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La emoción burbujeaba insistente en su estómago durante toda la noche. Por ello es que el simple hecho de conciliar el sueño le fue casi imposible. Durmió apenas un par de horas pensando cómo le diría a su jefe que finalmente renunciaba. Tal vez era algo muy tonto pero Changbin, cuando sus padres vivian, no tuvo necesidad de trabajar nunca asi que estos eran sus primeros empleos. No sabía cómo renunciar. Además estaba nervioso sobre lo que el destino traería para sí una vez comenzara a trabajar para la familia Lee.

Su alarma sonó pero él ya estaba despierto. Así que le costó menos que otros días ponerse de pie. Fue directo a la regadera para poder vestirse con su típico uniforme al salir. Peinó sus cabellos y finalmente fue a la habitación de Minho para levantarlo y ayudarle a poner el agua de la ducha en la temperatura que le gustaba. Cuando dejó a su hermanito bañándose bajó a la cocina para hacer el desayuno y levantar un poco la sala.

Minho bajó minutos después cambiado así que mientras desayunaba en la mesita, Changbin se encargó de cepillarle el pelo y terminar de arreglar el uniforme. Luego lo mandó a lavar sus dientes y él se puso a desayunar lo más rápido que pudo.

Tuvieron que correr un poco e interrumpir el baño al mismo tiempo pero lograron salir a la hora que debían para no llegar tarde a la escuela de Minho. Iban en la motocicleta de Changbin así que en el camino no hablaron. Fue hasta que el mayor lo puso en el suelo y peinaba sus cabellos, alborotados por el casco, que conversaron.

-Min, Felix me mandó un mensaje en la mañana y dijo que hoy Jeongin no vendrá a la escuela así que al salir yo vendré por ti y luego iremos a su casa. Así que espérame donde antes lo hacías ¿vale?

-Oki doki.

Changbin se acerco a besar su frente. Lo despidio y esperó a que el pequeño se metiera para finalmente subir a su moto. Iría a su primer empleo de repartidor como todos los días pero saldría temprano para poder manejar hasta la gasolinera y poder hablar bien con su jefe.

No hace falta decir que durante todo su turno Changbin sintió un enorme nudo en el estómago. Imaginaba mil y un escenarios que podrían ocurrir al decir aquella simple palabra: renuncio.

Tal vez su jefe se molestaría. O tal vez ni siquiera haría un gesto. O puede que incluso lo abrace y le desee éxito en su vida. Bueno, la última era muy fabtaseosa para ser verdad.

Hizo su última entrega una hora antes de su salida habitual. Decidiendo que era hora de irse cancelo todos los pedidos cercanos y checó su hora de salida en la aplicación que manejaba. Quitó su uniforme, arregló su ropa y finalmente partió rumbo a la gasolinera.

Su corazón retumbaba con fuerza y los nervios le hicieron querer vomitar cuando la campanilla de la puerta indicó su presencia en el lugar. Afortunadamente no había mucha gente en el lugar, un par de compañeros surtían los refrigeradores mientras el chico de la caja lo miro y deseo buen día, era quien se encargaba del turno de la mañana.

Camino hasta la puerta trasera que conectaba un lago pasillo con la oficina de su jefe en el fondo.

Respiró hondo antes de tocar y se armó de valor. No estaba haciendo nada malo, incluso daría las gracias por haberle dado empleo, pues aunque era un trabajo de mierda, muchos de los gastos de su pequeña familia se solventaron con la paga de la gasolinera. 

Cuando escucho la típica voz sin sentimientos de su jefe dándole permiso para entrar se dio fuerzas mentalmente y entonces ingresó. No había visitado el lugar muchas veces, de hecho solo fue en su capacitación y cuando recibía sus pagas mensuales. Saludó al hombre con una reverencia y tomó asiento frente a él.

ᏞᏆᏙᎬ ᎪᏀᎪᏆΝ ✭ ᏟᎻᎪΝᏀᏞᏆХ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora