Ojos azules
En la oscuridad, dos luces gemelas de color azul se encendieron, Jenna quedó aterrada por un instante, sin entender que demonios era lo que estaba pasando. Sintió un frío inmaculado entrar en su cuerpo y acariciar sus músculos. Hasta que una voz le tranquilizó ligeramente, no por el cariño que le tenía... sino simplemente porque sabía de quien se trataba.
─Tú madre esta acostada, se durmió hace rato. Está cansada, créeme que me ha costado cansarla. Es una mujer con mucha energía ─. Kenneth reía en el silencio.
Jenna se vio arropada por el alivio, y contestó: ─ ¿Hace cuanto se ha dormido?
─A las seis. Sabía que no vendrías pronto, estaba seguro de ello.
─ ¿Cómo lo sabías?
─No tienes que saber los secretos de un hombre, niña. Si no, ya no sería secreto.
─No quiero que sea secreto.
─Pues yo sí. ¿Te vas a ir a dormir ahora? Debes estar agotada de tus andanzas ─comentó el hombre. Tenía al lado una caja de puros, vacía. Eso debió haber salido de la tarjeta de su madre. Bueno, supongo que un pago por evitarme enfrentarla. Por lo menos se ha apiadado de mí una vez.
─ ¿Y porque lo hiciste? ─respondió ella, con la mirada perdida en la oscuridad del suelo.
─ ¿Hacer qué? Preguntarte si vas a dormir me parece de lo más normal. Aunque pensándolo mejor, podría preguntarte si vas a comer. ¿Tienes hambre?
─Cansar a mi madre. No voy a contestar ninguna de tus preguntas respecto a mi estado anímico.
─Eres rara, definitivamente eres difícil. Tú madre tenia razón, en parte ─lanzó un suspiro, que se volvió de humo blanco y flotó en la estancia─. No quería oírla chillar más. A veces se pasa de estar gritando todo el día, ya creo que tiene a ese tipo vuelto loco.
─Si crees que chilla mucho, podrías dejar de salir con ella ─comentó Jenna, apartándose de la puerta.
─No puedo, bueno, puedo. Pero no debería, sería demasiado complicado dejarla tirada en una esquina sin más. Aunque esto tampoco es asunto tuyo ─dijo el hombre nuevamente, estaba sonriente. Jenna podía ver el brillo sus dientes─. Como quiera, es divertido cuando deja de quejarse y simplemente es feliz.
─Indudablemente ─dijo Jenna. Aunque para ella tampoco era demasiado bueno cuando su madre solo estaba feliz, porque cuando estaba feliz era que le había sacado a su hija pequeña todo lo que podía─. Es mejor que cuando está chillando.
─Tú también crees que chilla entonces.
─ ¿A dónde intentas llegar?
─Oh, no es nada malo. Quizás ya te dijo que van a venir tus hermanas, ¿no?
─Lena y Juliana. Sí, creo que me lo hubiese dicho si no se hubiese puesto a gritarme ─dijo la pelirroja. Aunque no de mala manera, sino que era por contestarle. Era una simple culpa que sentía por haber peleado con Daveen debido al tema de su madre─. ¿Cuándo vienen?
─Ya no me sorprende. Nada me sorprende viniendo de tu madre ─dijo el hombre, tragó saliva y sonrió nuevamente─. Vienen el próximo lunes. Seguro se van a quedar a dormir aquí.
─A ver como se ponen cuando descubran que duermes aquí.
─Con los generosos regalos que les piensa dar tu madre, creo que lo menos en lo que se van a fijar es en mí. La que me preocupa eres tú.
─ ¿Por qué te preocuparía yo? ─preguntó la joven, dirigiendo su mirada a los ojos del hombre. Seguían luminosos, aunque ella no estaba segura de si era simplemente por el color o porque de verdad pudiesen brillar.
─Eres mucho más pequeña que ellas. No veo porque no debería preocuparme por ti.
─No parece que te preocupes mucho por mí, nunca realmente.
─Hay dos niveles de preocupación, uno es de antes, que no lo demostraba, y este es otro ─dijo. Parecía conocer algo que ella no. Aunque no daba muchas pistas de ello.
─ ¿Qué ha cambiado para que eso cambie?
─Le voy a pedir matrimonio a tu madre. Creo que es el momento.
─ ¿Qué?
─Hablaremos de eso más tarde ─dijo. Se puso en pie, no parecía muy convencido en las últimas cosas que había dicho. A Jenna eso le pareció sospechoso, pero no dijo nada, no quería entrar en conflicto─. Ve a dormir, o a comer. Haz algo. Yo voy a beber, nos vemos.
─No te gastes todo mi salario.
─No te preocupes por eso, me acaban de pagar la pensión. Preocúpate más por lo que sea que tu madre vaya a regalarle a sus princesitas.
─Me puedo preocupar por ambas cosas. Tengo bastante preocupación dentro para ir gastando ─dijo la pelirroja. Entonces escuchó como el hombre caminaba hasta la puerta.
─Ya lo creo.
Se fue, y ella se quedó unos segundos más, en la oscuridad. En un silencio absoluto, que le causaba ligeros nervios. Entonces continuó por el pasillo hasta la cocina, se paró frente al refrigerador y agarró entre sus manos las sobras del almuerzo de su madre. Comió de ello sin calentar ni sentarse, solo se quedó allí parada hasta que sacio su hambre y se fue a su habitación. Eligió su pijama y estuvo a punto de entrar a bañarse, cuando sintió que su teléfono se encendía. Lo sacó de su bolso, junto al medallón que continuaba brillando. Ya debía habérsele acabado la batería, porque no era reluciente, era luz de verdad.
No reparó en ello realmente, era curioso. Sencillamente curioso y ella se podría aguantar la curiosidad hasta el martes. Entonces sus ojos se dirigieron a su teléfono, era un mensaje de Daveen. ¿Ya llegaron a casa? Digo, sanas y salvas.
Estuvo unos segundos mirándolo, sintiendo como sus mejillas se enrojecían y luego contestó. Yo llegué hace un rato, Sarina debe haber llegado ya. Luego me llamará, creo.
Hizo a un lado el medallón y el teléfono, sobre la mesita de noche, y continuó caminando hasta el baño. Se puso su ropa para dormir y regresó a su habitación unos minutos luego. Sacó de su mochila el libro que Daveen le había dado en el café y se puso a leerlo durante un rato, tumbada en la cama. Decidió ignorar el que le quedaba antes, porque de verdad quería ver lo que Daveen había visto en ese libro particular.
Leyó las primeras cuatro paginas como las de cualquier otro libro y entonces llegó a la quinta. Donde empezaba un nuevo capítulo y se encontró con una escena erótica escrita a detalle. Se dio cuenta de inmediato, porque empezaba justo en el momento de la acción. Cuando un hombre se recostaba sobre una mujer joven y le introducía su miembro entre las piernas. Sus mejillas se encendieron repentinamente y cerró el libro. Entonces agarró su teléfono y escribió un mensaje más para Daveen, que parecía no haber leído el anterior,
Eres un pervertido, muy perverso.
❤️🔥❤️🔥❤️🔥
¡Llegó día de actualización! Y voy a actualizar doble, al rato subo el próximo capítulo. Solo porque tiene unas cosas bien wtf? y me da penita subirlo solo 😂, ya verán que es... y el asco que le pueden agarrar a dos personas.
En otras noticias, he estado planificando como hacer unos capítulos tipo Halloween, de los protagonistas en estilo Universo Alternativo.
En cuanto al capítulo, Kenneth está actuando súper raro. ¿Que opinan de como trata a Jenna y eso?
Y creo que no lo he descrito mucho, pero me lo imagino como un hombre un poco bajito, súper musculoso y con sonrisa de prepotente 😂 y barba oscura, no se olviden de la barba. ¿Cómo se lo imaginaban ustedes?
ESTÁS LEYENDO
Amante del Infierno
FantasyJenna es una escritora frustrada y Daveen un hombre obsesionado con ella. ❤️🔥❤️🔥❤️🔥 Tras la muerte de su padre, Jenna se ve obligada a acogerse a una rutina que destroza todos sus sueños y la aleja lentamente de las letras. El trabajo en el que e...