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En algún lugar del País del Fuego, una figura misteriosa caminaba hacia una pequeña oficina. Un hombre detrás de un escritorio miró al recién llegado con curiosidad.

—¿Y cómo te llamas? —preguntó el hombre, tratando de disimular su nerviosismo.

—¿Para qué quieres saber? —respondió la figura, su voz firme y segura.

—Es normal querer saber el nombre de alguien que trae el cuerpo de una persona tan peligrosa como Orochimaru. Quisiera ver la cara del ANBU de Konoha que acabó con tal criminal.

El rubio, con una vestimenta de ANBU y cabello rubio, respondió con indiferencia. —Déjalo en que no soy nadie. —Luego añadió—: ¿Dónde me dan la recompensa?

El encargado del lugar se mostró reacio. —Si eres de Konoha, la recompensa va a la aldea. Así que voy a informarle a la Hokage para que traiga un equipo de traslado.

El ANBU respondió con un tono gélido, dejando claro que no estaba dispuesto a negociar. —Yo que tú, no lo haría. En cambio, haría lo que te estoy pidiendo, claro, si es que quieres seguir viviendo.

El tono amenazante y la presencia intimidante del ANBU dejaron al hombre helado. —Está bien, pero es mucho dinero para que lo lleves solo.

—Solo tráelo, ya me haré responsable de él cuando lo tenga.

Le trajeron el dinero y él lo selló en un pergamino antes de retirarse. Mientras el hombre observaba al ANBU irse, preguntó a sus compañeros. —¿Le pudieron tomar la foto?

—Sí —asintieron.

—Ahora mandemos una carta a la Hokage. Esto es muy raro —decidió el hombre, todavía temblando.

Narra Sakura

Después de bañarme y vestirme, me preparé para dirigirme a la oficina de Lady Tsunade, quien me había llamado. Antes de salir, miré la foto del equipo 7 con una pequeña sonrisa y luego me retiré.

Mientras caminaba por las calles de nuestra amada aldea, observaba a las personas caminando, a los niños jugando y a algunas personas trabajando. Miré el Monte de los Hokages, pero mi expresión cambió a una de preocupación al recordar cuando Naruto me dijo que Pain odiaba la aldea y que tarde o temprano iría a destruirla. Pensé que si Naruto se había vuelto tan fuerte como para acabar con Orochimaru, debía ser gracias a ese hombre, lo que significaba que esa persona debía ser mucho más fuerte que Naruto.

Sin darme cuenta, llegué a la torre Hokage. Antes de entrar, alguien me saludó.

—¡Sakura-san!

Al voltear, vi a la pelirroja que recientemente se había unido a la aldea, Karin Uzumaki.

—Hola, Karin. ¿Cómo te ha ido adaptándote a la aldea?

—Bien, la Hokage me ha dado un apartamento cerca de la casa de Sasuke —respondió Karin, sonrojándose ligeramente.

No pude evitar reírme para mis adentros. Esa chica parecía estar más obsesionada con Sasuke de lo que yo misma había estado alguna vez. Definitivamente, el Uchiha tenía algo para atraer a todas las mujeres, pero para mí, ese encanto había dejado de funcionar hace tres años. Ahora, mi vida no tenía tiempo para pensar en romances; se centraba en ser mejor kunoichi y, principalmente, en traer de vuelta a nuestro antiguo compañero.

—¿Vas a ver a la Hokage-sama? —preguntó Karin.

Asentí. —Sí, me necesitaba.

—A mí también —dijo Karin, mientras las dos nos dirigíamos a la oficina de Tsunade.

Al llegar, vi que Sasuke y Kakashi ya estaban allí. Karin corrió hacia Sasuke y lo abrazó, mientras él intentaba quitársela de encima. Pensé que ver a Karin con Sasuke era como verme a mí misma en un espejo hace tres años. Aunque Karin podía ser molesta, era una kunoichi excepcional y su ninjutsu médico era muy interesante.

Tsunade tomó la palabra. —Los he citado aquí porque quería informarles de lo siguiente.

Dejó ver unos carteles de recompensa y explicó cómo los señores feudales habían tomado la decisión de ofrecer grandes sumas de dinero para incentivar la captura de personas peligrosas.

—¿En serio mi hermano vale 2 mil millones? —preguntó Sasuke, sorprendido.

Tsunade continuó. —Estas son las únicas identidades conocidas de Akatsuki. Lo importante es rezar porque Naruto no aparezca en estos carteles. Si aparece, no solo la aldea, sino que todas las aldeas sabrán que está vivo y pasará a ser un criminal buscado por todas las aldeas y todos los criminales.

Empecé a preocuparme por Naruto. Si se descubría que era un criminal, su vida correría peligro y sería extremadamente difícil que lo aceptaran de nuevo en la aldea.

—Pero parece que no somos los únicos que pensamos eso —añadió Tsunade, dejando a todos intrigados, excepto a Kakashi.

—Ustedes me informaron que Naruto derrotó a Orochimaru. Hoy, alguien fue a reclamar la recompensa de Orochimaru entregando su cuerpo. Lo sabemos porque nos enviaron un mensaje para informarnos, ya que fue un ANBU de Konoha —dijo Tsunade, sacando una foto y poniéndola en la mesa.

—No hay ningún ANBU rubio —dijo Sasuke, frunciendo el ceño.

—Eso lo sé —respondió Tsunade.

Tomé la palabra. —Esperen, ¿acaso esa máscara no es como la que Naruto tenía el día que descubrimos que estaba vivo?

Kakashi asintió. —Así es. Si Naruto tenía el cuerpo de Orochimaru, es casi imposible que no sea él quien fue a recoger la recompensa. Lamentablemente, ellos ya saben que no es un ANBU de la hoja. Cuando recibí la carta, ya había sido leída por los consejeros, así que no podía mentir. Ese ANBU ahora está siendo buscado, aunque no tiene recompensa, ya que no se sabe qué tan fuerte o peligroso puede ser.

—¿Han pensado en cómo podemos recuperar a Naruto? —preguntó Tsunade.

—Tengo una idea que estuve pensando con Jiraiya-sama. El primer paso, después de encontrarlo, es revelarle quién es su padre —dijo Kakashi.

Me quedé en silencio, sorprendida. —¿El padre de Naruto? ¿Acaso es alguien importante?

—Sí, Sakura —respondió Tsunade, mirando directamente a mí—. El padre de Naruto es alguien muy importante. Es hora de que sepa la verdad.

Estaba intrigada, quería saber más, pero antes de que pudiera preguntar, Tsunade continuó.

—Naruto es el hijo de Minato Namikaze, el Cuarto Hokage.

El impacto de las palabras de Tsunade me dejó sin aliento. Recordé todas las veces que Naruto había hablado de su sueño de convertirse en Hokage, sin saber que ya llevaba la sangre de uno de los más grandes líderes de Konoha.

—Entonces, ¿Naruto no sabe nada de esto? —preguntó Sasuke, sorprendido.

—No, nunca se le dijo. Queríamos protegerlo de las consecuencias que podría traer ese conocimiento. Pero ahora, dadas las circunstancias, es crucial que lo sepa —explicó Kakashi.

—Revelarle la verdad sobre su padre podría ser el primer paso para traerlo de vuelta a la aldea —añadió Jiraiya.

Asentí, decidida. —Haré todo lo posible para traer de vuelta a Naruto. No importa lo que cueste.

Entre la Luz y la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora