Ley de privacidad
─Señor ─dijo una de ellas, las manos le temblaron─. ¿Se le ofrece algo?
La que estaba a su lado se asustó demasiado, estaban todas que no sabían donde meterse. Las mejillas rosas y los ojos mirando a todas partes, entre ellas se agarraron de las manos.
─ ¿Qué están murmurando de mi compañera? ─preguntó con una voz fría. Si fuese por él, las hubiese hecho hervir en las llamas del infierno, aunque sabía que eso hubiese asustado a Jenna... no era gusto de humanos ver que otros morían. Había leído sobre eso en un libro de todos los miedos humanos.
─No era nada ─dijo la mayor de ellas, que parecía tener unos diecisiete años, apenas─. No queríamos molestarlos.
─Solo pensábamos que eran una linda pareja ─dijo una rubia, que parecía ser la menor de las cinco─. No pensábamos que nos estaban escuchando.
Esa palabra, pareja, hizo que Daveen se sintiese avergonzado. ¿Sería que ya estaba llegando a ser la debilidad de Jenna tambien? Era un juicio humano... ellas debían tener razón, ¿no?
─Si quiere podemos mantenernos en silencio, no queremos problemas ─volvió a mencionar la mayor de ellas, moviendo un mechón azul tras de su oreja.
─No se preocupen ─comentó él. Recién había salido de su estupefacción y se le había brotado una sonrisa en los labios─. Asunto zanjado. Pensé que se estaban burlando de ella. Si no es así no hay ningún problema. Sigo mi camino.
Daveen les hizo una reverencia. Todas se pusieron rojas y se quedaron mirándolo mientras se iba alejando a su mesa. Jenna se sintió aliviada de que parecia que no iba a pasar nada horrible. Entonces alzó su mirada para ver los ojos de un amarillo intenso que tenia el hombre.
─ ¿Qué pasó? ─murmuró ella.
─Nada, no era nada importante ─dijo suavemente. Se sentó y se quedó embobado con una sonrisa en el rostro.
─Eso me preocupa.
─ ¿Por qué debería preocuparte?
─Por nada, solo siento que estas ocultándome algo.
─Solo son unas niñas, ¿qué rayos iban a decirme algo raro?
─Son adolescentes, tú eres hombre ─dijo Jenna, como si aquella situación pudiese ser comprometedora─. Tienes las mejillas rojas, y ellas tambien.
─Y tú también, es algo normal. Las has tenido rojas todo el día... y creo que yo tambien.
─ ¿Y qué significa eso?
─No lo sé ─. Aunque lo sabía, sabía porque las tenía rojas, pero le interesaba saber porque ella también las tenía rojas─. ¿Qué significa cuando traes las mejillas rojas? ¿Es distinto cuando las traes azules?
─Yo las tengo rojas por insolación. Azul es cuando te estas congelando y violeta por asfixia ─dijo ella. Estaba hiperventilando por esa pregunta─. ¿Y tú?
─Jenna, te juró que no lo sé. Capaz que tambien es por insolación, yo he estado al lado tuyo todo el día ─tenía una amplia sonrisa en sus labios.
─No seas así, yo sé que no es por insolación. Tienes la piel mas bronceada ─dijo ella. Intentando ver si acaso Daveen admitía algo.
─Entonces no sé porque es. Quizás sea porque mi piel ya es roja de por si, no sé. ¿Qué crees que sea?
─No soy doctora ─dijo con una sonrisa─. Podria ser que estes pensando en algo, o que... no, no tengo idea.
─ ¿Y en qué crees que estaría pensando?
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Amante del Infierno
Viễn tưởngJenna es una escritora frustrada y Daveen un hombre obsesionado con ella. ❤️🔥❤️🔥❤️🔥 Tras la muerte de su padre, Jenna se ve obligada a acogerse a una rutina que destroza todos sus sueños y la aleja lentamente de las letras. El trabajo en el que e...