† Capítulo 20.

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ᅠᅠᅠAERON.

Mis palabras se atascan, ahogándome en el silencio y la estrechez de estos oscuros pasillos. El peso de Tyshara sobre mi brazo aumenta, sin saber que soy yo mismo el que empieza a consumirse de nervios y nostalgia. No han pasado las décadas por ella, sigue tan joven y hermosa como la última vez que mis dieciséis años la vieron. Su cabello es marrón y ondulado, con una longitud incalculable que puede acariciar su espalda baja y superar los cordones traseros que le ajustan ese precioso vestido dorado digno de los Bracken que lleva puesto. 

Hay ternura no disimulada en la sonrisa. Yo no puedo hablar por más que trato de hacerlo. Una y otra vez, cada oración muere en mi garganta, en mi pastosa saliva. Si es que acaso queda algo. Sus manos agarran las mías, sintiendo el tacto que tanto había echado de menos durante las noches de soledad en las que me hacía falta una madre cuando lloraba después de los entrenamientos. Lee mi mente y se adelanta, acariciándome una mejilla en la que yo no siento nada. Algo dentro de mi cuerpo no sé si está muerto o está por morir. Ni siquiera lo comprendo. Nunca he dejado de ser un joven roto por las circunstancias de la vida y el amor al que no puedo acceder. 

——No te preocupes, mi lirio. Ve a acompañar a la joven, yo te esperaré aquí. 

"Mi lirio." Cuando era pequeño, nos íbamos de Seto de Piedra a los bosques a recolectar todo tipo de flores. Y recuerdo que los lirios fueron mis favoritos durante mucho tiempo hasta que ella se marchó sin saber muy bien por qué. Había una conversación pendiente y no contaba con que esta noche sería el momento de solucionarla. No cuando Davos Blackwood también se encontraba huyendo de los guardias por apalizar a mi primo en sus propios aposentos como el loco que era; siempre actuando antes de pensar aunque eso ponga en riesgo su vida y nuestra historia, la que siento que ya pende de un hilo que ni yo puedo arreglar. ¿Será que me he cansado de luchar? No tengo fuerzas para nada, sólo de dejarlo marchar. 

Asiento a mi madre y miro a Tyshara, que permanece atenta a Area Bracken como si la admirase. Es aquí donde, por primera vez, me permito evaluar a la mujer con la que voy a casarme, perdiéndome en las preciosas curvas de sus labios ensanchados por la sonrisa que me dedica a continuación, esperando si es hora de marchar o de esperar por una nueva conversación. Correspondo a ella con un gesto alegre y muevo mis pies en línea recta, guiándola a sus aposentos. O más bien, ella es quien me guía a los suyos. Sería tan fácil si pudiese amarla tanto como amo a Davos, que voy a hacer un esfuerzo por quererla. Es mi futuro, uno del que ya no puedo escapar porque la persona que realmente me importa no quiere que yo renuncie a él, no quiere huir conmigo lejos de lo que nos impide ser felices. 

En la puerta de sus aposentos, la libero del agarre y ella se detiene frente a mí, sosteniendo sus ojos claros en los míos por ambos, ya que no puedo mirarla por temor a que descubra de mí todo lo que yo escondo. La noto acercándose y yo no retrocedo. En este instante necesito cariño, un abrazo, cualquier acción que pueda indicarme que no estoy solo, que alguien me acompañará hasta el fin de mis días. Sus labios de fresa impactan en una de mis mejillas y despiertan una chispa de rubor en ellas. Sonrío, armándome de un valor caballeroso para tomar su mano dominante y depositar un cortés ósculo en su dorso blanquecino. Tiene la piel suave y su olor es una mezcla entre rosas y clavo. Es como la flor más viva del jardín más muerto. Y por alguna razón, esto alivia mi tormento. 

——Buenas noches, mi señor. Espero que los Dioses sean benevolentes por haberme acompañado hasta aquí y os permitan descansar. Las primeras noches en Desembarco son crueles si estás acostumbrado a dormir en otro lugar. 

Flexiona sus piernas, haciendo una reverencia de despedida que no sé si merezco. Por un segundo, pretendo dejarla marchar, pero la sujeto delicadamente por la muñeca, sin atraerla a mí. Aunque sea mi prometida, la respetaré siempre. 

Mío ( Davos Blackwood x Aeron Bracken )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora