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POV SUNA

Maxton Hall es el no va más.

Por supuesto que había visto fotos de la escuela en internet cuando Seyran solicitó la beca, pero contemplar en persona el imponente edificio con sus torrecillas, su gigantesca fachada y los suaves arcos de las ventanas es algo totalmente distinto.

Seyran ni siquiera ha bajado todavía del coche cuando yo ya casi he cruzado el aparcamiento. He de esforzarme para levantar el largo borde de mi vestido verde oscuro y protegerlo del barro. Anoche llovió, y los vestigios del chaparrón se ven por doquier. Aunque ya hemos preparado las fotos para el blog, no querría hacer aparición en mi primera fiesta de Maxton Hall con un vestido sucio.

—¡Espera un momento, Suna! —oigo que grita Seyran cuando llego al gran portalón de hierro fundido que da al atrio de Maxton Hall. Está provisto de unos sinuosos elementos decorativos que en el punto más elevado del arco forman las iniciales de la escuela.

La visión quita el aliento.

Saco el móvil, pongo la cámara frontal y lo sostengo en alto. Procuro que en el encuadre salgamos la gran puerta, la escuela al fondo y yo, pero no logro que salga como me habría gustado.

—¿Podrías sacarme una foto más? —pregunto a Seyran cuando se acerca a mí. Sin esperar su respuesta, me deshago de la chaqueta y se la tiendo a ella junto con el móvil—. Sería perfecto si la escuela se viera al fondo. Está tan maravillosamente bien iluminada...

—Una foto —dice Seyran colocándose en posición—. Y entramos.

Asiento.

—A sus órdenes.

Cuenta hasta tres y yo miro a cámara con una sonrisa resplandeciente.

Luego Seyran me devuelve la chaqueta, espera a que me la haya vuelto a poner y me pasa el móvil.

—Qué guapa estás —dice mi hermana.

—Tú más —replico. Entonces levanto el móvil, pongo de nuevo la cámara frontal y acerco a Seyran a mi lado—. ¡Sonríe!

Sonreímos juntas a la cámara. Después de haber pulsado al menos diez veces el disparador, Seyran se libera de mí y yo doy un rápido repaso a las fotos.

No puedo evitar sonreír al ver mis fotos delante de la escuela.

Hace apenas tres años era para mí una auténtica tortura encontrar ropa de mi talla que no solo me sentara bien sino que además fuera bonita. Las prendas XL suelen estar cortadas de una forma que me queda rara, pues yo, aunque estoy gorda, tengo cintura, y la mayoría de los diseñadores parecen pensar que todas las obesas compartimos la misma constitución. Pero eso no responde a la realidad. Por eso estoy tan contenta de los progresos que hago con mi blog: me permiten llevar un vestido como este en una velada como la de hoy y sentirme tan glamurosa como cualquiera.

Si tuviera que escribir con letras mis sentimientos, quedaría algo así:
¡KDJGDHUSGUAOHBES!

Lo que me hace pensar que seguramente paso demasiado tiempo con mi portátil.

—¿Suna? ¿Vienes?

Me apresuro a reunirme con Seyran, que está mirando su reloj. Llegamos puntuales, es posible que incluso demasiado pronto, pero mi hermana está de los nervios. Siempre se pone así antes de uno de estos eventos que organiza para Maxton Hall. Me pregunto de dónde saca las reservas de energía para los preparativos de estas fiestas. Yo ya me paso todo el día ocupada entre los deberes y mi blog, y no tengo que prepararme para los exámenes finales ni para estudiar una carrera en Oxford. A veces me da la impresión de que es un robot, un robot que de tanto en tanto aparece con unos círculos oscuros debajo de los ojos. Mamá le pregunta a menudo si no se excede un poco, pero Seyran asegura que su trabajo la divierte. Y me lo creo.

save you #2Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin