capitulo 31

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(Dimitry Simone).

Tocar, deslizar mis manos por su cuerpo es tan placentero, toda su piel clara es tan jodidamente suave, escuchar su voz gemir, me vuelve loco. Max observo como masturbaba a agata, el no lo sabe, pero cuando nuestros ojos se encontraron por unos minutos, esos ojos estaban llenos de deseo e intensidad.

Y aún que tenía un enorme problema en los pantalones, no quiso acercarse a Agata. Es un idiota. Agata luego de que su deseoso orgasmo se encontraba acostada debajo mío descansando mientras que max estaba aún lado de nosotros mirando su computadora.

No podía dejar las cosas simplemente así, la tome por la cintura, la levanté, y ella puso sorpresa en su rostro pero aún asi logre manejarla, la acomode en una posición en la que quedó de espalda hacia mi mirando al frente, justo mirando a max, ellos se encontraron con las miradas, lo supe cuando vi su rostro, apretando la mandibula mirando fijamente a Agata quien se encontraba con la bata abierta y completamente desnuda ante sus ojos.

Lo único que había en la habitación era la tensión entre ellos, se desean, me muero por saber quien va a hacer el primer movimiento. Pero hasta que alguno lo hiciera, comencé a acariciar esos delicados y suaves senos, los apreté, y con las yemas de mis dedos acaricie suavemente los pezones que apenas con ese toque se endurecieron.

Y un pequeño gemido se escapó de esos bellos labios, con mi mirada fija en max note como mordió su labio inferior, y de repente Agata comenzó a acercarse moviéndose gateando para poder llegar hacia el, sin aviso agata lo agarro de la nuca y pego sus labios con los de max, en un beso tan lleno de pasion en el que sus lenguas se envolvieron, deseosos de probar el sabor del otro.

Max como pudo dejo la computadora hacia el costado dejándola sobre la mesita de luz al lado de la cama, tomo firmemente la cintura de agata, y la hizo sentar sobre su regazo, o más bien sobre su verga dura.

Las manos de max se deslizaban por el enorme culito de Agata, acariciando, y apretando, haciendo que las caderas de Agata se movieron hacia adelante y luego fueran hacia atrás, provocándose placer en cada movimiento, sus respiraciones estaban desordenadas, en algún punto se separaban para lograr llenar sus pulmones de aire, pegando sus frentes, encontrándose con la mirada, y cuando ya habían respirando el aire suficiente volvían a pagar sus labios.

Se mantenían gimiendo sobre sus labios, moviéndose para darse todo el placer posible hasta que por fin el deseoso orgasmo de los dos llega hacia ellos generando demasiado placer, el cual ocasiona que agata arquee su espalda reposando la cabeza sobre el hombro de max, y max la envuelve en un calido abrazo, pegando sus cuerpos más, y más.

Jamás imaginé que max podría llegar a cambiar de opinión. Pero es obvio como la quiere. Y como su relación mejora poco a poco.

Me levanté de la cama buscando mi celular, para hacer una llamada a Joaquín, deberíamos prepararnos para algunas cosas, como la protección de Agata, entre como decirle algunas cosas, aparte está lo del bebé, debería sacar un turno con el medico para su revisión para saber cómo se encuentra el bebé.

Lo encuentro sobre el mueble de la televisión, busco el contacto de Joaquín en el, y cuando lo encuentro realizo la llamada, camino a pasos lentos hacia el balcón, abriendo las cortinas para poder pasar hacia el balcón, dejando que estas se vuelvan a cerrar, suena, suena, luego de unos minutos, contesta.

—¿Que sucede dimitry?.

—¿Puedes conseguirme un turno con el ginecólogo?.

—¿Para cuándo? —pregunto.

—Para mañana en Alemania —respondo.

—¡¿Que?! —grita.

—Ash, no grites.

—Perdón, ¿Es para luna?.

—Si, Tambien Alex y tu viajarán con nosotros, así podrán conocer a su luna.

—Esta bien, nos vemos.

—Mañana a las nueve estaremos listos.

—En el aeropuerto de siempre.

—Okey.

Y con eso la llamada finalizó, me quedé mirando el atardecer que estaba cayendo para darle paso a la noche calurosa, una noche hermosa de verano, me quede apreciando unos minutos cuando decido que es momento de volver a entrar, me gire, y volví de nuevo hacia Dentro de la habitación.

Camine con la vista hacia abajo pensando en como debíamos hablar con Agata sobre la cita del médico, además de que tendríamos que contarle sobre de quien es la boda, quedé sumergido en mis propios pensamientos cuando el gemido de agata me descoloca, vuelvo a levantar la vista, encontrando a una agata abierta de piernas sobre la cama mientras que max estaba inclinado al borde de la cama devorando su zona intima.

Inclinaba su cabeza hacia atrás disfrutando de la sensación de placer que la boca de max le ocasionaba a ese coño tan pequeño, Agata enredo los dedos en la cabellera de max, marcando un ritmo que max tenia que seguir, gime, gime, se retuerce sobre la cama, buscando su propio placer, con la boca entre abierta.

—¡Ah!... ¡Para!.

Sin respuesta de max.

—mmm... Mi.. —suspira—Orgasmo.

Por fin un tercer orgasmo llega a ella, de manera salvaje haciendo que ella chille del placer, y su cuerpo expulse sus fluidos, empapando la cama, deslizándose por las sábanas blancas hasta llegar goteando sobre el suelo.

Lo único que se escuchó fue un suspiro, tratando de regularizar su respiración mientras que max se incorporo, y se lamió los labios saboreando el jugo de los fluidos que habían bañado sus labios, Agata estaba sobre la cama aún con las piernas un poco abiertas, mostrando el coño que antes era de un color beige y ahora solo era rosado, y en el fondo de un color rosa más intenso, se encontraba hinchado, tan jugoso y apetitoso, un bulto me estaba presionando en la parte mas baja de mis pantalones queria clavarme en su interior, pero era tan notorio como estaba cansada.

Lo mejor era solo dejarla descansar, se acomodo la bata, y luego se levantó, y como pudo con las piernas temblorosas camino hacia el baño, max estaba tratando de sacar las sábanas entonces me acerque y lo ayude, mientras Agata estaba en el baño, nosotros tratamos de secar la alfombra que se encontraba húmeda por el abundante orgasmo de Agata, luego Agata tardo unos minutos en el baño, y cuando salió, estaba vestida con un short de color gris, y una camisa blanca.

Para eso comenzó a empacar sus cosas, guardar todo lo que había traído, guardando cuidadosamente todo y no olvidarse nada, mientras que max y yo estábamos desesperados secando la alfombra, agitando unas revistas para generar aire que pudiera secar.

Una rosa para dos hombres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora