No me digas que no me preocupe
─Ay, llevas una hora con eso ─dijo un hombre rubio mientras comía un plato de arroz chino y pollo con salsa Teriyaki.
─Es importante ─le respondió el pelinegro. Era Raffaello, que se encontraba buscando en su mochila─. Creo que lo he perdido.
─Ningún problema. No creo que sepan usarlo, está difícil.
─Tengo miedo de que te equivoques ─estaba agitado. Llevaba toda la tarde buscando el medallón─. Supongo que mi única calma es que no pueda estar en manos de Sarina.
─Vamos. Si lo tuviese dudo que pudiese usarlo, se nota que tiene la cabeza de un gandul ─afirmó el rubio con una enorme sonrisa en el rostro. Tenía una consola de videojuegos portátil a un lado y sus ojos estaban puestos en ella, mientras comía. La pantalla estaba en negro, indicando que estaba apagada.
─Atticus, mejor quédate en silencio si no quieres que te meta los dientes en la parte de atrás de la cabeza ─contestó Raffaello. Su mirada se había dirigido directamente a su compañero─. Y aunque no te golpee, créeme que, por tener un techo, no deberías hacerme enfadar.
─A veces me pregunto de donde sacas el arte de ser tan dramático, hasta a mí me gustaría agarrar ese talento que te sobra ─dijo, dejó la comida a un lado y le dedicó una tierna sonrisa a su amigo─. Tampoco te creo capaz de tirarme al frio de la calle, tú me quieres... aunque te cueste admitirlo.
─Quiero más a un zorrillo, pero para que vamos a hablar de esas cosas si podemos mencionar situaciones más calmadas. Como que podrías ir a ver a Jenna ─dijo en voz baja. Le devolvió la sonrisa y le dedicó una mirada de tierna súplica.
─No, no, no, no. Dudo que sea el momento para ir a verla ─dijo el hombre, nervioso─, la veo una vez a la semana, eso es suficiente. Nunca le ha pasado nada mientras no voy a verla.
─Pero esto no es por ella, es por mi medalla. El teniente va a matarme si alguien descubre lo que tiene el medallón... y sospecho que lo tiene ella ─. Se fue acercando a paso lento a su compañero─. En la oficina fue la última vez que vi el medallón.
─Puede tenerlo otra. Hay muchas pendejas en esa oficina, Jenna no es una ladrona. Te lo hubiese dado de inmediato.
─No coincidimos en todo el día. Necesito que vayas a verla mañana, si lo hago yo seria demasiado sospechoso. Que yo vaya a la plaza en un día libre encendería las alarmas de varias personas, pero a ti no te conocen ─dio un paso más y se posicionó al lado de la cama─. Solo debes acercarte a la pelirroja y ver si trae mi medallón con ella.
─ ¿Pretendes que le pida que me lo de?
─ No ─sus rostros estaban a un dedo de estar pegados─. Solo vigila que lo tenga. El martes le pediré que me lo de, si acaso lo trae. Capaz que me toque disimular, pero haría lo que sea por recuperarlo.
Ambos se miraron a los ojos por un instante. Entonces Atticus asintió suavemente.
─Lo haré.
❤️🔥❤️🔥❤️🔥
Por aquí un capítulo cortito, pero revela unas cuantas cositas. ¿Que opinan por ahora de Atticus?
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Amante del Infierno
FantasyJenna es una escritora frustrada y Daveen un hombre obsesionado con ella. ❤️🔥❤️🔥❤️🔥 Tras la muerte de su padre, Jenna se ve obligada a acogerse a una rutina que destroza todos sus sueños y la aleja lentamente de las letras. El trabajo en el que e...