Segundo libro de One-Shot's.
Sean bienvenidas a este pequeño espacio en donde los sueños se pueden volver realidad por medio de pedidos y de mucha imaginación.
Libro de cortos y one-shot's.
¡¡Pedidos abiertos!!
🌊Publicaciones lentas
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Advertencia: Sad Mención de muerte de personaje Continuación del Especial: "hanahaki disease"
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Law deseaba estar seguro de que lo que hizo estuvo correcto. Realmente, necesitaba saberlo pues las últimas palabras que compartió con T/N antes que esta cayera en un sueño inducido por la anestesia en su sistema, ahora le carcomía las vísceras muy lentamente, reviviendo la sensación de su enfermedad del plomo ambiente gris, trayendo un sabor amargo en la lengua que nada lo hacía desaparecer.
Recordaba la emoción trémula y asfixiada de su voz, el brillo de sus ojos clamando auxilio más allá de sus miembros rígidos y su mueca de falsa firmeza sobre la mesa fría de metal por donde luego la sangre llegó a salpicar mientras abría su torso, el sonido de su piel siendo cortada y de sus huesos al ser rotos mecánicamente por sus herramientas quirúrgicas, su habilidad activada, de modo que lograría evitar cualquier posible contemplación, aferrado a la necesidad de que ese miocardio no dejase de palpitar, no con él tan cerca, jamás mientras respirara, decidido a mantener el calor en los miembros de T/N y esa sonrisa cálida que curvaba sus ojos en una mirada suave qué demostraba cada gramo de emoción.
Para Law, fue maravilloso y sorprendente sacar una planta viva del cuerpo de su cartografa, el tacto de sus órganos calientes y húmedos por la sangre que corria y entre ellos las ramas flexibles que se encontraban enterrados por entre sus costillas y resaltando su corazón como el centro de un ramo decorativo; era hermoso y al mismo tiempo morboso. Pero era algo que T/N había creado, casi como si hubiera gestado a una criatura en base a su carne y a un amor ciego a un bastardo que Law envidiaba desde lo más profundo de su propio ser, pero no fue lo suficientemente frío para eliminar las raíces y bellas flores que brotaban, nada más intentar deshacerse de él sus manos temblaron incapaces de eliminar la vida gestada a base de las emociones más puras del humano, la muestra de que la especie no era tan repugnante como siempre creyó, sino que había una maravilla en la vida contenida en esas flores, casi latiendo contra sus dedos.
Aun conservaba el pequeño magnolio en su oficina, crecía a un ritmo pausado, casi siendo un arbol enano, que sin los nutrientes de las emociones, se forzaba a sobrevivir como una planta normal. Parecía congelado en el tiempo, tan hermoso y vivo, mientras que su madre era todo lo contrario luego de extirparlo de su seno.
—Tal vez debí de escucharla —susurro, aplastando su rostro con sus manos tatuadas tratando de retirar el peso de sus hombros.
Había estado preparado hacer cualquier cosa que fuese necesaria para no verla morir, había planeado incluso darle su corazón para que funcionara, conectándolo a ambos de una forma aterradora y hermosa a sus ojos de plata, pero verla día a día con esos ojos de muerto y una voz monótona sin vida lo estaba destrozando lentamente desde adentro, nadie comprendía que había sucedido con el pequeño rayo de Sol del submarino, el repentino cambió a un robot era casi aterradora y solo el doctor sabía la verdad. La frialdad de sus ojos sin un ápice de vida o interés alguno a lo largo de su día, ya no había sangre en su rostro ni músculos que dieran signo alguno de emoción.
