.
A medida que los días pasaban, Max se dio cuenta de que recolectar esos números ya no le importaba tanto. Lo que realmente le importaba era pasar tiempo con Bradley, conocerlo más y, sobre todo, hacer que Bradley sonriera. Recolectar momentos con él se había vuelto mucho más importante.
Poco después, Max y Bradley decidieron salir juntos a comprar café deliberadamente Max evitó hablar sobre sus recientes salidas con Bradley a sus amigos, no quería que hicieran alguna estupidez que arruinara sus avances amistosos con el Ex-Gamma. Mientras esperaban sus bebidas, Max notó que en el collar del vaso de Bradley había otro número de teléfono, esta vez acompañado de un beso pintado con labial color magenta. Sin poder contener un momento de celos infantiles, Max intentó arrebatarle el vaso a Bradley, quien entre risas lo apartaba de su alcance, usando su ventaja de ser más alto.
-¡Vamos, Bradley! ¿Otro número?- exclamó Max, saltando para intentar alcanzar el vaso. Bradley, riendo, finalmente cedió y le entregó el collar del vaso con el número escrito.
-En serio, galán, no puedes querer acaparar a todas las chicas. Deja algo para los mortales. No que yo lo sea, yo soy como un dios griego, pero existen seres menos agraciados y afortunados que yo- dijo Bradley con una sonrisa traviesa. Max tomó el collar con el número, sacudiendo la cabeza y riendo.
-Bueno, entonces supongo que yo soy uno de esos seres menos agraciados. Aunque no sé si afortunados- respondió Max con una sonrisa. Bradley negó con la cabeza, sus ojos llenos de burla y diversión.
-No seas tonto, Novato. Eres increíble patinando, aunque me mate decirlo, y tienes tu encanto, uno muy al estilo vagabundo chic, punk y zarrapastroso- soltó antes de reírse con esa burla tan snob que solo Bradley Cremanata III podía dar, en medio de risas y pequeños momentos de celos, continuaron con su tarde tranquila en el café, Bradley tenía proyectos de su carrera por lo que estaba sumergido en sus notas y libros, dejando a Max la completa libertad de admirar en silencio.
-Bradley, he estado pensando… -empezó Max, inseguro de cómo seguir. Bradley levantó la mirada de las notas que estaba examinando, sus ojos azules llenos de curiosidad.
-¿Sí, Max?- Max tomó una respiración profunda.
-Últimamente, he notado que ya no me importa recolectar números de chicas. De hecho, perdió la gracia, creo que ya no quiero ser tan cretino con ellas, es decir… no sé, creo que ni yo mismo entiendo- Bradley parpadeó, sorprendido, y luego una sonrisa lenta y cálida se extendió por su rostro.
-Me sorprende escuchar eso viniendo de ti novato, pero parece que maduraste más rápido que yo o que algunas bestias salvajes que alguna vez llame amigos- Max sintió que su corazón latía rápidamente, pero esta vez no era por la adrenalina, sino por la emoción y el alivio de saber que Bradley tenía una buena opinión de él.
Mientras el sol comenzaba a ponerse, bañando la ciudad con una cálida luz dorada, Max y Bradley se dieron cuenta de que habían encontrado una nueva cercanía y dinámica entre ellos, algo menos hostil que resultaba incluso intrigante y, con una determinación renovada, decidieron seguir adelante, ver que había en el futuro, así, en ese pequeño café, rodeados del bullicio de la vida cotidiana, Max y Bradley comenzaron a escribir un nuevo capítulo en su historia, uno lleno de promesas y posibilidades, dejando atrás los días de números recolectados y avanzando hacia un futuro lleno de momentos compartidos.
***Continuará***
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31 dias MaxLey
FanfictionComo dice el titulo seran 31 capitulos Maxlye que iran conectando entre si, titulados con una palabra clave con la que ira girando la trama. En esta historia seguimos la vida de Max, apasionado por la velocidad y la adrenalina, cuya vida da un giro...