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- ¿Que hicieron esta vez? - Claudia se apoyó en el asiento de Billie para hablarnos desde atrás.

- Tu amiguita me dio con el cuaderno en la cabeza y nos mandaron a dirección por su culpa. - Rodé los ojos al escucharla.

- No te hubiera golpeado si no te la pasaras toda la puta clase molestando. - Respondí.

- Pero yo nunca te golpee, si no fueras tan exagerada.

- ¿Exagerada? ¿Por que tengo que estar aguantándote?

- ¡Ni siquiera fui yo!

- Pues le aplaudías cada estupidez a Lucia.

Ambas comenzamos a interrumpirnos entre gritos e insultos, Claudia se echó hacia atrás en su asiento acostumbrada a nuestras peleas.

- Ya, cállense. - Finneas fue totalmente ignorado por nosotras, ni siquiera lo escuchamos.

- Ni pienses que te vas a comer esa mierda en mi auto. - Miró la bolsa de papas en mis piernas que en verdad aún no iba a comer, pero que dijera eso hizo que me diera hambre automáticamente. Abrí la bolsa.

- No te estoy pidiendo permiso. - Intente llevar una papa frita a mi boca y Billie desvío su mirada de la pista para golpear mi mano con enojo, tirando la papa en algún lugar del piso.

- ¡Mira idiota! - Apuntó la papa frita ensuciando las gomas de su auto.

- ¡Pero si tu lo tiraste!

- Vas a limpiarlo.

- Claro que no. - Tomé otra papa de la bolsa la cual tuvo la misma suerte que la anterior. - Bas-

- ¡Ya! Billie, concéntrate en el camino. - Finneas levanto la voz cansado de escucharnos. - Para en la siguiente estación, nos cambiaremos de auto, son insoportables.

Me retuve de decir algo mas sabiendo que nos regañarían por estar peleando otra vez y al parecer Billie hizo lo mismo. La gasolinera no estaba nada lejos, luego de veinte minutos de silencio el auto se estacionó junto al que traía al resto de nuestra familia.

Finneas y Claudia bajaron para encontrarse con Patrick que bajó a comprar algunas cosas de beber.

- ¿Vas a bajar?

- No. - Respondí igual de cortante que ella.

- Bien, vamos antes de que mamá me quite el auto otra vez.

- Bien. - Ambas mujeres hablaban entre ellas y Claudia y Billie partió el recorrido nuevamente dejándolas atrás.

Puse mi teléfono con la ruta en el mapa para no tener que estar dandole indicaciones todo el tiempo.

- Mejor disfruta ese teléfono por que otra vez por tu culpa no lo tendremos al llegar. - Habló la peli negra.

- ¿Por mi culpa? Yo solo quería comer mis papas.

- Vas a dejar el auto lleno de aceite y migajas, olvídalo.

- No voy a estar cuatro putas horas sin comer nada, Eilish. - Lleve mi mano hacia la bolsa que seguía sobre mis piernas pero Billie al parecer quiso hacer lo mismo, su mano se movió rápido hacia la bolsa para intentar arrebatarla pero la alejé antes haciendo que su mano caiga en mi muslo, bufó devolviéndola a su posición en el manubrio.

- Bien, pero me vas a dar. - Se resignó. Levante mis hombros indicando que no me importaba.

El trayecto era silencioso, al rato saque también un paquete de galletas que deje junto a la bolsa de papas.

Billie le dio una mirada a las cosas sobre mis piernas y acercó su mano para meterla en la bolsa y comer, su mirada no se despegaba de la carretera, por lo que en repetidas ocaciones para buscar los paquetes tanteaba o rozaba mis muslos, eran movimientos rápidos por lo que nos les di importancia las primeras veces, hasta que llego el punto en el no podía ignorarlo y comencé a creer que lo hacia a propósito.

Inconscientemente mi atención se posó en ella y en como aprieta el volante al igual que su mandíbula al conducir. Billie maneja muy bien, pero se puede ver que le gusta mucho la velocidad, su ceño se frunce y chasquea la lengua cuando algún auto frente a ella va demasiado lento y tiene el habito de acomodarse el pelo que la hace ver muy atractiva.

La mano cargada de anillos volvió a entrar en el paquete de galletas para tantear.

- Se acabaron. - Su mano salió de la bolsa pero esta vez no se alejo, sino que la dejo descansando justo fuera del paquete, o sea casi agarrando mi muslo.

No podía dejar de pensar en lo atractiva que se veía.

- Si.. eso veo. - No podía descifrar si ella lo había notado o fue inconsciente.

- Ensuciaste mas que yo.- Dije.

Billie frunció el ceño y miró su regazo cubierto de pequeñas migajas de chocolate, su mano se levanto para sacudir su camiseta holgada y confirmé que la había puesto ahí inconscientemente.

- Bah, es mi auto, yo si puedo ensuciarlo. - Rodé los ojos. - Igual vas a limpiarlo cuando lleguemos.

- ¡Ja! Claro que si ¿por fuera también? - Respondí irónicamente.

- Dame eso. - Billie tomo los empaques vacíos y los arrugó metiéndolos en algún compartimiento dentro del auto. - Y esto también.

La botella de agua estaba sin la tapa, por lo que cuando la tomó e intenté arrebatársela una gran parte del liquido cayó en el asiento y en su ropa.

Luego de muchos insultos y discusiones pasamos el resto del viaje en silencio, me culpé por haber mojado su ropa en el impulso del enojo, pero me culpé aun más por pensar que se ve tan caliente conduciendo cuando está enojada.

Mi mente comenzó a jugarme una mala pasada nuevamente y mi mirada no se despegaba de su mano apretando la palanca de cambios.

Cerré mis ojos decidiendo dormir, así evitaría pensar en Billie y en todas las cosas que podría hacer en su auto.

Cuando llegamos todo estaba tal y como lo recordaba, no venia aquí hace años pero nada había cambiado. De la casa de madera salieron mis tíos para recibirnos, no son ancianos pero tampoco son jovenes, ¿50? tal vez.

Saludamos y los dejamos hablando un rato mientras bajamos algunas cosas y les muestro las habitaciones.

La casa de mis tíos es bastante grande, junto a ella había una cabaña la cual hicieron parte de su casa, expandiendo la cocina, comedor, etc.

Entonces me di cuenta, la casa de mis tíos tiene tres habitaciones mientras la cabaña tiene solo dos, si mamá duerme en una habitación sola, tendría que compartir cuarto con Billie.

Oh no.

Claudia y Finn entraron a una de las puertas en la cabaña y miré a Billie junto a mi.

- Ah no, olvídalo.

Fuego - billie eilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora