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El cielo estaba gris y nublado, un reflejo del ánimo de todos en la aldea de Konoha. La noticia de la muerte de Naruto Uzumaki se había esparcido rápidamente, y ahora la aldea entera se reunía para despedir al joven héroe. Los rostros de los aldeanos mostraban tristeza y pesar, mientras se acercaban a la lápida de Naruto.

La ceremonia fue solemne. Tsunade, la Hokage, se encontraba al frente, con una expresión de dolor visible en su rostro. Jiraiya estaba a su lado, tratando de mantener la compostura. Los compañeros de Naruto, los genin, estaban presentes, cada uno mostrando su propio dolor de diferentes maneras. Sakura, en particular, estaba arrodillada frente a la lápida, sus lágrimas cayendo sin cesar.

Las palabras de los oradores resonaban en el aire, cada una recordando las acciones heroicas de Naruto, su espíritu inquebrantable y su deseo constante de proteger a todos. Pero a pesar de las palabras de consuelo y los recuerdos compartidos, el dolor de la pérdida era palpable.

Cuando la ceremonia terminó, la mayoría de los aldeanos se dispersaron lentamente, dejando flores y ofrendas en la tumba de Naruto. Sin embargo, dos personas permanecieron, incapaces de moverse. Una de ellas era Sakura, arrodillada, sus hombros temblando mientras lloraba.

—Naruto... —susurró entre sollozos—. No puedo creer que te hayas ido. Todo lo que hiciste, todas las veces que me prometiste traer de vuelta a Sasuke... lo hiciste, pero a un costo que nunca debiste pagar. Fuiste mi amigo, mi compañero de equipo, y siempre estuviste ahí para mí, incluso cuando yo no lo merecía.

Sakura recordó cómo Naruto siempre había intentado ganarse su afecto, su terquedad y su inquebrantable espíritu. Recordó las veces que la había salvado, las veces que había arriesgado su vida por ella y por la aldea.

—Te molestabas tanto, Naruto. Intentabas tanto... —continuó, sus lágrimas mezclándose con la tierra frente a la tumba—. Siempre me reía de ti, te ignoraba, pero siempre estuviste ahí. Ahora me doy cuenta de lo que significabas para mí. Me hubiera gustado... me hubiera gustado haberte correspondido. Quizás, en otra vida, podría haberte dado el amor que tanto buscabas.

Se puso de pie lentamente, secándose las lágrimas con el dorso de la mano. Su semblante se volvió serio mientras tocaba el nombre de Naruto grabado en la lápida.

—Escucha, lamento haber dicho que desearía que estuvieras muerto. Y aunque nunca voy a poder tenerte el cariño que te tenía antes, sé que el no hubiera querido que te guardara rencor. —Dijo esto mientras tocaba el nombre de Naruto con ternura—. Aunque en este momento te odie, haré todo lo posible por llevarme bien contigo, Sasuke. Sé lo importante que eras para él y estoy segura de que debe estar feliz porque estés en la aldea.

Se giró lentamente, enfrentándose a Sasuke, quien había estado observando en silencio.

—Supongo que nos veremos cuando tengamos una misión. Pero te lo advierto, si sigues pensando en vengarte de Itachi y de huir de la aldea por eso, yo misma me encargaré de matarte —dijo con una determinación fría.

Sasuke, con una mirada llena de remordimiento, respondió en voz baja: —No te preocupes por eso, Sakura. Por la venganza, acabé con mi mejor amigo. No voy a dejar que esto me siga consumiendo.

Sakura asintió, su voz gélida mientras se alejaba —Me alegra oír eso.

Naruto despertó adolorido y vendado. Sus ojos parpadearon mientras intentaba entender dónde estaba. Al levantar la vista, vio una figura borrosa ante él.

—Por fin despertaste, Uzumaki Naruto —dijo una voz desconocida, resonando en la habitación oscura.

Naruto intentó moverse, pero el dolor lo detuvo. Su mente estaba nublada por la confusión y el miedo.

Entre la Luz y la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora