Epilogo

88 12 6
                                    


Había pasado 1 año exactamente desde que "regrese" a mi niñez, esta segunda oportunidad que me fue brindada aun por razones desconocidas, no le prestaba tanta atención ya, la ultima vez que lo intente explicar fue hace casi 4 meses, pero deduje que era una perdida de tiempo, asi que simplemente lo deje. Paso mucho en este ultimo año, aun mantengo algunas amistades pero, hice varios cambios radicales; la primera vez me esforcé mucho en la escuela para sobresalir, ahora solo hacia lo mínimo necesario para pasar con 8 todas mis materias, no me interesa en absoluto destacar, deje los problemas nocturnos por completo y me enfocaba en practicar una que otra cosa que me interesaba, desde instrumentos musicales hasta algún deporte, en cuanto a otros temas, insistí en que Vicky ya no era necesaria ya que a mis 11 años podía ya, cuidarme al completo, a mis padres les pareció una mala idea al principio, pero al notar que realmente me dedicaba a mis cosas y demostraba que era responsable, accedieron, no he visto a mi ex-niñera en 5 meses.

Así que aquí estoy, disfrutando del tiempo prestado que se me otorgo lo mas que puedo, exprimiendo a diario cada segundo. Sin intrusos ni confusiones, todo es un paraíso.

Pero ya saben lo que popularmente se dice.... Los problemas te esperan, sin importar cuanto tiempo los ignores, ellos siempre estarán ahí.

Armaba un pequeño rompecabezas en el suelo de mi habitación, sobre mi escritorio yacía una laptop que recién me compraron mis padres, en ella sonaba musica que me ayudaba a concentrarme, mientras que a un lado yacía una taza de té, tenia unos minutos atorado con una pieza que no encajaba sobre la cara del monstruo que se mostraba en la ilustración de la caja, estaba cansado de estos tontos rompecabezas para niños, pero, sino podía probar mi capacidad para hacerlo encajar mi padre nunca me permitiría uno un poco mas "complejo".

A veces extrañaba tener mi cuerpo de adulto, ser niño tenia desventajas, no podía fumar, ingerir alcohol hasta quedar inconsciente, sin mencionar que no existían las salidas nocturnas después de las 8 p.m, era una prisión con muchas comodidades pero sin verdadera libertad.

Los videojuegos me asqueaban, el solo hecho de ver uno me quitaba los ánimos, los que aun me interesaba jugar, ni siquiera se habían creado, la tecnología también era un poco obsoleta, sin mencionar que no me permitían tener un teléfono inteligente "por miedo a echar a perder mi potencial".

Y a veces, solo a veces, me preguntaba.... ¿Qué se sentiría dejarme abrazar o dejar que mis padres besaran mi frente como a un niño normal?

Hacia tiempo que las muestras de afecto las deje de permitir, cualquiera diría que me torne en un niño frio y reservado, una ocasión, en una reunión familiar, oí sin querer a dos de mis familiares, los cuales entablaban una conversación con mi madre, le pedían explicaciones del cambio tan repentino del pequeño Sam y el porque de su singular comportamiento, hacían comparaciones entre el abuelo y yo, concluyendo que ambos éramos igual de amargados, en ese momento no supe como sentirme, ahora solo siento lastima por esas personas, no saben del potencial del que soy capaz y lo que puedo llegar a ser.

— Suficiente por hoy — pronuncie al aire, me recosté boca arriba extendiendo ambas manos y pies, permanecí 5 o 6 minutos en esa posición, me incorpore y a paso veloz emprendí mi andar rumbo la cocina, ahí estaban mis papás, hablando de las siguientes vacaciones.

— Buenas noches — dije en voz alta para hacer acto de presencia y evitar así un spoiler de a que lugar viajaríamos (si me lo preguntan, las sorpresas son las mejores).

— ¿Qué tal todo campeón? — menciono mi padre a medida que terminaba de servirse agua caliente en una taza — Este ya no es horario infantil, querido — agrego mi mamá quien permanecía con las piernas dobladas sobre un banquillo, parecía entusiasmada pero no quise preguntar por la razón.

Sueños de MarzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora