final

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Después de que la División Anti-Kaiju fuera oficialmente removida de Japón tras dos años de ausencia de los Kaijus, los soldados que formaban parte de esas fuerzas de defensa fueron pensionados por el gobierno japonés. Sus sueldos fueron mantenidos, pero con la única condición de que, si llegara a suceder un accidente Kaiju, ellos tendrían que actuar de inmediato.

Durante ese tiempo, Kafka y Kikoru se casaron oficialmente, sorprendiendo a muchos. Otros matrimonios también se llevaron a cabo, siendo uno de los más inesperados el de Soshiro y Konomi.

Finalmente, el hijo de Kafka y Kikoru nació. Su nombre era Hibino Rei, heredando tanto la actitud como la apariencia física de su padre Kafka, con la única diferencia de sus ojos verdes, los cuales había heredado de su madre Kikoru.

Aquel niño, Hibino Rei, demostró ser igual que su padre, con una personalidad fuerte y determinada. Desde temprana edad, se podía ver en él la misma pasión y dedicación que Kafka había mostrado en su lucha contra los Kaijus.

A pesar de los años de paz, la familia se mantenía alerta, sabiendo que, en cualquier momento, podría surgir una nueva amenaza. Kafka y Kikoru se aseguraban de educar a Rei para que estuviera preparado, tanto física como mentalmente, para enfrentar cualquier desafío que se presentara.

En el hogar de los Hibino, se respiraba un ambiente de tranquilidad y unión familiar. Kafka, quien había pasado por tanto sufrimiento, finalmente había encontrado la felicidad junto a Kikoru y su hijo. Juntos, enfrentarían cualquier obstáculo que se les presentara, sin importar lo que el futuro les deparara.

Tras la retirada de la División Anti-Kaiju, Kafka, a pesar de no tener la necesidad económica, aceptó un puesto como oficinista en una empresa japonesa llamada Aiwa. Con el paso del tiempo, Japón adquirió un ambiente en el que parecía que los antiguos ataques de los Kaijus nunca habían sucedido.

Llegando a casa alrededor de las 6 pm, Kafka abrió la puerta y fue recibido por un emotivo abrazo de su hijo Rei, de apenas dos años de edad. El pequeño saltó a los brazos de su padre gritando "¡papá!", demostrando una gran agilidad y energía.

Kikoru, sonriendo, comentó que esa movilidad y fuerza del niño se debían a los genes que había heredado de su padre Kafka. A pesar de su corta edad, Rei ya mostraba signos del mismo vigor y determinación que caracterizaban a Kafka.

En su hogar, la familia Hibino disfrutaba de una tranquilidad que parecía haber reemplazado los turbulentos días de lucha contra los Kaijus. Kafka, ahora con un trabajo de oficina, había encontrado un balance entre su vida laboral y familiar, rodeado del amor de su esposa Kikoru y de su energético hijo Rei.

Aunque el pasado de batallas seguía presente en sus memorias, la paz que ahora reinaba les permitía disfrutar de momentos como este, en los que Rei corría alegremente a recibir a su padre, llenando de felicidad el hogar de los Hibino.

después de que kafka se acomodo en el sillón mientras jugaba con reí, el timbre sonó. Al abrir, se llevó una sorpresa al ver a sus amigos: Mina, Soshiro, Konomi, Iharu, Akari, Reno, Aio, Izumo e incluso su suegro isao. Sin mediar palabras, Kafka les hizo pasar con una sonrisa.

Unas horas más tarde, todos estaban sentados alrededor de la mesa, disfrutando de una comida que habían preparado entre todos. Cada uno elogiaba la deliciosa comida del otro, pues todos habían contribuido con sus habilidades culinarias. Incluso los niños habían ayudado en el proceso.

Sobre las piernas de las tres mujeres, tres pequeños disfrutaban de la comida: Rei, el hijo de Kafka y Kikoru; Shiori, la hija de Iharu y Akari; y Alya, la hija de Soshiro y Konomi. Kafka observaba la escena con una sonrisa, con todos los recuerdos vivos en su mente.

un hermoso accidente [KAIJU NUMERO 8]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora