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El plan estaba en curso; Stiles solo estaba esperando indicaciones de Argent y cuando las tuvo presionó un botón de la computadora. Chris había conectado las cámaras al aparato con éxito, todas las cámaras de los pasillos estaban vinculadas a las computadoras de los chicos.
Mientras tanto en otra de las habitaciones del hospital se encontraba una morena recostada en una cama de metal. Atenea despertó dando una gran bocaza de aire podía notar que aún se encontraba en el hospital, se levantó de donde estaba dándose cuenta que su ropa era distinta; una vez estuvo de pie salió de la tétrica habitación dejando ver un pasillo sombrío y poco iluminado totalmente abandonado.
—Nea.— giró sobre sus talones rápidamente al reconocer la suave voz que la llamaba.
Un sentimiento de nostalgia la invadió pero no podía dejar llevarse por estos, sabía que lo que estaba frente a ella no era real y era producto de los sueños que iba a tener a consecuencia de lo que hicieron, sin embargo no pudo negarse a caminar hacia la chica que le extendía la mano con una gran sonrisa en su rostro.
Cerró fuertemente sus ojos ante el mareo que se hizo presente; al momento de tomar la mano de la rubia todo a su alrededor cambió drásticamente. Miró a su alrededor segundos después de recuperarse dándose cuenta de que estaban en el bosque de Beacon Hills, pero... lucia diferente; estaba más iluminado e incluso podía jurar que escuchaba algunos cantos de pájaros.
—¿Qué es esto?—
—Estas en el limbo; entre la vida y la muerte.—
—¿Me morí?— cuestiono aterrada haciendo reír a la otra chica.
—Aún no. Ahí es donde yo estoy junto a nuestros amigos.— señaló el lugar más iluminado, el lugar quedaba pasando la línea de la vida, justo donde ella estaba parada.
Su mirada siguió el dedo de la chica; a lo lejos pudo ver a Allison junto a Boyd, Érica y otras personas que no lograba reconocer. Bajo la mirada a sus pies notando la marcada línea negra notando que la rubia ya la había cruzado y ella estaba a tan sólo unos veinte centímetros lejos; giró su cabeza a la derecha notando a otras personas ahí, unas lejos y otras cerca de tal línea, no reconocía a ninguna, su castaña mirada pasaba de figura en figura hasta que reconoció a una que hizo que su corazón se detuviera abruptamente unos segundos y su cuerpo temblara; Brett se encontraba ahí, muy cerca de la línea, se notaba de lo más feliz tomado de la mano de una chica rubia bajita. Aunque este Brett tenía un similar cabello azabache, sabía que era él.
—¿Lo conoces?— asintió como respuesta sin apartar su mirada.
—Él no puede estar muerto.—murmuró con pesadez.
—Lo estará pronto, su pie casi toca la línea.— el repentino cambio de voz le causo escalofríos.
La persona frente a ella se empezó a distorsionar dando paso a el ser que le causó pesadillas a toda la manada; el Nogitsune. Atena no lo pensó mucho para empezar a correr alejándose del ser; a cada paso que daba el bosque se tornaba sombrío y tenebroso. Podía escuchar los pasos detrás al igual que las hojas rompiendo bajo sus pies y su corazón en su cabeza volviéndola loca. Mediante los segundos pasaban sentía su cuerpo cada vez más pesado hasta el punto que ya no lo aguantó más y terminó en el suelo.
