Capítulo 22

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4 meses atrás

Asher

Vuelvo a entrar al lugar que he estado visitando en las últimas dos semanas. Asiento con la cabeza en forma de saludo al personal que ya me conoce, entro a la habitación y la encuentro dormida, pero mi teléfono suena haciéndola despertar.

Es una llamada que no me interesa contestar en estos momentos porque no tiene tanta importancia como la persona que tengo al frente.

—No hace falta que vengas todos los días a verme, ya me encuentro mejor. Además, tienes muchas cosas pendientes— me dice adormilada.

—Le voy a pedir a la enfermera que te traiga algo para comer— hablo ignorando lo que me ha dicho.

Rueda los ojos y se dedica a observar la ventana.

Me llega un mensaje de Lucas.

—Seguimos sin tener ni un rastro de Mason.

No le contesto.

Otra vez empiezo mi mañana de malhumor por ese pelele, intentó matar a Ivy y ahora anda huyendo como un canalla.

La enfermera entra con el desayuno de la terca que se encuentra en la cama con la mirada fija en la ventana.

—Señorita Ivy, luce mejor que nunca— la halaga— ya quisiera yo que me dispararan y lucir como usted— se ríe.

Ivy suelta una carcajada negando con la cabeza.

—Lucy, no exageres—le contesta.

Siguen hablando por un rato, no les prestó atención porque estoy atendiendo unos asuntos de la empresa a través del móvil.

—Usted siempre tan linda, lástima que el guapo de atrás siempre este de malhumor—alcanzo a escuchar a la enfermera.

La ignoro y ambas se ríen.

—Adiós, guapetón malhumorado—se despide la enfermera antes de cerrar la puerta.

Ivy trata de ocultar la risa burlona.

—Debo irme, en la empresa me necesitan— digo acercándome mientras le doy un beso en la sien.

—Deja atrás lo de Mason, no te amargues la vida por él.

—Me llamas cualquier cosa— me despido ignorando lo último que me dijo.

Salgo de la habitación y me dirijo al estacionamiento sacando un cigarro.

Ivy no ve la gravedad del asunto, ella pretende que ignorando la bomba que estalló dejaran de existir los problemas y no es así, al contrario, se acumulan y se convierten en más dolores de cabeza.

Mi instinto me dice que algo no anda bien. Hay algo que estoy dejando pasar por desapercibido.

Piso la colilla del cigarro mientras varias suposiciones agobian mi subconsciente.

Estoy desenfocado y eso está jugando en mi contra.

Cuando el enemigo anda muy callado es porque algo grande está planeando.

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Lucas

La situación de Ivy, Asher y Mason ha causado un despelote en los de medios y en las empresas, han sido los protagonistas de los chismes de estos últimos meses. El hecho de que Mason haya vuelto a atacar pero esta vez tratando de matar a Ivy ha complicado las cosas, esto pasó de ser una venganza a una guerra en donde solo habrá dolor y sufrimiento.

Sigo caminando bajo la lluvia que abarca en la gran ciudad de New York, observo a mi alrededor y encuentro todo menos lo que necesito. El ruido, el tráfico y las personas acaban con la poca paciencia que tengo.

Necesito un respiro, un momento de paz.

Asher ha descuidado la empresa y yo he tenido que encargarme de todo.

Me siento en un banco alejado de la multitud pero aún así no puedo escabullirme de las miradas coquetas que me lanzan una y que otra mujer <<no tengo cabeza para esto>>.

Nunca he sido una persona familiar, mi familia es algo hermética y siempre hemos sido distantes; he tenido solo dos parejas a lo largo de mi vida y no me fue para nada bien y es por eso que prefiero lo casual y nada serio. Siempre me he enfocado en mis estudios y trabajo, nunca he tenido la necesidad de ver más allá de eso, pero en estos momentos anhelaría tener una compañía honesta que me haga olvidar del desastre al que nos estamos enfrentando.

Mi teléfono suena, chequeo quién es y es una llamada de la empresa, decido ignorarla pero vuelven a insistir haciéndome contestar.

—La reunión es en 10 minutos. ¿Dónde estás?

—Voy— respondo antes de colgar.

Suelto un bufido y emprendo mi caminata devuelta a la empresa.

<<Más le vale a Asher aumentarme el sueldo>>

Llego a la empresa y en eso se resume mi día, en reuniones donde Asher se presenta y apenas termina se va mientras que yo vuelvo al trabajo. El reloj marca las siete de la noche y aún no termino. No puedo confiarle información importante o confidencial a cualquier empleado porque nunca se sabe qué puede hacer con ella, y suficiente con los problemas que hay para causar otro más, es por eso que me encargo de todo sin ayuda.

Paso mi mano por mi cabello frustrado, estoy cansado pero debo terminar, mi secretaria entra antes de irse para dejarme un café. Sigo revisando la información y haciendo los cálculos de los gastos y las inversiones de los últimos meses de la empresa.

Alzo mi brazo buscando mi reloj que me indica que son las once de la noche, apago la laptop, salgo de mi oficina y me dirijo al estacionamiento en busca del único auto que hay. Me despido del portero y antes de salir del edificio veo una silueta, trato de acercarme pero se va corriendo.

Saco mi teléfono y marco el número, después del tercer pitido me contesta.

—Nos están vigilando.

Tomaré las precauciones necesarias, no te preocupes— contesta.

Cuelgo la llamada.

No hace falta aclarar quién podría ser porque es más que obvio.

Estoy hastiado de este problema que nos ha arrastrado durante meses y me incluyo porque en esta guerra solo hay dos bandos y escojas el que escojas aun así estarás presente en las luchas, no hay opción.

Idílico (Libro Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora