Capítulo sexto

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A estas alturas de la historia estará ya el lector preguntándose quién es ese don Fulano y qué ha venido a hacer a O Roxal, puesto que no se le conoce oficio ni beneficio. Si esto es así, es buena señal: significa que el narrador ha sabido crear un mínimo de interés por la historia. Sabido es que uno de los ingredientes básicos de la historia es el interés; por muy bien que esté escrita y por bien engarzadas que estén sus partes, no hay historia que se deje leer sin un mínimo de interés. El interés es a la historia como la sal al guiso, que, por buenos que sean sus ingredientes, resulta insulso sin ese condimento.

Pues en este punto tal vez haya llegado la hora de dar algunos detalles de nuestro don Fulano particular, el que rompe con todo para venirse a vivir a un lugar tan remoto sin oficio ni beneficio. Ya sabemos algo de él: es muy flaco, fuma, tiene una hija y sabe hacer muebles. ¿Necesitamos saber algo más? Tal vez sí, pero pocas cosas. ¿Su nombre? Podría llamarse Julián, puesto que llega a un pazo ruinoso en Galicia; pero sería muy tópico. Para evitarlo, le llamaremos Lázaro. ¿Su edad? Pongamos unos cuarenta años, si bien pertenece a ese tipo de personas que podrían tener cualquier edad entre veinticinco y sesenta años sin cambiar de aspecto. ¿Su origen? Qué más da su origen. No era de O Roxal, eso es suficiente para lo que necesitamos saber. ¿Su profesión? Eso es lo más extraño: escultor.

Y la pregunta del millón: ¿por qué llega un hombre solo con su hija a vivir en un pazo en una tierra extraña?

No vamos a darle todo hecho al lector, por la misma máxima que se explicó en el primer párrafo de esta página. Digamos simplemente que Lázaro, nuestro don Fulano, no lo dejó todo para venirse a vivir en medio de la naturaleza y esculpir tranquilamente. Su nueva vida no fue voluntariamente elegida por él. Sin embargo, no podía escapar de ella y la aceptó con resignación.

Y con resignación talla ahora los muebles que ha de usar en el viejo y ruinoso pazo, con resignación y con una satisfacción de extraña independencia que hace que un destino involuntario se convierta impensablemente en una existencia dulce y apacible.

La fuente de la mouraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora