Mío ( Davos Blackwood x Aeron Bracken )

† Capítulo 13.

( Advertencia: Capítulo con batalla incluida, lo cual significa que contendrá escenas explícitas en relación a lo que conlleva una de ellas. Disfruten. O sufran. :P )

ᅠᅠᅠ𝗗𝗔𝗩𝗢𝗦.

Esta recepción está siendo aburrida, lo que yo esperaba. Benjicot y yo nos encontramos en medio de la mesa principal, desde la que podemos ver al resto de nuestros invitados compartiendo comida y vino con unos cuantos Arryn que han decidido hacernos compañía. No sé cuántos somos en total, tal vez unos setenta en total incluyendo a los hombres que llevan a sus mujeres y a sus hijos e hijas a disfrutar de un banquete político más que de una fiesta de distracción. Mi tío Willem sigue ocupado en sus asuntos con Daemon, así que ha dejado los hombres justos vigilando el asentamiento ahora que los Bracken ya no son una amenaza directa como tal y que los Blackwood, por el momento, no interesamos demasiado hasta que no metamos la cabeza de lleno en la guerra. 

Intentando buscar mi propio medio de entretenimiento, miro a mi alrededor, buscándole específicamente a él. Aeron debería estar aquí, aunque fuese a lo lejos, para hacerme sentir que no estoy solo y rodeado de viejos borrachos y mujeres cornudas. Sin embargo, ¿qué espero después de nuestra despedida? Era un adiós definitivo y yo sigo siendo un maldito egoísta que se llena los pensamientos de ridículas fantasías en las que él cae una y mil veces más a mi disposición. No puedo negarlo, es lo que quiero. Y a la vez lo que evito... Salgo de estos escenarios imaginarios y percibo una sombra a mi lado, cruzándome con la mirada del copero de Benjicot, que lleva aquí desde el segundo uno sirviendo. No me fío de él, su aura me consume y me hace arder la sangre. Sus ojos verdes parecen mandarme un mensaje en silencio que yo no comprendo pero del que sé que Aeron forma parte. De sólo pensar que cualquiera puede ser mejor que yo para él, me desgarro por dentro. Porque esa es la verdad. Envidiaría tanto a cualquier hombre que quisiera tenerlo, que sería capaz de matarlos a los dos. 

Mis celos salen a flote, mas no de una manera impulsiva, sino retorcida. Estiro diestra con la copa vacía de vino hacia la jarra que Éleror sujeta, sin apartarle ni un segundo mi mirada. Quiero que la sienta, que le quiebre cada uno de sus malditos huesos hasta que el miedo lo destruya. No obstante, algo me dice que no es fácil de asustar. Su actitud, sumisa, es más que agradable para mí, y por ello, cuando el vino va a más de la mitad, me basta con golpear la copa con los dedos, perezoso, y derramarlo en la madera frente a la vista de los demás. Incluso mi osadía alza la voz. 

——Sírveme otra vez. La verdad no entiendo qué pasa con los coperos de hoy en día. No sabéis siquiera sostener correctamente una jarra por el asa. ¿Cómo piensas follarte a una mujer con esa inutilidad en los dedos? 

Le digo, sonriendo de lado. Éleror se yergue, obedeciendo a lo que le pido. Y como no puedo dejar pasar por alto lo que sea que sienta por Aeron, señalo la mancha de vino en la mesa, la cual, por cierto, me está mojando las mangas de la camiseta. Benjicot mira atento la escena, tenso en su asiento, sabiendo que va a intervenir pronto en cuanto este espectáculo que estoy montando sobrepase los límites. Es más educado que yo, lo sé de sobra. Éleror se disculpa, imaginando lo mucho que desea cortarme el cuello. Con un trapo, limpia el líquido vertido a toques y trata de hacer lo mismo en la tela que ahora luce con un agujero de un color bermejo. Lo detengo, arrugando en el interior de mi puño gran parte de su camisa harapienta, haciendo que sus ojos y los míos se encuentren, amenazantes. Nadie comprende qué hago o qué me pasa. Sólo Éleror y yo nos entendemos en medio de este conflicto personal. 

——¿Te he dicho que me toques? ¿Quieres quedarte manco el resto de tu asquerosa vida? Al menos mendigando en las calles y entre las ratas de alcantarilla tendrás más futuro que sirviendo copas.