CAPITULO VI

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Yo no buscaba a nadie

y te vi

Fito Páez



—Gracias, póngalo al pie de la terraza—. Jimin le da indicaciones al encargado de servicio a la habitación, al tiempo que habla con Tae por teléfono.

—Si Tae, ya estoy instalado, de hecho, estoy por salir, solo desayunare, aun no se bien que hare en estos días.

—Te envidio, como quisiera estar allá contigo.

Jimin escucho el suspiro de Tae, el sí que sabría qué hacer, organizaría un itinerario en menos de lo que canta un gallo. —Prometamos venir alguna vez todos juntos, los Hyungs, tú, yo y woozi, seria genial, ¿No lo crees? — tratando de levantar el ánimo de Tae.

—¡Oye, eso es una buena idea, tendremos que ponernos de acuerdo para hacerlo¡ — exclamo un poco más emocionado.

—Bueno, ya lo veremos a mi regreso, te dejo trabajar, quiero salir ahora que el clima es bueno, te hablo más tarde, ¿va?

—Ok, diviértete Jiminnie y si puedes... ¡pórtate mal!

—¡Tae! ¿Recuerdas lo que paso la última vez que me diste ese consejo? ¡ADIOS! —Cortando la llamada entre furioso y abochornado.

—¿Disculpe sr? No pude evitar escuchar que no sabe hacia donde ir, miré—. Rebuscando en su bolsillo interior de su uniforme— oh, no tengo en este momento, pero es una guía para visitantes, ¿Desea que le traiga una? Son muy prácticas y fáciles de entender, puedo incluso traerla en su idioma.

Jimin asintió, el camarero sonrió y salió de la habitación, abrió la ventana que daba a la terraza, comprobando que el clima no era muy frio, se sentó y tomo su taza de té, mientras cruzaba las piernas, pensó en las palabras de Tae, antes de colgar, "pórtate mal", ja, rio internamente, esas palabras fueron las que lo metieron en ese embrollo hace cuatro años.

Flashback 4 años

Una vez cerradas las puertas del elevador, el poco autocontrol que aún le quedaba lo abandono, las piernas de Jimin temblaron cual gelatinas, estaba seguro que, si el rubiecito lo hubiese tocado una vez más, ahora estaría rumbo a la habitación de este, dispuesto a hacer, lo que él le pidiese. Se sostuvo del pasamanos y observo su reflejo en las paredes del elevador, su respiración sin controlar, bajo su mirada a su entrepierna, esta sobresalía dolorosa y palpitante, recordando las pálidas manos recorriendo sus muslos y apretando su virilidad, el aroma del rubio aún se podía oler en el aire, una fragancia con olor a madera, combinada con las feromonas soltadas por ambos, era un aroma simplemente embriagante y así es como se sentía el, embriagado y queriendo más del desconocido.

El móvil vibro en su chaqueta, rebuscando con mano temblorosa logro contestar, no sin antes aclarar su garganta.

—¿Alo? — Jimin contesto aun agitado con voz ronca y entrecortada.

—¿Jiminnie? —Tae volteo a ver la pantalla de su móvil, pensando que se había equivocado, pero no, era el número de Jimin—. ¿Estas bien, porque tu voz suena tan ronca?

—Si—, contesto saliendo del ascensor y rebuscando su llave para ingresar a su habitación. —No creerás lo que me acaba de pasar Tae—, procediendo a contar su pequeño encuentro casual.

—¡Estás loco Jiminnie! ¿Lo rechazaste, enserio lo hiciste? ¿Cuántas oportunidades así crees que se te van a volver a presentar estúpido mojigato? Eres mi amigo y te quiero, pero sabes que tengo razón, dices que es un monumento y encima calienta más que el sol de verano y te propone pasarla bien, ¿De qué demonios este hecho tú? —Tae no daba crédito que su amigo que dicho sea de paso estaba buenísimo, no fuera más abierto y aceptara salir de vez en cuando a un bar a flirtear y tal vez ¿Por qué no? un encuentro casual.

Si tiene que ser... seráDonde viven las historias. Descúbrelo ahora