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Quackity estaba sentado en el borde de la escalera, totalmente paralizado, acortando su respiración incluso por el miedo de crear más ruido. Arin, a su lado, se mantenía alerta en cada momento, listo para tomar al humano y esconderlo entre los juguetes de Bobby si llegaba a ser necesario.

Ahora que todo estaba por pasar, los nervios se habían apoderado de él.

La noche anterior después de la cena y una larga conversación, Roier decidió que sería buen momento de llamar a Missa y convencerlo de que volviera antes, Quackity volvió a preguntar sobre la estrategia que el menor usaría, pero este insistió en que lograría su cometido si fingía tristeza en su voz.

Luego de unos minutos de desacuerdo, Quackity accedió a la idea.

—Missa...— Había dicho Roier cuando el contrario le contestó, fingiendo un tono triste mientras arrugaba el rostro.

Viéndolo era gracioso y nada creíble, pero si cerraba los ojos y solo escuchaba su voz podía llegar a creer que Roier de verdad estaba consternado.

—Ay Missa, ay Missa, tienes que volver...— Continuó, usando todos sus dotes actorales —Es urgente.

—¿Estás bien? ¿Qué ocurre?— La voz de Missa era apenas audible, por lo que Roier decidió poner la llamada en altavoz —Roier no te quedes callado y dime que ocurre.

—Es que...ay Missa, algo pasó— Quackity desvió su mirada de Roier cuando sintió su boca torcerse en una sonrisa —Tienes que volver Missa, tienes que volver.

—¿Algo les pasó a mis hijos?— Preguntó, en un tono tan bajo y cargado de angustia que hizo que el corazón de ambos amigos doliera, comenzando a arrepentirse.

—No, no, ellos están bien— Corrigió Roier, intentando no causar mucho daño —Es algo distinto.

—Roier, necesito más información porque me estoy desesperando.

—Encontré algo— Dijo sin más, dejando unos segundos de total silencio —No puedo decirte por llamada qué es, tienes que verlo con tus propios ojos...

Hubo unos segundos de silencio, tan largos que Roier encendió la pantalla para asegurarse que la llamada seguía en curso.

—No me digas qué...

—Tienes que volver lo antes posible Missa.

—Intentaré tomar el tren de medianoche, ven por mí a la estación— La voz de Missa se sentía nerviosa y acelerada, como si estuviera corriendo, además de que era acompañada por ruidos que reconocieron como vehículos a toda velocidad —Si alcanzo un boleto, estaría llegando a las seis, más o menos.

—No hay problema, ahí estaré.

Ambos amigos se despidieron, y la llamada fue finalizada.

Quackity apenas pudo dormir esa madrugada, demasiado nervioso por el reencuentro como para dejar a su mente descansar. Arin hizo todo lo que pudo para ayudarlo a conciliar el sueño, pero fue en vano, incluso cuando lo atrapó entre sus brazos y acarició su nariz, la mente de Quackity decidió que el humano no dormiría.

Volviendo al presente, Roier ya había salido de casa para ir a recoger a Missa, y Quackity estaba tan nervioso que su mente se había transformado en un caos absoluto.

—Vámonos— Susurró con la vista fija en los escalones bajo él, haciendo que Arin buscara su rostro para verlo a los ojos —Aún no está tan claro, podemos salir y correr hasta el bosque de los cerezos, entonces podríamos-

—No— Lo interrumpió Arin, haciéndolo callar de golpe —No vamos a huir, creador Quackity, no vinimos a eso.

Quackity lo observó de reojo.

La estrella del creador [Arinckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora