The Way You Make Me Feel

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Enciende el coche y, cuando las luces del tablero prenden, veo la hora: 9:26 PM. "¿Ves?", sueno claramente mareada. "Aún es temprano, pudimos pedir otras cervezas interesantes", le digo mientras él ya está conduciendo y empieza a avanzar.

"Será otro día. Hoy necesitas dormir un poco", dice amablemente. "¿Por qué? Saldremos de nuevo, ¿cierto?", la duda suena en su voz. "Por supuesto que sí. Tú dime cuándo y yo estaré lista", le digo mientras me recargo en él. El olor de su perfume me encanta, de verdad.

"Adam, detén el coche, por allá por favor", le señalo un lugar solitario con poca luz. "Creo que quiero vomitar, y me da pena que me vean." "Claro, espera un momento, pararé rápido."

Él detiene el coche y se quita el cinturón de seguridad. Antes de que pueda hacer otro movimiento, me quito ágilmente el cinturón a pesar de estar ebria y me siento en su regazo, sintiendo la calidez de su cuerpo contra el mío, mirándolo directamente a los ojos. "Mentira", le digo burlonamente, acercando mi rostro al suyo. "No quiero vomitar, quiero hacer esto." Y antes de que pueda decir algo, busco su boca en la oscuridad, devorando sus labios con un beso apasionado.

"Sabes a café", susurra contra mis labios, sintiendo su aliento cálido mezclado con el mío. Él me toma de la cabeza, profundizando el beso, y nuestras lenguas se entrelazan. Me suelta la cabeza y sus manos descienden, tocando mis glúteos con un amable y ardiente masaje que me hace estremecer.

"Espera", le digo, separándome solo un instante para recuperar el aliento. "Había preparado esto para ti." Bajo lentamente el cierre del vestido, sintiendo su mirada atenta. Es de una sola pieza, así que lo quito rápidamente, dejándolo caer al suelo del coche y revelando mi cuerpo envuelto en el conjunto de lencería negra. La tela apenas cubre mis curvas, y bajo la tenue luz que entra de la calle, mi cuerpo se ve aún más erótico. "Sandra...", dice con un tono dudoso, sus ojos recorriendo cada centímetro de mi piel expuesta.

"Anda, puedes tocar", le digo mientras tomo sus manos y las coloco sobre mis pechos, guiándolo a explorarme. Lo vuelvo a besar con más intensidad, sintiendo el deseo arder entre nosotros. Sus manos comienzan a masajear mis pechos con firmeza y ternura, provocando que pequeños gemidos se escapen de mis labios. La excitación hace que mis pezones se pongan duros bajo el sostén, y cada caricia envía ondas de placer por todo mi cuerpo. 

Pasado un momento, sus manos bajan, aventurándose por dentro de mis bragas y comenzando a masajear mi trasero con movimientos circulares. "No puedes ser el único que se divierta", le digo con una sonrisa chueca, los efectos del alcohol me dan una audacia inusual. Bajo mi mano y siento su erección a través del pantalón, firme y caliente. Empiezo a acariciarlo lentamente, notando cómo crece aún más co mis movimientos, y sus pequeños quejidos de placer me incitan a seguir.

Siento lo erectos que están mis pezones de la excitación, como dos pequeñas piedras duras bajo sus dedos. Desabrocho mi sostén y lo dejo caer, permitiendo que mis pechos queden completamente expuestos. Él los observa con deseo, sus ojos oscuros de lujuria, y ahora empieza a masajear lentamente mis pezones, lo que los pone aún más duros. Su toque envía descargas de placer directo a mi entrepierna, haciéndome morder el labio para contener un gemido.

"Estoy lista", le digo, mi voz ronca de deseo. Doy un paso más avanzado, bajando la bragueta de su pantalón y buscando su erección por encima del bóxer que lleva puesto.

"Espera, Sandra", me detiene con suavidad, sus manos firmes pero gentiles en mis caderas. Me hace a un lado, sus ojos llenos de preocupación y deseo mezclados. "Ambos estamos algo ebrios, más tú. Este no es el momento para esto", dice mientras se agarra la cabeza, luchando con sus propios deseos. "No quiero que sea en este estado. Perdóname por permitir que llegara tan lejos", añade con la voz apagada. "Pero yo quiero...", intento decir, pero me interrumpe con firmeza. "No, no quieres. Vayamos a tu casa", me dice mientras se tapa los ojos y me pasa mi sostén y el vestido que estaban en el suelo del auto.

Una vez vestida, empieza a avanzar. Intento ver su entrepierna y claramente ha guardado su pene y la erección ya no es notable.

El resto del viaje es silencioso.

Llegamos a mi casa. Sale del auto y abre mi puerta, me ayuda a llegar a la entrada y a buscar mis llaves en la bolsa que me había prestado mi amiga. "¿No quieres pasar?", le pregunto. "No, gracias. No te estoy rechazando, solo que no quiero que pase bajo estas condiciones, sino cuando ambos estemos decididos y sobrios", dice mientras camina de regreso a su coche. "No soy así, de verdad, Sandra, perdóname", dice, pero regresa y me da un papelito. "Es mi número, manda un mensaje si algún día quieres salir de nuevo." A paso rápido, regresa a su coche y se va.

Reviso mi teléfono. Un mensaje de mi amiga: "¿Cómo salió todo?", me pregunta hace unos minutos. "¿Qué más no podría pasar?", le respondo.

Caigo dormida en el sillón antes de poder llegar a mi cuarto.





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⏰ Última actualización: Jul 25 ⏰

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