Hambriento

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Bradley constantemente estaba hambriento de atención, su vida giraba entorno a la validación y reconocimiento ajeno, su auto-validación depende de ello, si bien su buen y preciado padre era la cosa más dulce y amable del mundo y mientras estuvieron juntos hasta sus ocho años, Bradley recibió su amor y cuidado incondicional aun con lo ocupado que este pudiera estar, crecer con su familia materna fue algo solitario y la atención debía ganarla con méritos, reconocimientos externos, ser valorado por lo que podía ofrecer, lograr y ganar.

Para el heredero del imperio empresarial de los Potentado era una cosa arraigada en su inconciente, pero aun mas en el fondo estaba su hambre de amor y calidez, esa que habia crecido silenciosamente cuando lo separaron del ser que mas le amaba, su dulce padre, que ahora estaba en un estado tan delicado que Bradley temblaba silenciosamente ante la idea de perderlo, nadie sabia de su padre, nadie que no hubiera seguido la carrera de este, todos pensaban que su padre era el magnate empresarial que heredara su reino a su único hijo, pero no era asi, su padre era de una antigua familia Aristocratica de Gran Bretaña, su madre hija de unos comerciantes astutos de Escocia, fueron la combinacion perfecta, y de ella nacio Bradley un niño encantador, educado, elegante y muy sensible, un niños adorable que fue llenado del calido afecto de sus padres mientras pasaba su tierna infancia, pero al llegar a la niñez temprana su vida cambio al perder a su buena y dulce madre que aunque ocupada, siempre lo llamaba, en el fondo Bradley se culpaba de su muerte, él lloriqueo al telefono la noche antes de su accidente aereo, le habia pedido entre lagrimas que volviera a tiempo para su primer recital de violin, y ella trato de lograrlo tomando el primer vuelo disponible, Bradley abandono el violin despues de eso.

Era curioso como esa hambre se veía saciada al estar con Max, el zarrapastroso vago tenía una facilidad para hacerle sentir el centro de atención cuando lo miraba, incluso le daba una extraña sensación de llenar esa falta de afecto, era ridiculo, pero asi era, estaba sentado en la clase de Literatura y Redacción que compartía con Max, cuando el profesor habló de hacer equipos para el semestre Bradley emitió una cara de dolorosa agonía, miro a los presentes, que suplicio, nadie de ahí querría hacer equipo con él.

Para su sorpresa no fue así, en el momento menos esperado dos personas preguntaron a la vez “¿Tienes compañero?”, Bradley estaba mirando al frente con la barbilla apoyada en su mano planteandose muy seriamente, de forma interna, decir al profesor que por piedad al ostracismo y alienacion social que sus congeneres le hacian vivir, le permitiera hacer el trabajo en solitario, asi que ese par de voces le sacaron de su estupor y como salido de un transe parpadeo algo desubicado mirando a un lado y otro, Max y Tanque se encontraban a cada flanco, pero no le miraban a él, se miraban entre si con una clara expresion intimidante, como queriendo hacer retroceder al otro de su desicion de preguntar, para Bradley fue una escena graciosa de contemplar, Tanque era como un enorme pitbul chato con algo de sobre peso, y Max era como un caniche callejero de patas cortas queriendo hacerle frente, completamente hilarante, no pudo evitarlo rió para si mismo cubriendose la boca, ambos voltearon a verle y sonrieron, ellos tenian su propia hambre, hambre de atencion, si, pero solo por la atencion de Bradley, todo el tiempo, que los Gammas desterraron a Bradley, y apesar de su inicial molestia, Tanque extrañaba tener a Bradley cerca, y todos sus intentos de acercarse eran infructuosos ya que Bradley se habia hecho un especialista en el escapismo y la evasiva, evitaba a todos los que le habia dado la espalda, tambien evitaba con una ferrea obstinación al trio 99, osea el equipo del joven Goof, pero depronto se les veia juntos, hablaban por los pasillos, salian juntos, nunca con los amigos del Goof, solo ellos dos, y eso desperto el instinto territorial de Tanque, el novato le agradaba, pero no lo quería rondando a Bradley… SU Bradley.

-Nenas, nenas, ambas son muy lindas, en serio, el rosa es su color bebes, pero… solo hay un yo, y ustedes son dos, sin mencionar que a ti te debe estar esperando Bobby, ya que apuesto que PJ corrió con su novia- señaló a Max y luego miró a Tanque.

-Y tu… tu ni siquiera me hablas, me arrojaste por los aires ¿recuerdas? ya no somos amigos, te evito y me evitas, eres el nuevo líder de los Gammas y seguramente tus sombras de lento aprendizaje esperan a que los dividas en equipos y no que estés aquí hablándole al apestado, asi que chu, chu- indico a ambos pero Max se rió y negó.

-Error Bradley, Bobby me dejó tirado por correr con una chica de pecas- señaló sobre su hombro hacia donde su amigo estaba sentado, el cual felizmente disfrutaba de la atención de la chica.

-Así que…- Max miró a Tanque con una expresión desafiante y una sonrisa traviesa en su rostro. -Parece que te toca hacer equipo conmigo, Cremanata. Y créeme, no te arrepentirás-  Tanque bufó molesto, pero no insistió.

-Está bien, Goof. Pero si haces que Bradley se retrase o saque una mala nota, te las verás conmigo- advirtió antes de alejarse, buscando a alguien más con quien hacer equipo. Bradley observó la interacción con una mezcla de diversión y sorpresa. No esperaba que Max insistiera tanto en hacer equipo con él. La determinación del chico le intrigaba, y la presencia de Tanque también fue toda una sorpresa, tal vez… solo tal vez hablaría después con él, después de todo habían sido amigos muchos años.

-De acuerdo, galán. Eres mi compañero de equipo. Espero que no me hagas arrepentirme.- dijo Bradley, intentando mantener su habitual tono despectivo, aunque su corazón latía un poco más rápido de lo normal. Max sonrió ampliamente y se sentó junto a Bradley.

-No te preocupes, Brad. Lo haremos genial.- respondió con confianza. A lo largo de las siguientes dos semanas, Max y Bradley pasaron mucho tiempo juntos trabajando en su proyecto para el primer parcial. A medida que avanzaban, Max descubrió facetas de Bradley que no había conocido antes. Detrás de su fachada arrogante y distante, había un joven profundamente apasionado por sus estudios y la música, alguien que escondía un gran dolor y hambriento de una validación constante.

Bradley, por su parte, encontró en Max una presencia reconfortante y genuina. Aunque al principio no quería admitirlo, el tiempo que pasaban juntos le hacía sentir menos solo y más apreciado. Empezó a confiar en Max de una manera que no había hecho con nadie en mucho tiempo.

Un día, después de una intensa sesión de trabajo en la biblioteca, Max y Bradley decidieron tomar un descanso y caminar por el campus. La tarde estaba cayendo, y el cielo se teñía de tonos anaranjados y rosados.

-Max, ¿alguna vez te has sentido... perdido?- preguntó Bradley de repente, rompiendo el silencio. Max lo miró sorprendido por la pregunta.

-Sí, muchas veces. Pero siempre encuentro una manera de seguir adelante, es algo que papá me enseñó.- respondió sinceramente. Bradley asintió lentamente.

-Es difícil... mantener la fachada todo el tiempo. A veces siento que si dejo de intentar, todo se desmoronará.- confesó, mirando al suelo. Max se detuvo y colocó una mano en el hombro de Bradley.

-No tienes que hacerlo solo, Brad. Aquí estoy yo, y estoy seguro de que hay más personas que se preocupan por ti de lo que piensas.- Bradley levantó la vista y miró a Max a los ojos. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que alguien realmente entendía su lucha.

-Gracias, Max. De verdad.- dijo, su voz llena de gratitud y sinceridad. A partir de ese momento, su relación cambió. Dejaron de ser solo compañeros de proyecto y se convirtieron en verdaderos amigos. Max ayudó a Bradley a abrirse más y a confiar en los demás, mientras que Bradley le mostró a Max la importancia de la disciplina y la dedicación.

Su proyecto fue un éxito rotundo, y ambos recibieron excelentes calificaciones. Una noche, después de celebrar su éxito en el pequeño café del campus, Max y Bradley se encontraron en el mismo parque donde todo había comenzado. Se sentaron en la misma banca, disfrutando del silencio y la tranquilidad de la noche.

-Brad, he estado pensando... ¿te gustaría ir a patinar conmigo mañana? Sé que no es tu estilo todo el ruido y el alboroto de los 99, pero creo que te divertirás.- propuso Max, mirando a Bradley con una sonrisa esperanzada. Bradley lo miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad.

-Tengo tiempo de no patinar, no quiero hacer el ridículo delante de tus infames amiguchos, pero... ¿por qué no? Estoy dispuesto a intentarlo, pero si esos simios que llamas amigos hacen o intentan hacer algo, no me quedaré quieto, ¿fui claro novato?- respondió con una sonrisa de advertencia.

***Continuará***

31 dias MaxLeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora