Segundo libro de One-Shot's.
Sean bienvenidas a este pequeño espacio en donde los sueños se pueden volver realidad por medio de pedidos y de mucha imaginación.
Libro de cortos y one-shot's.
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-Aleja tus manos de T/N, o me veré obligado a rebanarte- Zoro hablo, más ronco de lo usual con cierta lugubridad en cada palabra, botando la ponzoña que se formó en su interior.
Los piratas se miraron entre si con cierta duda y complicidad en los luceros, aquella acción no fue del agrado del peliverde que inconscientemente guió su mano fuerte al mango de sus katanas, liberando una y chasquear la lengua, frunciendo el ceño listo para cortar la carne de la mano del moreno tatuado.
-No es necesaria la violencia, Roronoa-Ya- Law se alejó de la pirata T/N con sus manos ocultas al interior de su oscura gabardina y rostro serio, imperturbable, completamente diferente al del espadachín de los Mugiwara.
-¿Zoro? ¿Qué sucede?- la fémina atinó a acercarse a su pareja, y para los ojos de medianoche del Roronoa, protegiendo al médico de la muerte.
Uno, dos, tres; Zoro intentaba regularizar su respiración acelerada como su errático corazón que bombeaba a gran velocidad su sangre con la adrenalina infiltrada en sus arterias y el odio como enojo acumulándose como un fuerte y tóxico veneno, no sabía lo que le ocurría exactamente, no era tan ingenuo con su capitán pero era un completo novato en los temas de relaciones.
El de verde resopló por la boca, retomando una pose erguida y alejando su extremidad de su mortal arma, debía de enfriar su cabeza y no cometer una estupidez la cual luego se arrepentiría como también se metería en un problema al dañar la alianza de los piratas de Heart.
Era un dilema, una parte de él solamente anhelada rebanar al médico cirujano lo más pronto posible por alejar a la C/C de su lado toda una semana, sentándose junto a ella e incluso quedarse charlando hasta altas horas de la noche en que las risas cómplices de ambos se oían por todo el navío, mayoritariamente las de la mujer. Quien sabe cuanto contacto o hasta donde las manos del pirata azabache tocaron de la tersa piel C/P sin su supervisión o que intenciones ocultaba en la sombra de la gabardina.
Por otro lado, Trafalgar Law era un aliado en su próxima aventura pirata en que lucharán contra un Shichibukai, sus habilidades eran útiles y desgraciadamente le agradaba al pequeño reno de Chopper y a Luffy, pero Luffy era un caso especial al confiar en cualquier persona.
Guardó su arma y en un rudo movimiento su mano gruesa y rasposa se aferró con casi desesperación al hombro de la mujer, jalando de ella para posicionarla a su espalda como si la protegiera de un depredador de gran calibre.
Law no entendía que sucedía con el segundo al mando de ese barco, los ojos negros de este eran dos pistolas sin el seguro y listas para disparar directo a su corazón y cabeza, destilaban odio y enojo, molestia como una leve sed de sangre que vacilaba en cada segundo.
Roronoa mordió la cara interna de su mejilla para descargar sus sentimientos sin perder la poca compostura que le quedaba. Maldecía al rubio cocinero que encendió las llamas de la duda en su interior con un par de comentarios, él que con toda su fuerza de voluntad y confianza tanto en sí mismo como en su pareja no le importo que T/A fraternizará con el otro pirata, ella debía de tener una vida social activa, muy diferente a la suya pero si era feliz todo bien. Hasta que Sanji llegó, plantando las deudas y dejando que el cerillo cayera directo a un camino de gasolina que no tardó en arder y al llegar al motor del auto, explotar.
