La sangre de todos los cuerpos amontonados junto a la orilla del río, había teñido por completo el agua. No parecía haber indicios de haber superviviente alguno, sólo el silencio reinaba el lugar, haciéndose con el control de cualquier trono existente. Las aspas del molino, incluso se movían lentas, acompañando la fúnebre situación llena de destrucción.
Varios hombres de la Casa Blackwood habían ido a buscar supervivientes, o por el contrario, a llevarse los cadáveres para que las madres pudieran velar a sus hijos más jóvenes tirados en el suelo, sin vida, sin un simple latido en su corazón. El cielo estaba tan oscuro, que se les dificultaba transportarlos a las puertas de la gran morada donde, muy probablemente, Benjicot esperaba el regreso de su padre, Samwell, caído en combate, y su hermano mayor, Davos, inconsciente y malherido al lado de la figura de su progenitor, dándose por muerto, ya que el movimiento de su diafragma era tan lento, que apenas se apreciaba.
Los guardias abrieron sus puertas, allí donde ya podían escucharse gritos de padres y madres arrodillados, hermanas, hermanos, ancianos... La tristeza y también la rabia de todo aquello cuanto los verdes causaban, parecían imposibles de callar o disimular siquiera. Una vez que el cuerpo de Davos junto al de su padre cayeron al suelo encharcado, frente a Benjicot, el que se haría con el mando de Árbol de los Cuervos, apretó sus puños. Se vengaría de todos y cada uno de aquellos malditos traidores que osaban llamar rey a un puto usurpador.
——Preparad los cuerpos.
Se oyó decir a Benjicot, retrocediendo con intención de regresar al interior de la morada. Pero entonces, la débil tos de una anatomía retorciéndose le hizo frenar en seco, pues ese sonido le resultaba tan familiar, que hasta lograba asustarlo. Davos se movía, muy despacio, pero lo hacía. Rápidamente, Benjicot, con la ayuda de varios guardias principales, se acercaron a él, comprobando qué tan herido se encontraba. Tenía la carne abierta de la frente a causa de una brecha por un golpe y varios arañazos en los costados de alguna espada bien afilada, nada que no pudiera soportar. Sus manos se ceñían al pavimento, sacando fuerzas de flaqueza antes de arrastrarse como una serpiente en busca de su propio levantamiento. No había distinción entre el color de su capa, rojiza como la escarlata, y los hilos que cubrían cada una de sus tensas facciones víctimas de una batalla pesada. Lo último que recordaba antes de caer inconsciente, fue el duelo final entre él y Aeron antes de que una espada lo atravesara por la espalda y a él, lo golpearan en el centro de la nuca. Se lo habían arrebatado, le habían arrebatado la oportunidad de matar a ese cobarde con sus propias manos.
——¡Apartaos!
Empujó con garra a aquellos que se atrevían a proporcionarle ayuda y sujeción. No sabía qué era lo que le tenía tan irascible: la muerte de su padre, allí con los ojos blancos y rígido como una estaca, o que no hubiera podido terminar la tarea de matar al Bracken. Tal vez fuese el orgullo de su guerrero interior gritando a los cuatro vientos fusionándose con su dolor. No miró a su hermano, necesitaba encaminarse a darse un baño, quitarse toda la mierda pegada a la ropa y a esa piel escurridiza y luego, luego podría seguir frustrándose en la comodidad de su habitación.
Pero de nuevo, los pasos de los Blackwood se frenaron cuando uno de los guardias quiso captar su atención. Alguien había colado el cuerpo de un Bracken en las carretas de manera accidental, pálido como la Muerte misma y tan hermoso al mismo tiempo. Ni siquiera las heridas habían eliminado esa belleza andrógina tan característica de Aeron, cuyos latidos del corazón eran tan lentos como los primerizos movimientos de Davos cuando este trataba de levantarse. Estaba vivo y también inconsciente. Enseguida, la lengua del mayor de los Blackwood, al reconocerlo, saboreó el triunfo al pasarla por sus labios, acercándose al joven de rubia cabellera ahora manchada de estiércol y restos sanguinolentos.
——Este es mío, dejádmelo para mí ——ordenó con diversión a los guardias, luego observando a Aeron——. Parece ser que los dioses tienen planeado un buen destino para un cobarde como tú, ¿eh?
Removiéndole el cabello, sin borrar esa sonrisa maliciosa y divertida mientras Davos sostenía el peso de su cuerpo en cuclillas, pudo contemplar los labios impropios queriendo decir algo. O quizá simplemente quejarse. El haber sido toqueteado con tanto desdén parecía haber sido un remedio efectivo para que, poco a poco, abriera sus ojos azules y estos se encontraran de bruces contra los de Davos.
——¿Q-quién...? ¿Quién e-eres?
Había que estar loco para no entender la situación. Aeron no recordaba absolutamente nada. Sin embargo, los hechos no hicieron más que ensanchar la sonrisa de Davos hasta notar la tensión, descubriendo que el juego apenas acababa de empezar entre los dos. Si su memoria fallaba, entonces lo usaría a su favor no sólo para vengar la muerte de su padre, sino por pura satisfacción. Riéndose con total libertad y flojedad debido a la efímera gravedad en sus articulaciones, se levantó. Si antaño no tenía pensado escupir una orden, esta vez lo haría con claridad.
——Curadlo. No dejéis que se muera. Y cuando esté listo, lo lleváis a mi habitación. Me parece que vamos a tener ojos y boca entre los Bracken para saber qué hacen los verdes a partir de hoy.
Ese era su plan: aprovecharse y manipular la historia a su conveniencia para tener al chico bajo su control. Nunca estaba de más tener un impostor entre los enemigos. Con el antebrazo rodeándose el abdomen, Davos desapareció. Ahora lo único que lo llamaba urgentemente era un baño templado y comer antes del funeral de Samwell. Los dioses siempre ofrecían oportunidades cuando precisaba y esta, sin duda, era una de ellas. En su mente, todavía quedaban imágenes difusas de lo que había sido esa maldita batalla... Pero sin duda, con lo único con lo que se quedaba, era con esos ojos azules, llenos de vida en pleno estado de muerte.

ESTÁS LEYENDO
Mío ( Davos Blackwood x Aeron Bracken )
FanfictionLa corriente de sangre ha traído cadáveres y heridos a las puertas de los Blackwood tras la batalla del Molino Quemado, incluyendo el cuerpo malherido del joven Davos, quien al percatarse de que Aeron Bracken es el único enemigo superviviente y que...