¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se encontraba junto a Mason siguiendo a Liam, los de la preparatoria Devenford habían llegado, en cuando el rubio escuchó esto no dudo en ir a directo a los autobuses.
—Escúchanos, no hagas una tontería—pedía.
—Espera, Liam—intentaban detenerlo, pero parecía que no los escuchaba.—No, no, no, Liam.—
—Brett—llamó al chico rubio que bajaba del autobús.
—Ay, aquí vamos—ambos se miraron cuando Liam se acertó al tal Brett.
—Solo quiero decir que...suerte en el partido—todos se miraron confundidos, esperaban de todo menos eso.
Se cruzó de brazos cuando el rubio alto empezó a reír.
—Que lindo, Liam ¿Eso te dijeron que hicieras en control de ira? ¿Que ofreciendo disculpas todo estaría bien?—un latido acelerado de corazón llegó a sus oídos.—Destruiste el auto del entrenador.—
—Pague por ello.—
—Y seguirás pagando. Vamos a romperte en pedazos en la cancha—Apretó los dientes al escuchar las palabras de Brett.
—Está bien, muy bien—se puso delante de Liam captando la atención del alto.—¿Quien mierda te crees? Maldito idiota.—lo insulto—
—¿y tú quien eres?—la miró de abajo hacia arriba.—¿Su niñera?—se burló.
—Escucha, Brett. Tal vez Liam se esté conteniendo las ganas de golpearte pero yo no soy así.—
—¿Tú vas a golpearme?—se volvió a burlar.—pareces una pulga.—
—Sigue así, te sacaré los ojos y haré que te los comas mientras caminas sobre clavos y con una...—miro los azules ojos del alto donde quedo anonadada—No puede ser.—
Brett también quedó perdido en los castaños ojos de la morena. Scott y Stiles llegaron; su hermano agarró a Liam de un brazo y a ella del otro.
—Hola ¿Que pasa? Bienvenidos a nuestra pequeña preparatoria pública. Soy Stiles—se presentó extendiendo su mano—Que buen apretón de manos—
Brett no le prestaba atención al chico, sus ojos estaban fijos en cierta morena que lo miraba molesta mientras tenía su mano extendida impidiendo a Liam moverse.
—Estamos muy emocionados por el juego de esta noche pero hay que jugar limpio, nada de conductas rudas. Nos vemos en el campo.— empujó un poco a Scott—Vamos, vámonos. Atenea, vámonos— jaló la mano de la chica al verla sin moverse y siguiendo en la guerra de miradas con el otro chico.
