The Final Countdown

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Despierto y veo a mi lado a Sandra. No puedo evitar sonreír. Al poco rato, ella despierta y, después de un desayuno sin preocupaciones donde seguimos hablando, saca el tema de la cita. "Con respecto a tu salida esta noche, ¿qué piensas hacer?", dice mientras intenta aguantar la risa.

"No lo sé, acepté el destino. Creo que simplemente iré y, al terminar, le diré que no podemos salir más". La cara de fastidio que tengo debe de ser notable. "Pero, aunque acepté salir, no significa que me vaya a poner el conjunto que compré para la ocasión".

"Te verías di-vi-na", dice mientras suelta a reír. "Pero ya en serio, ¿no te da curiosidad cómo te verías si te arreglaras correctamente?", dice mientras busca algo en su bolsa de mano, sacando otra pequeña bolsa con maquillaje dentro.

"Oh, no, claro que no. Si me he puesto esa ropa interior es porque este cuerpo se siente más cómodo así, pero el maquillaje es ir muy lejos", refunfuño. "Qué bonita te ves haciendo pucheros", dice mientras cada vez se le hace más difícil mantener la risa. "Me lo debes, si me dejas ponerte bonita, quedamos a mano por haberme abandonado". "Qué chantajista, pero está bien, te dejaré si dejas de dirigirte a mí de forma femenina". "Trato", dice mientras levanta su mano para hacer un apretón de manos como si fuera un negocio.

Es buena hora de la tarde, son las 4, la cita es a las 7. Ella dice que me tendrá listo a las 6. Empieza la tortura.

Me ata el cabello con unas pequeñas ligas para que no me toque la frente.

Empieza limpiando mi cara, para después aplicar base y corrector; con esto, mis ojeras casi desaparecen. Pone un poco de rubor en mis mejillas, enchina mis pestañas y me hace un delineado. Termina pasando un labial rojo fuerte por mis labios, aplica un poco de fijador, y se me queda viendo como un pintor admira su obra concluida.

"Perfecta te ves, muy guapa, digo guapo", dice mientras con una mano intenta esconder su cara. "Bien, son las 5:45, tu cita no tarda en llegar. Déjame peinarte un poco y ayudarte con tu vestido", dice mientras saca un cepillo de su bolsa y lo pasa varias veces por mi cabello. "Saldré de la habitación mientras decides que conjuntos te pondrás", dice mientras sale, veo ambos conjuntos, estando en mis 5 sentidos el negro suena a una locura, el rojo seria la idea mas sensata, pero recuerdo sus palabras sobre si no valdrá la pena verme bien arreglado en este cuerpo, me decido por un conjunto por puro instinto, me pongo el vestido por encima y ella entra de nuevo y me ayuda a acomodarlo. Me aplica un poco de su perfume y al fin ha terminado.

Su cara está completamente roja y se nota el nerviosismo en su voz. "Ok, en unos minutos llega Adam. Te dejo, por si quieres cambiarte o quedarte así", dice tomando sus cosas y arrojándolas a su bolsa como si estuviera huyendo. "Gracias, más tarde te contaré cómo salió todo. Cuídate", digo mientras la despido en el marco de la puerta.

Estoy por cerrar completamente la puerta cuando ella regresa y rápidamente coloca su pie en el espacio que queda. "Omi, no quiero ponerle sal a la herida, pero ¿recuerdas que te rechacé y no sabía la razón?" Asiento. "Omi, no quiero que digas nada, pero debo de decírtelo, soy lesbiana. Por esa razón no me podía sentir atraída por ti. No fue por alguna otra razón u otra persona, era algo que ni yo entendía y desconocía de mi en ese momento". Sigue hablando y parece que con cada palabra su cara se enciende aún más. "Y así como te ves ahora, eres justo mi tipo. Bueno, eso fue todo", dice y jala la puerta para que a lo lejos se escuche que está corriendo.

Me quedo atónito, sin palabras, pensando en lo que acaba de decir. No sé si es bueno o malo. El timbre calla mis pensamientos; es Adam, volteo al reloj, son las 7:05 pm. El tiempo ha terminado.

Cambio de serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora