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POV SEYRAN

—¡Por Seyran! —grita papá.

—¡Y por Zeynep! —añado yo después, sonriendo a mi amiga.

—¡Y por Zeynep! —repiten mamá, papá y Suna a coro.

A papá se le ha ocurrido la idea de celebrar una pequeña fiesta de Oxford en casa para brindar junto con Zey por nuestro éxito. Cuando mamá y yo se lo dijimos no nos creyó al principio y pidió que le enseñáramos el mail. Mientras lo leía iba murmurando una y otra vez «no», para después abrazarme tan fuerte que cuatro horas más tarde todavía me dolían un poco las costillas.

—No puedo creer que nos hayan admitido —le susurro a Zey sobre el borde de mi copa de champán.

—Ni yo.

La idea de poder pasar los tres años próximos con mi amiga me produce un alegre cosquilleo en la barriga. Estoy tan contenta que siento como si fuera algo irreal.

—Ahora tenemos que esforzarnos todavía más, Zey —digo.

—¿No pueden pasar una tarde simplemente disfrutando? —pregunta Suna.

Mamá y papá se ríen mientras Zey y yo intercambiamos una sonrisa llena de arrepentimiento.

—Tienes razón —admito—. Pero ¡todavía pueden salir mal muchas cosas!

Zey coloca su copa de champán sobre la mesa del salón y agarra un nacho, el único tentempié que hemos podido sacar de la nada rápidamente.

—Debemos aprobar nuestras asignaturas con un sobresaliente, solo entonces se garantiza nuestro ingreso.

—Y además han de darme una de las becas —añado a media voz e intentando reprimir el pánico que me invade solo de pensarlo. La asesora de estudios de Maxton Hall me ha asegurado más de una vez que mis posibilidades de ser becaria son muy buenas y que ella, en mi lugar, no se preocuparía. Pero es fácil decirlo.

Las mejillas de Zey palidecen y deja el nacho mordido al lado de su copa.

—¿Y qué pasa si saco una mala nota en alguna asignatura? Seguro que mi abuela retira su ofrecimiento de ayudarme en la carrera.

—Chicas, ¡hagan el favor de celebrar la noticia en lugar de estar preocupándoos así! —Mamá está sentada frente a las dos en nuestro sofá de flores y nos observa negando con la cabeza.

Zey y yo intercambiamos una mirada de angustia antes de coger la copa al mismo tiempo y beber un buen trago.

—Es probable que no las hubiesen admitido si fuera de otro modo, ¿no? —señala Suna sonriendo.

No le extrañó que nos aceptasen y ha tratado de alegrarse por mí, pero sé lo mucho que la apena que me vaya de casa. Pues aunque Oxford no está lejos, es distinto que nos separe medio pasillo que un viaje en tren de dos horas. Mi hermana odia los cambios y yo estoy bastante segura de que, si de ella dependiera, nos quedaríamos a vivir en esta casa para siempre, hasta el fin de nuestros días.

Pero, aunque en el transcurso del día su estado de ánimo me entristece un poco y me pongo nostálgica ante la idea de tener que mudarme, la alegría de que me hayan admitido lo supera con creces. Y desde que Ferit estuvo aquí he decidido que nada ni nadie me volverá a arrebatar nunca más esta alegría.

Una vez vaciada la botella de champán, Zey y yo dejamos a mis padres viendo la televisión y subimos a mi cuarto.

—Oh, mierda —musita Zeynep cuando cierro la puerta. Se queda mirando el móvil y, sin levantar la vista, se sienta en la silla de mi escritorio.

save you #2Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin