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|| Lista actualizada ||

A la mañana siguiente llegó a la escuela antes que su hermano o cualquiera de sus amigos

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A la mañana siguiente llegó a la escuela antes que su hermano o cualquiera de sus amigos. Una vez en los pasillos caminó hasta su casillero, no tenía prisa.

—¡Rarita, McCall!— la chillona voz hizo que cerrara los ojos fastidiada.

—Claro que este día no podía ser Perfecto.— murmuró para su misma. Al sentir una mano descansar sobre su hombro con pesadez inmediatamente se separó encarando al culpable.— No me toques.—

—Tranquila, fiera.— alzó sus manos en son de paz.— Que humor traemos hoy.— se burló mirando a su grupo que estaba a unos pasos de ellas.— Solo quiero hacer las pases.—

—Si, claro.— frunció sus labios.— A mi no me interesa hacer las pases tan hipócritamente, así que paso.— sonrió falsamente.  Caminó hasta llegar a su casillero aún con el grupo siguiéndola detrás.

Los ignoró y empezó a ordenar un poco su lugar al igual que su mochila, las queditas risas se hicieron presentes al igual que unos comentarios ofensivos hacia su persona, respiró hondo para no perder el control. Todos en la escuela sabían que la chica sufría de ataques de ira, no entendía el porqué se seguían metiendo con ella.

—McCall, nosotro...— no pudo completar su frase ya que Atenea la estampó contra los casilleros al sentir de nuevo la mano de la chica en su hombro.

—Te dije que no me tocarás ¿acaso estás sorda?— gruño cerca de su oído, podía notar la expresión horrorizada de la chica.

—Atenea.— Scott se encontraba cerca de ellas.— Suéltala.— alzó las manos frente suyo intentando tranquilizarla al notar su molesta mirada.

—No te quiero cerca de mi.— siseo molesta alejándose de la chica.

Cerró la puerta de su casillero con fuerza sobresaltando a los individuos, le dio una última mirada al grupo y se marchó mirando también por última vez a su hermano.

Su mal humor se esfumó por completo al ver al final del pasillo a sus mejores amigos hablando, así que se acercó.

—¿Irán a la fogata de esta noche?— el moreno preguntó una vez que se saludaron.

—Por supuesto.— sonrió.— ¿Liam?— lo miró, pudo notar que el chico se veía un poco ojeroso y paranoico.

—Yo pensaba no ir.—

—No puedes faltar.—

—¿Por qué no?— pregunto a la defensiva.

TEEN WOLF |𝕌𝕃𝕋ℝ𝔼𝕀𝔸| L.DDonde viven las historias. Descúbrelo ahora