POV SEYRAN
He pasado todo el fin de semana contenta por una parte porque me han admitido en Oxford y preguntándome, por otra, cómo he de comportarme si el lunes Ferit va a la reunión del comité de eventos. A estas alturas he llegado a un punto en el que debo reconocer que mi propósito de Nochevieja de cortar de forma tajante ha fracasado. Ferit está en todas partes. Si no es en persona, sí en mis pensamientos, y no veo que esto vaya a cambiar en un futuro cercano, menos aún cuando, dos días después, el recuerdo de sus palabras todavía me provoca un hormigueo por todo el cuerpo.
Justo ese hormigueo es el que siento cuando Zey y yo entramos en la sala después de la pausa de mediodía y Ferit está sentado en su sitio de siempre, como suele hacer últimamente, con un libro en la mano. En esta ocasión, la última novela de John Green, según compruebo con curiosidad antes de apartar la vista con rapidez y pedir a Zey que repasemos el orden del día juntas hasta que lleguen los demás.
Los minutos se estiran como un chicle, pero por fin aparece Pelin y podemos empezar la reunión.
—Omer —comienza Zey—, los carteles están gustando mucho. Ya hemos recibido varios elogios.
Omer le dedica una sonrisa mínima, algo más, al menos, de lo que nos ha dirigido a cualquiera de los demás en las últimas reuniones.
—Tal vez incluso podamos llamar la atención de algún que otro patrocinador a través de ellos.
Yo asiento.
—Por lo demás, la lista de invitados tiene muy buena pinta. Aunque lo único que me preocupa un poco es que siguen faltándonos oradores. Y ya no nos queda tanto tiempo —señalo—. Yusuf, ¿te ha llamado el profesor con quien querías hablar?
—Sí —contesta Yusuf, aunque parece bastante compungido. Sospecho lo que va a decir—. Por desgracia, no tiene tiempo. Pero al menos se ha mostrado dispuesto a hacer una generosa donación.
—De acuerdo, así son las cosas. Algo es algo. —Le sonrío con ánimo—. ¿Hay alguien más que haya tenido éxito en su empresa?
Se quedan todos callados.
—Bien, entonces...
Ferit carraspea.
Por un momento lucho conmigo misma. No quiero mirarlo, pero tampoco puedo ignorarlo. Eso solo llevaría a que los demás me hicieran preguntas que no quiero responder. O no puedo responder.
—Sí, Korhan. —Zey interviene en mi lugar.
—Alice Campbell se ha ofrecido a pronunciar el discurso final.
Levanto la cabeza.
El aspecto de Ferit me llama la atención. Ahora me doy cuenta de lo pálido que está. Además, tiene unos círculos oscuros bajo los ojos, como si no hubiese dormido desde el sábado.
Sigo arrepintiéndome de haberlo tratado de forma tan desagradable. No se lo merecía, y desearía poder volver a hablar con él de forma serena y explicarle por qué me enfadé tanto al verlo delante de la puerta de casa.
Debo de tener la mala conciencia reflejada en la cara, porque los ojos de Ferit se entrecierran un poco antes de continuar hablando como si no pasara nada.
—Hace unos años, el centro los ayudó mucho a su familia y a ella a remontar. Se alegrará de podernos apoyar durante la gala. Le he dicho que la llamarías para concretar los detalles.
Me lo quedo mirando sin dar crédito. En cuanto una pequeña pero satisfecha sonrisa se esboza en su rostro, sé que esto no es una simple coincidencia. Se ha acordado de que mencioné a medias lo mucho que admiraba a Alice Campbell y su trabajo.
No sé qué hacer con esta información. Cuanto más reflexiono sobre ello, más crece el deseo de volver a hablar con él con tranquilidad.
Pienso a fondo cómo podría retenerlo un momento después de la reunión.
—Genial, Korhan, en serio —lo felicita Zey, después de mi largo silencio—. No sabes cuánto te lo agradezco. Si todavía tienes a más gente con quien podamos contactar, nos informas.
Ferit se aclara de nuevo la voz.
—El Boyd Hall ya está preparado. El conserje Jones ya está informado de que el viernes que viene, a las cuatro de la tarde, se presentará la empresa de decoración.
Por unos instantes reina el silencio en la sala.
—Con lo poco que te gustaba el trabajo al principio, ahora te estás implicando a tope —comenta Eda.
Ferit no responde nada, sino que me mira de una forma que hace que se me ponga la piel de gallina.
—Es justo después de la reunión —dice Zey—. Yo sugiero que vayamos juntos, ¿les parece bien?
Un murmullo de aprobación recorre la sala.
—El próximo punto es el fotomatón —anuncia Zey, arrancándome así de mis pensamientos.
De repente una idea surge en mi cabeza. Me parece arriesgada pero también emocionante. Me daría la oportunidad de hablar con Ferit y de disculparme. Lejos de la mirada crítica de Zey y de los oídos curiosos de Pelin.
—Exacto. —Me aclaro la voz—. El sábado mis padres me prestarán el coche y podré ir a recogerlo. Aunque las piezas deben de ser bastante pesadas. —Hago acopio de todo mi valor y miro a Ferit—. Ferit —digo con voz firme—, ¿vendrías a recoger el fotomatón conmigo?
Por una fracción de segundo sus ojos brillan sorprendidos. Pero entonces asiente y dice, como si mi pregunta no tuviera nada de especial:
—Por supuesto.
No hago caso del leve suspiro que emite Pelin, ni de la expresiva mirada que me lanza Zey. En cambio, paso el resto de la reunión contemplando mi agenda y preguntándome qué demonios acabo de hacer.
ŞİMDİ OKUDUĞUN
save you #2
RomanceSeyran está destrozada: después de todo lo que han compartido, Ferit la ha traicionado. Decepcionada, no quiere verlo nunca más. Sin embargo, lo apoya en un momento muy triste, aunque le deja algo muy claro: no está dispuesta a perdonarlo ni a darle...