regreso ultima parte

407 52 4
                                    

Kafka salió del hospital con paso firme, listo para enfrentar el desafío que se avecinaba. Nada más cruzar las puertas, fue recibido por su suegro Isao, su esposa Kikoru y, para su alegría, la pequeña Hanako.

La niña soltó la mano de Isao y corrió hacia Kafka, lanzándose a sus brazos con entusiasmo. Kafka la recibió con una sonrisa, envolviéndola en un cálido y protector abrazo.

"¡Kafka! ¡Estás bien!" exclamó Hanako, hundiendo su rostro en el pecho de su ahora capitán.

"Hola, pequeña. Me alegro de verte también", respondió Kafka, sintiendo cómo su corazón se llenaba de calidez al tener a la niña a salvo entre sus brazos.

Isao y Kikoru se acercaron, con expresiones de alivio y orgullo en sus rostros.

"Me alegra ver que ya has recuperado tus fuerzas, yerno", dijo Isao, colocando una mano sobre el hombro de Kafka.

Kafka asintió, sin despegar la mirada de Hanako. "Gracias, suegro. Debo admitir que me siento listo para lo que se viene".

Kikoru se acercó y abrazó a Kafka con cariño. "Estamos aquí para apoyarte, mi amor. Hiciste bien en permanecer en el hospital hasta recuperarte por completo".

Kafka le devolvió el abrazo a su esposa, sintiéndose más fuerte y seguro gracias al apoyo de su familia.

"Ahora que estás aquí, es momento de que hablemos sobre tu nuevo papel", intervino Isao, con expresión solemne.

Kafka asintió, recordando la insignia de capitán que le había entregado su suegro. "Sí, sobre eso... ¿Estás seguro de que soy la mejor opción para liderar ese escuadrón? Hay tantos otros soldados más calificados".

Isao levantó una mano para detener las dudas de Kafka. "No lo dudes, yerno. Eres el único que puede unir a los kaiju y a los humanos bajo tu mando. Tu empatía y tu capacidad de entendimiento son cualidades invaluables".

Kafka lo miró con asombro, aún sin estar del todo convencido. "Pero, ¿y si no soy capaz de llevar a cabo esta responsabilidad? No quiero defraudar a nadie".

Hanako levantó la mirada, con sus ojos brillando con determinación. "¡Tú puedes hacerlo, Kafka! Sé que serás un gran capitán".

Kikoru asintió, colocando una mano sobre el brazo de Kafka. "Hanako tiene razón. Tienes todo lo necesario para guiar a ese escuadrón hacia la victoria. Confíamos en ti".

Kafka observó a su familia, sintiéndose abrumado por el apoyo y la confianza que depositaban en él. Lentamente, una sonrisa comenzó a formarse en sus labios.

"Muy bien, lo haré. Seré el capitán del Quinto Escuadrón y daré lo mejor de mí", declaró, apretando con cariño a Hanako contra su pecho.

Isao asintió, complacido. "Sabía que tomarías la decisión correcta. Ahora, escucha con atención, porque tienes mucho que hacer para preparar a tus hombres".

Durante las siguientes horas, Kafka se sumergió en los detalles de su nueva responsabilidad. Isao le proporcionó información sobre los soldados que serían asignados a su escuadrón, sus fortalezas y debilidades, y las estrategias que debía implementar para sacar el máximo provecho de cada uno de ellos.

Kafka absorbía cada palabra con dedicación, consciente de la importancia de su papel. Sabía que no solo tendría que enfrentar a Narumi, sino también liderar a un grupo de soldados que confiarían en él.

Mientras hablaba con Isao, Hanako y Kikoru permanecían a su lado, ofreciendo palabras de aliento y apoyo en los momentos de duda. Kafka se sentía fortalecido por la presencia de su familia, y se prometió a sí mismo que haría todo lo posible por protegerlos y guiar a su escuadrón hacia la victoria.

un hermoso accidente [KAIJU NUMERO 8]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora