† Capítulo 7.

1K 95 43
                                    

𝘈𝘥𝘷𝘦𝘳𝘵𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢: 𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘴𝘱𝘪𝘤𝘺 + 𝟣𝟪 𝘥𝘦𝘵𝘢𝘭𝘭𝘢𝘥𝘰.

"Cadáveres cuelgan de sus cuellos alrededor de sogas en medio del bosque sobre firmes ramas en las que crecen negras espinas. Las tres familias de los responsables del altercado en la taberna de hace varios días, han sido misteriosamente asesinadas junto a Deimos, Mavros y Raden. Por ahí, cuentan que Davos Blackwood es el culpable, pues su sombra fue lo último que se apreció, desapareciendo entre el follaje."

ᅠᅠᅠ𝗗𝗔𝗩𝗢𝗦.

Cinco minutos. A mí me resulta una eternidad desde que Aeron se ha largado de aquí. Cinco minutos es lo que aguanto antes de emprender mi caminar, siguiéndole posteriormente. Me es imposible permitirme el lujo de ver cómo, poco a poco, logro ablandarme ante su presencia frente a los demás, especialmente a los que pertenecen a mi círculo, a mi familia, amigos, conocidos. ¿Qué importa? Un sentimiento de culpa me carcome por dentro como un insecto nocivo, deshaciendo a tiras mis entrañas. En la puerta, presiono el picaporte y entro sin previo aviso, es mi hogar, tampoco es como si lo necesitase. Del sobresalto, el perro abandona la estancia y nos permite la misma soledad que nos invadía en el patio con la diferencia de que esta vez, algo nos separa.

La rabia le bulle en los ojos como el fuego de los dragones de los Targaryen, dispuesto a usarla en mi contra en cualquier momento. Doy un paso, y ahí me quedo debido a la señal que ejecuta su índice en un gesto de que, si se me ocurre dar un segundo, habrá consecuencias. Podría ceder e irme, preguntar por qué hay tanto alboroto hoy y al menos, preocuparme de los asuntos políticos que llevo tiempo sin atender. Por supuesto, no lo hago y desobedezco a sus advertencias, avanzando en su dirección.

——Así como tú permites la entrada con permiso a los demás en tus estancias privadas, yo también. Y creo recordar no habértelo dado. Quiero estar solo, Blackwood. Te has metido demasiado en asuntos que ni tú mismo puedes controlar. ¿Qué es lo que ha pasado ahí fuera? ¿Querías humillarme frente a tus amigos? ¿Así es como enseñas a tus aprendices, engañándolos?

Invade mi espacio personal, sacando esos tintes agresivos que sé que merezco. Parece que quiere llorar, y no sé si con la misma impotencia que tengo yo o del dolor que no sé por qué le he provocado. Bueno, sí. Es una reputación sin más, un papel que no debo romper. Así lleva siendo décadas desde que nos separaron. Pero él no lo recuerda y está bien, lo soporto. O eso creo. Apenas puedo contradecirle, pues un golpe seco a puño cerrado impacta en mi pecho, impidiéndome la respiración durante unos breves segundos. Él continúa, desahogándose.

——¿Así soy lo suficientemente útil para ti? ¿Tal vez tu intención es que me deje llevar por la ira que sólo tú eres capaz de provocar en mí?

Vuelve a darme otro más fuerte que el anterior. No siento que mis huesos vayan a desquebrajarse, sino otra cosa mucho más frágil. De golpearme con un puño, pasa directamente a los dos. Mi pecho suena vacío, percatándome de que así estoy: tan vacío como una copa del vino que nadie quiere. Choco a merced de una pared, derrumbando con la espalda varios cuadros de tamaño pequeño que se rompen en mis pies. Aeron sigue con su discurso de odio, demostrando bien cuánto me detesta. Y cuanto más lo hace, más lo deseo. No puedo ni quiero esconderlo.

——No dices nada, ¿no? Todo lo que tu boca escupe lo hace justo cuando aparecen los demás. Entonces sí te sientes poderoso, te sientes tan encima de mí, que no te importa lo que causes. Eres como el Targaryen del que tanto hablas y al que tanto odias.

Suficiente. Mi diestra se cierra en las ondulaciones de su cabello, tras la nuca. Y hago tanta fuerza, que de un movimiento, soy yo quien lo arrincono en la pared. Él responde con más golpes, pero soy tan hábil y tan rápido, que lo sujeto por las dos muñecas, aplastándolas por encima de su cabeza, dejándolo quieto. Mi peso aplasta su cuerpo y mis ojos apuñalan los suyos como acero valyrio. Emite un quejido de sorpresa, porque sé que no es dolor. Sobran las palabras entre él y yo. Concluyo esta discusión sellando mis labios en los suyos, violento, permitiendo que toda esta pasión acumulada por años se libere. Cuento los segundos que tarda en corresponderme antes de que los suyos se muevan amoldándose a la velocidad de los míos, haciéndolos bailar al ritmo de una emoción excitante y contagiosa, tan mutua, tan nuestra. Su tacto es como lo había recordado siempre, descubriendo que lo he tenido clavado en mí desde entonces.

Mío ( Davos Blackwood x Aeron Bracken )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora