riendas

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Todos los soldados se alinearon frente a Kafka, expectantes ante el nuevo líder. Entre ellos, Reno observaba con una leve sonrisa en el rostro.

Reno podía notar el nerviosismo de Kafka, a pesar de los esfuerzos del nuevo capitán por mostrarse seguro y firme. Sin embargo, Reno sabía que debajo de esa fachada, Kafka estaba genuinamente emocionado y honrado por esta oportunidad.

Reno se sentía genuinamente feliz por su amigo. Estar ahora formando parte del escuadrón de Kafka era un sueño hecho realidad para él. Después de todo lo que habían pasado juntos, Reno se sentía satisfecho de poder apoyar a Kafka en este nuevo desafío.

Tras unos minutos de silencio, Kafka finalmente comenzó a dar instrucciones a su escuadrón. Su voz, aunque algo temblorosa al principio, fue ganando confianza a medida que hablaba.

Reno escuchaba atentamente, listo para seguir las órdenes de su nuevo capitán. Sabía que Kafka era un líder capaz y confiaba en que bajo su mando, lograrían grandes cosas.

Con una postura erguida y la determinación brillando en sus ojos, Kafka se dirigió a sus soldados, delineando el plan de acción y las estrategias a implementar

Kafka se paró frente a su nuevo escuadrón, la anticipación y la determinación brillando en sus ojos. Después de años de arduo entrenamiento y dedicación, finalmente había logrado este anhelo: convertirse en el capitán de su propio equipo.

Tomando una profunda respiración, Kafka comenzó a dar las instrucciones para el entrenamiento del día.

"¡Escuadrón, formen filas!" ordenó con voz clara y firme.

Los soldados se alinearon de inmediato, sus rostros serios y atentos, listos para recibir las órdenes de su nuevo líder.

Kafka recorrió con la mirada a cada uno de ellos, evaluando su postura y su actitud. Satisfecho con lo que veía, prosiguió.

"Bien, como saben, he sido asignado como su nuevo capitán. Vengo de la Tercera División, donde aprendí valiosas lecciones sobre liderazgo, estrategia y trabajo en equipo. Hoy, quiero poner en práctica algunos de esos ejercicios con ustedes".

Hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran entre los soldados.

"¡Bien! Empecemos con una carrera de resistencia. Quiero que den 10 vueltas alrededor del patio a todo correr, sin detenerse. ¡Muéstrenme de lo que están hechos!"

Los soldados se pusieron en marcha de inmediato, sin cuestionar la orden. Kafka los observaba con atención, notando la determinación en sus rostros y el ritmo constante de sus pasos.

Después de unos minutos, los hombres regresaron, jadeando pero aún erguidos.

"¡Excelente! Ahora, quiero ver su fuerza. ¡Den 50 flexiones, sin parar!"

Una vez más, los soldados obedecieron sin vacilación, bajando y subiendo al ritmo marcado por Kafka. Algunos mostraban signos de cansancio, pero se esforzaban por mantener el ritmo.

Kafka caminaba entre ellos, corrigiendo la postura de algunos y animándolos a seguir adelante.

"¡Bien hecho, sigan así! Ahora, vamos a probar su puntería."

Se dirigió a un área designada, donde había colocado varios blancos a 20 metros de distancia.

"Quiero que cada uno de ustedes lance 10 cuchillos. Enfócense en la precisión y la velocidad. ¡A trabajar!"

Los soldados se distribuyeron frente a los blancos y comenzaron a lanzar los cuchillos con determinación. El sonido de las hojas cortando el aire llenaba el ambiente, intercalado con los ocasionales gritos de frustración cuando algún tiro fallaba.

un hermoso accidente [KAIJU NUMERO 8]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora