17- La marca de la esclavitud

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🔴Advertencia: Este capítulo contiene escenas de violencia.









Un grupo de personas, estaba rodeando a tres hombres en medio del pueblo. Cuando Oyankopon llegó abriéndose paso entre la multitud, ya era demasiado tarde.

—Estos esclavos fueron sorprendidos queriendo asesinar a su legítimo dueño —el santo inquisidor inició el juicio.

Murmullos inentendibles fueron la única respuesta de los presentes. En los últimos días, una ola de temor y crímenes, recorrió cada rincón del pueblo. Sin duda, actos despreciables y mucho más desde la muerte del sacerdote de la iglesia. Cuyo cuerpo fue encontrado con una letal herida que le quitó la vida, atribuible al ataque de una filosa espada.

La tarea del santo inquisidor, tenía como obligación el juzgar los crímenes relacionados a la fe y otorgar los castigos ejemplares correspondientes.

—Estos hombres, planificaron la muerte de quién les dio de comer y los resguardó bajo un techo. Como si fuera poco, se comunican en un idioma pagano que sólo ellos entienden —continuó el Inquisidor.

Oyankopon vio a las mujeres persignarse ante aquella revelación, todos los ojos estaban puestos en esos hombres de aspecto débil. Por las expresiones de sus rostros, era posible apreciar el terror impregnados en sus ojos, siendo incapaces de defenderse.

—Por las facultades que se me han concedido y ante el nulo interés de los acusados en hablar nuestro idioma, ordeno que estos tres esclavos sean sentenciados a la horca.

—¡Esperen un momento! —Oyankopon impidió que el verdugo diera un paso al frente—. Creo que puedo comunicarme con ellos, si no es mucha molestia.

—¿Quién eres tú? —el hombre de la larga sotana se giró en su dirección.

—Mi nombre es Oyankopon, soy médico. He llegado hace muy poco a estas lejanas tierras y he aprendido vuestro idioma.

—¿Y qué cambiará el que te comuniques con estos criminales? No son cristianos, por lo que no están bendecidos por la gracia de nuestro señor.

—Es una buena oportunidad para conocer sus motivaciones. ¿No dicen que de los arrepentidos es el reino de los cielos?

Oyankopon tomó su abrumado silencio como un sí y se acercó a los esclavos. A continuación, todos lo escucharon hablar en una lengua extranjera que ninguno conocía, pero que sorprendió a los presentes cuando los esclavos le respondieron en el mismo idioma.

—Ellos tres son hermanos y puede saberlo, porque comparten la misma mancha de nacimiento en sus espaldas. Solían ser cuatro, pero la única mujer murió luego de dar a luz en cautiverio. El hombre que los compró, abusó de ella antes de morir. Esa es la razón por la que estos hombres intentaron llevar la justicia por su propia cuenta —explicó el médico forastero con calma.

Algunos se cubrieron los labios ante la gran revelación. Los más escépticos, no concebían la idea de que un hombre libre pudiera fornicar con una esclava y mucho menos darle un hijo. La sola idea ya era repulsiva para las mentes más conservadoras.

—Ellos no hicieron nada, su amo ya era bastante viejo y en el último tiempo no dejaba de fumar cannabis, que por lo que veo se comercializa libremente sin ninguna restricción. De donde yo vengo, aquella especie es utilizada con fines medicinales con una debida moderación. Su consumo reiterado genera dependencia, al igual que el tabaco o el licor. Aquel hombre intentó dejarlo, pero estaba siendo presa de la abstinencia que incluye ira, delirios o agresividad. Su propia estupidez fue lo que casi lo llevó a la muerte, no estos hombres inocentes.

Conseguí un nuevo esposo silencioso  [Levihan / Historia completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora