EXTRA.

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KAGOME.

.-No te pongas nerviosa.- Suspire derrotada. Sus ojos grises me miraban con impaciencia.

.-No me dejes caer. - Tome la falda del largo vestido blanco y lo aprete con fuerza. El me miro de reojo, pero su expresión era la de siempre.

.-¿Sabes que estoy agradecido contigo por esto?.- Lo miré y sonreí. Sabía que el velo le impedía ver por completo mi reacción.

.-Es poco en comparación a lo que has hecho por mí en estos 5 años.- Él sonrió de forma discreta.

.-Pero jamás me atrevería a pedirte matrimonio, me sorprendió mucho cuando llegaste de forma imprevista y me dijiste que nos casáramos. - Él no había mencionado el tema hasta el momento.

.-Tu padre fue muy claro cuando dijo que necesitabas sentar cabeza, sospecho que él creía que eras gay Kurama.-El aguanto la risa. No había tenido una novia en ¡5 Años!, tenía sus aventuras de eso estaba segura, pero ninguna oficial. Ambos estábamos caminando rumbo al juez civil.

.-Pudimos haber fingido, no quiero ponerte incomoda.

.-Tu padre es un maniaco del control, era obvio que lo iba a investigar, no es fácil verle la cara, ni siquiera pudo reconocerme la primera vez que vino a Grecia.- El volvió a mirarme de reojo.

.-Kagome, tienes idea siquiera de lo hermosa que te has vuelto, antes lo eras, pero hoy en día lo eres aún más, llegaste con un propósito y se cuánto te has esforzado para lucir como ahora.-Senti el calor subir a mi rostro, el jamás había dicho que yo era hermosa, ni cuando tenía sobre peso y menos cuando comencé a bajarlo. 

Era en verdad, había trabajado mucho, un plan alimenticio y ejercicio fue lo que me ayudo, pero la paciencia que él había tenido conmigo y su habilidad para ayudarme a controlar los atracones de comida también fueron esenciales. Había logrado bajar de 120 kilos a 54 kilos. A pesar de haber bajado tanto había optado por seguir con mi rutina y continuar con mi dieta de comida balanceada. 

Desde que llegue a Grecia había retomado mi terapia, algo que necesite más que antes. Tuve pesadillas constantes debido al trauma que Naraku me género. En todas ellas el me acorralaba mientras intentaba tocar mi cuerpo de una forma obscena. Aun me costaba mucho tener algún contacto con los hombres, con todos menos con Kurama. Estaba eternamente agradecida con él por haberme salvado y también con Kykyo. Suspire un poco al pensar en Kykyo.

Cambie muchas cosas cuando llegue aquí, mi número de móvil era otro y había prohibido a mi familia siquiera venir a verme, nunca les revele donde me encontraba, solo hablaba con ellos debes en cuando para decirles que estaba bien y que Kurama seguía cuidando de mí. Bueno eso fue hasta que se me ocurrió pedirle a Kurama que se casara conmigo. El padre de él quería casarlo forzosamente con una chica de una familia rica, pero Kurama siempre se había negado, hasta que lo amenazo con quitarle su herencia. Sentí que tenía que hacer algo por él, había permanecido a mi lado desde que abandoné mi casa y sabia el porqué de su negación al matrimonio él sabía que una vez casado no podría cuidar de mí. Teníamos una relación como de hermanos, el nunca ha dicho nada al respecto, su carácter era el mismo, siempre frio y con una cara de pocos amigos, pero era más amable de lo que aparentaba. Algo que me parecía muy divertido de el era que cuando estaba ebrio hablaba hasta por los codos a diferencia de cuando estaba sobrio que sus respuestas eran solo de 3 a 4 palabras, pero también ya conocía por qué su coraza de acero. Él también tuvo una gran decepción que lo orillo a cerrarse con las personas.

Algunas veces también me preguntaba que habría sido de mis amigos, pero estaba decidida a sanar primero antes de volver acercarme a ellos, era muy probable que estén enojados conmigo por haber desaparecido durante muchos años.

El peso del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora