NOTA: La imagen no me corresponde, crédito total a su autora.
No practicar sexo oral
antes de follar
es como abrir el yogurt
y no lamer la tapita
No supo cómo regreso a su habitación, trataba de respirar, pero le era imposible, camino hasta el gran ventanal y abrió la ventana corrediza, una fuerte brisa helada choco contra su rostro, sacándolo de su estupor, se sostuvo fuertemente del barandal y jalo aire a sus pulmones lo más rápido que pudo, pero sentía que era insuficiente, se desato la pajarita, sentía que esta lo asfixiaba más, desabotono su chaleco y su camisa, sobo su pecho con sus pequeñas manos, tratando de tranquilizar a su desbocado corazón, que parecía que en cualquier momento saldría de su cuerpo, sus latidos eran tan fuertes y constantes, que pensaba que la ciudad frente a él podía escucharlos, la imagen de su jefe sonriéndole a "Mr. X" era lo único que ocupaba su mente y una única pregunta —¿Qué relación tenían ambos?
No supo cuánto tiempo estuvo viendo hacia la nada, pequeños escalofríos empezaron a aguijonearle el cuerpo, el cual estaba reaccionando al inclemente clima, sobo sus manos tratando de transmitir calor en ellas, no quería regresar a la habitación, temía estar solo, abotono su abrigo y metió las manos a los bolsillos de este, observo la ciudad y maldijo por lo bajo —¿Cómo es posible que en una ciudad tan grande, donde prácticamente es imposible encontrarte a un conocido, precisamente esas dos personas pudiesen tener algo en común?
De repente sus ojos se abrieron desmesuradamente como si estuvieran a punto de explotar, empezó a hiperventilar nuevamente y una nueva duda lo asalto ¿Y si el ahora pelinegro era el motivo de los viajes secretos de su jefe?
Cuatro años atrás estaban en el mismo hotel, pero inmediatamente descarto la idea, pues ellos pasaron la noche juntos y esa vez el viaje si había sido de negocios, a menos, ¿Qué se hubieran conocido en ese viaje? No, era imposible, los viajes de el sr. Min ya habían empezado desde antes, lo supo tiempo después de empezar a trabajar con él, muchas preguntas que el mismo se contestaba rondaban en su cabeza, que era un mar de confusión. El escalofrió que recorrió nuevamente su cuerpo lo devolvió a la realidad, no supo a ciencia cierta si era por frio o por miedo. Finalmente entro a la habitación, se quitó el abrigo y se dirigió al minibar tomo dos botellitas de whisky, con manos temblorosas las abrió y vertió el líquido en su totalidad en un vaso, apuro el trago, sintiendo algo caliente resbalar por su garganta, se atraganto y sintió que al toser escupía fuego, aun así, tomo lo que quedaba en el vaso. Su tolerancia al alcohol es muy baja, se desvistió con paso tambaleante, arrojando el smoking al piso, tomo el pantalón del pijama que había llevado y se metió a la cama, la cabeza le daba vueltas, al parecer no fue buena idea tomar el whisky de un solo golpe, su estómago gruñía ferozmente, pero poco le importo, solo quería dormir y no pensar más, pero la imagen del hombre al pie de las escaleras estaba presente, y no pudo evitar que su somnoliento inconsciente volviera nuevamente cuatro años atrás.
Flashback
Parado frente a la habitación 629, con las rodillas temblando y una sensación de incomodidad por la ropa interior que traía puesta, cerro los ojos, respiro profundo, levanto su mano y a punto de tocar, sus nudillos quedaron suspendidos en el aire a escasos centímetros de la puerta. —¿Qué demonios estoy haciendo, debía estar completamente loco? —Giro sobre sus tobillos dispuesto a marcharse, cuando la puerta se abrió con el desconocido al teléfono.
—Está bien, en un momento te veo— sus delgados labios hicieron una perfecto O, ante la sorpresa inicial de verme parado como un idiota en su puerta, pero el gesto fue inmediatamente reemplazado por una sonrisa retorcida que dejo ver unas encías rosáceas y sus ojos brillando con picardía. —Olvídalo, nos vemos mañana, yo te marco, tengo algo mucho mejor que hacer—. fueron las palabras del rubio, mientras colgaba y me miraba de pies a cabeza relamiéndose los labios.
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Si tiene que ser... será
Fiksi PenggemarDos extraños coincidiendo en un bar, con la atracción a flor de piel, deciden pasar la noche juntos, con una única condición, sin preguntas, sin saber nada el uno del otro, solo dejarse llevar por la pasión que los devora lentamente, con ese acuerdo...